Ada y Milo, amigos en la primaria, se separan cuando él tiene que mudarse inesperadamente.
Años después se reencuentran en la preparatoria y en medio de una apuesta que involucra a sus mejores amigos empezarán un romance con sucesos que pondrá a pru...
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Aunque no es muy explícito el contenido sobre problemas alimenticios en este extra, si puede llegar a herír susceptibilidades con referente a este tema, leer con precaución.
Pd: Claramente no soy experta en los tca por eso a lo que hago referencia aquí es a lo que he podido consultar en el maravilloso mundo del Internet así que si hay algo que no tenga coherencia, me lo hacen saber porfa.
Pd: este extra lo hice para darle más desarrollo a los trastornos de Ada y así no tener ese brusco salto de tiempo en el siguiente cap.
Xoxo Sophy.
Ada.
Jugueteo con mi plato de comida que consiste en una pasta de atún y una ensalada clásica que se ha duplicado ante mis ojos.
—¿Porque no comes, cariño?.
Me pregunta papá algo extrañado.
—No tengo hambre…
—¿Y eso? —inquiere sorprendido.
Joder, ¿tan tragona he sido que le sorprende?
—Es que comí mucho en el descanso, debe ser por eso —me excuso —¿puedo irme a mi habitación?.
—Seguro, amor —me levanto —reposa un rato.
Le hago un leve asentimiento y me voy a mi cuarto.
Allí reemplazo mi vestido por elástica ropa deportiva, esperando el portazo de mi papá que me avisa que ya salió para ir al parque.
Si antes me sentía rota, con lo de anoche Milo me terminó de matar.
Ni siquiera me quizo escuchar.
Llego y tapono mis oídos con mis auriculares en donde Taylor Swift me deleita con su voz.
Sí ya se, soy una masoquista.
Emprendo la carrera por los senderos del parque hasta quedarme sin aliento sintiendo taquicardia y que el cuerpo entero me arde por dentro y por fuera.
Me siento en uno de los bancos para reponerme y así dar más vueltas.
Una semana después.
Estamos con Em y su novia en la cancha de rugby viendo los minutos finales del partido, eufóricas saltamos cuando Milo hace un try, pero esa muere en mi cuando veo que él se acerca al borde de las gradas para dejarse abrazar de Madison con quien celebra.
No se ni para que me dejé convencer en venir.
Porque creías que así ibas a poder recuperar mínimo su amistad, ilusa.
Me recuerda mi conciencia.
Huyo de ahí para atiborrarme de un par de tarros de palomitas y litros de soda que compro y me encierro en mi auto mientras veo como los otros carros abandonan el estacionamiento indicándome que el partido acabó.
