Capítulo 15.

42.7K 2.5K 518
                                    

Este cap fue difícil de escribir

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Este cap fue difícil de escribir. Si lees esto y pasaste por algo similar o peor decirte que lo lamento mucho y te pido que no te quedes callada, que sepas que no estas sola 💜

Ada.

—¡Adaaaaaaaaaa! —Escucho gritar a mi papá desde la cocina —¡Se te hace tarde, hija!.

De mala gana me levanto y al ver la hora en mi móvil refunfuño con los ojos cerrados.

Se me hizo tarde porque olvidé poner la alarma.

Me tumbo en mi cama cuestionando si de verdad necesito esos puntos extras.

—Si, si los necesitas si quieres ir a una buena universidad con promedio sobresaliente —me reprendo en voz alta con mi cara enterrada en la almohada —¡Ya bajo!

Le respondo al hombre que sería capaz de venir a tirarme un balde de agua fría para despertarme.

Me preparo con un short y una camisa básica que me cubre hasta los muslos y unos converse cómodos.

Alisto mi bolso que también olvidé arreglar la noche anterior por estar algo entretenida con mi novio.

Guardo el protector solar, una crema hidratante para manos, toallitas húmedas, guantes, mi cargador inalámbrico para el celular y hasta banditas por si alguien se lastima.

También lleno mi tomatodo con agua y le llevo uno extra a Em.

Seguro se le olvida.

Medio pruebo los huevos revueltos que ha preparado papá y sólo me termino comiendo una tostada con mantequilla de maní con un vaso de jugo de melocotón.

Salgo como un rayo, recojo a mi amiga y nos vamos rápidamente a la prepa.

—Bonita forma de empezar el sábado —comenta sarcásticamente mi copiloto que al parecer tampoco ha tenido las horas de sueño ideales porque enseguida se recuesta e inclina el asiento.

—Vamos bebé, que esto podría servirte para una beca —le animo y resopla cansada.

Me estaciono en el parqueadero de la Preparatoria donde rememoro la vez que Milo me enseñó a conducir y sonrio como estúpida.

—¿De que te acordaste, picarona? —inquiere Em.

—De nada malo —me río —Solo lo extraño.

Le digo y me voltea los ojos.

No tengo que ni mencionarlo y apenas bajamos del auto el profesor nos manda a buscar utensilios de limpieza en la bodega del edificio ya que somos las últimas en llegar.

La mañana se va en quitar chicles debajo de los bancos, en recoger hojas y una que otra basura del césped.

Rayan ha intentado llamar mi atención pero lo ignoro dejando que la música en mis audífonos me ensordezca.

¿Quién enamora primero? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora