Capítulo 14.

43.6K 2.6K 212
                                    

Ada

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Ada.

Me aseguro de que mi padre esté dormido y me encierro en mi cuarto poniéndole pestillo a la puerta.

Acomodo mi portátil sobre una almohada, me pongo los auriculares en los oídos y acepto la videollamada de mi novio.

—¿Lista? —dice apenas descuelgo.

Esta sin camisa deleitando a mi vista con sus pectorales y sus marcados abdominales sentado en lo que parece ser el escritorio de un cuarto.

—Si ¿pero qué vamos a hacer?.

—Tú solo déjate llevar.

—Vale ¿no me grabarás, verdad?

—Claro que no, te lo hubiera consultado y en todo caso lo haría solo para mí. No permitiría que nadie más viera lo que tengo el privilegio de poseer.

Lo dice con una sonrisa llena de perversión que solo le vi en el armario la noche que nos reencontramos.

—Ahora, cierra los ojos —me pide —Piensa en mis labios... están sobre tu cuello y descienden poco a poco...

Lo hago, enseguida se me eleva la temperatura y un cosquilleo toma el centro de mi estómago rememorando nuestros encuentros.

Mi mano inconscientemente se pasea por mis pechos rememorando lo bien que siente su boca allí.

—Cada vez voy más abajo y ahora puedes sentir mi lengua sobre tu vientre...

Su voz ronca y ligeramente agravada me producen un estado de hipnosis que alborota las hormonas.

Deslizo la mano, acariciando castamente hasta llegar a mi feminidad.

Cuando caigo en cuenta abro mis ojos avergonzada y miro a la pantalla de mi laptop donde Milo observa detenidamente, lujurioso.

—No te detengas, por favor. Hazlo, tócate —sonó a un ruego más que a una orden —Piensa en nosotros, en nuestra bodega...

Continúa relatando con esa voz que sinceramente me está gustando.

Relamo mis labios y siento que mi cara se empieza a encender en un calor que solo él me ha provocado hasta el momento.

Me inclino hacia atrás y meto mis dedos por debajo del short de mi pijama sedosa y luego por debajo de mis panties estremeciéndome al tocar mi punto sensible.

Imito los movimientos que he sentido cuando los dedos de Milo han estado allí y termino recostada en mi cama, encorvada masajeando mi húmedo sexo.

Solo se escuchaban gruñidos que se fundían con mis jadeos.

Milo.

Pero básicamente lo ignoro, sigo enfocada en mis excitantes movimientos.

—¡Ada que estás tapando la cámara con tu pie!.

¿Quién enamora primero? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora