Extra: Nueva morada.

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Dos semana después

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Dos semana después

Oxfordshire, Inglaterra.

Ada. 

Milo se estaciona en el parqueadero de un Sainsbury's, ya por su suspiro quejumbroso se que va a rezongar.

—Oye, no tenemos que hacer esto —se queja —que le pudimos haber dicho a mi nana que hiciera las compras…

—Lo sé, pero así no experimentaremos la increíble actividad que es hacer la despensa en pareja —me quito el cinturón de seguridad —es algo que las parejas que se juntan hacen… 

—Vale, pero ni creas que entraré contigo a las tiendas de decoraciones —advierte. 

—Pues yo no me mudé sola. 

—Para eso existen los decoradores —insiste —podemos contratar uno si quieres. 

—No, no quiero, bonito —contesto —además, esos son muy caros ¿Tú lo vas a pagar?. 

—Obvio. 

—Ay ya, no te quejes que fuiste tú el que me pidió que viviéramos juntos —Me bajo del auto y me imita. 

Se saca su chaqueta de cuero negra y me la pone encima de los hombros para luego rodearme con su brazo mientras ingresamos al local. Todavía no me acostumbro al frío Inglés.

Entramos y como era de esperarse hay más personas comprando sus víveres. De los que captamos hay familias, parejas o solitarios viendo las perchas y en los mostradores.

Saco mi teléfono acomodando la chaqueta que me queda más grande llegandome hasta mis muslo, busco la lista que hice en mis notas, hoy es el gran día en el que dormiremos por primera vez en el departamento y no tenemos nada para mañana. En nuestra defensa las clases y los entrenamientos de Milo más el agetreo de la mudanza no nos favorecieron estas semanas.

Las decoraciones no me importan mucho porque ya está totalmente amoblado, los detalles los podemos ir agregando después y con más calma. 

Agarro una canasta rodante y paseamos por los pasillos, yendo por lo primero que hay en la lista. 

Carnes

Tomo unos filetes y presas de pollo.
Luego los vegetales, frutas para el bonito y embutidos para mi; y no puedo desaprovechar la oportunidad de agarrar algunas chucherías, como papitas y cosas dulces. 

—Hey, señorita —se queja mi acompañante —eso no estaba en la lista. 

Me riñe. 

Se que lo hace mas por él que por mi porque no puede perder su figura absteniéndose de esas cosas o de alcohol.

—¿Cómo sabes? —lo molesto —si ni siquiera las has visto. 

Solo le pedí que me dijera que era lo que consumía y creo que ha vivido todo este tiempo en su residencia de batidos proteinicos y cereal con leche. 

¿Quién enamora primero? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora