Capítulo 17.

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Ada

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Ada.

Mi espalda y muslos todavía me duelen, apenas visualizo un par de moretones que tengo allí cuando me miro en el espejo antes de ponerme la pijama.

Maldito salvaje.

Me acuesto en mi cama e intento dormir, pero no puedo con la imagen de Rayan sobre mi sin poder evitar las lágrimas.

Quiero el abrazo de mamá y la protección de papá, quiero que Milo esté aquí y quite esta sensación de basura traidora que me llena.

Justamente una videollamada suya me entra y me mentalizo para responder.

No lo puedo evadir más.

Limpio la humedad de mi cara y me cubro por completo con mi edredón.

—Hey, pero al fin me contestas.

—Perdón, es que...

Ni se que excusa darle y ni siquiera a través de la pantalla me atrevo a mirarlo a los ojos.

—No importa pero ¿todo bien?

—Si, todo bien ¿Qué has hecho?.

Prefiero que él sea el que hable porque si yo lo hago me puedo quebrar.

—¿Seguro que estás bien? —insiste.

Solo puedo asentir.

No se ve muy convencido, pero terminó contándome sobre su día en un parque de diversión con sus papás.

—Flora me ha dicho que has ido a ver al niño y que has estado muy pendiente de ella, gracias hermosa.

Las ganas de llorar aumentan, pero las ahogo con un trago de saliva queriendo desatar el nudo en mi garganta.

—No tienes por qué agradecer.

—Las extraño mucho. Ya quiero que pasen estas dos malditas semanas rápido.

Dice y mi corazón se estruja.

—Este, ya me tengo ir a dormir, adiós.

Me despido antes de que me proponga lo que hemos hecho todo este tiempo.

Lo que menos quiero ahora es una sesión de sexting.

—Que descanses.

Termina la conexión.

Vuelvo a tratar de conciliar el sueño y está vez mis ojos ceden por los cansado que están de llorar.

Al día siguiente me cuesta levantarme de la cama.

No lo quiero ver.

Pero me obligo recordándome que tengo que superarlo y que tengo que seguir como si nada hubiera pasado por mi papá.

¿Quién enamora primero? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora