Capítulo 7.

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Milo

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Milo.

Tengo que hacer malabares para que el pequeño Saltarín no sea descubierto por mis padres antes de que se vayan a trabajar así que recuperar las horas de sueño no es una opción para mí.

¿Quién puede hacerle eso a un ser tan noble?

Agradezco la ayuda de mi nana quien discretamente me consigue una bandeja con arena mientras yo lo alimento saciando el hambre que tiene acumulada antes de llevarlo al veterinario.

Aprovecho para comer algo antes de la cita, pero mi almuerzo es interrumpido por el timbre del citófono.

Si es Rayan, juro que lo lanzo a la piscina.

Pero mi irritación se esfuma cuando a través de la pantalla veo a Ada quien emocionada señala a un Honda negro de segunda mano, pero muy bien fachado dándome a entender que lo condujo.

Le abro y me abraza eufórica.

—¡Lo hice, lo hice! —exclama —¡conduje hasta aquí!

—Me doy cuenta, ratita —la alzo celebrando con ella —Pero ¿Qué haces aquí? La cita con el veterinario es como en una hora.

—¿Me estás echando, Baker?

—No...

—Ok, es que no me pude resistir y quise venir a ver antes a Saltarín ¿Dónde está?

Le señalo al animal que duerme en la alfombra aterciopelada beige.

Ella lo agarra interrumpiendo su sueño y él se acurruca en sus piernas mientras lo acaricia.

Quién fuera ese gato.

Mientras se queda jugando con él yo termino de comer y me arreglo para ir la cita medica optando por unos jeanes con una camisa básica y unos convers.

—Bueno, señorita chófer —llamo su atención —estoy listo.

Ella me barre de arriba abajo con coquetería e intenta hacer un silbido, pero no le sale haciéndome reír.

Salimos y encierra a Saltarín en una jaula qué deja en la parte trasera.

Llegamos al médico, lo revisan y le diagnostican con inmunodeficiencia felina que por suerte puede ser atendida.

La consulta termina con un baño anti pulgas.

—Ya cancelaron la cuenta, joven.

Me informa la secretaría cuando intento pagar la visita.

—Tú lo estás cuidando en tu casa, es lo mínimo que puedo hacer —me dice Ada abrazándome por detrás.

Emprendemos el regreso o al menos eso creía yo porque la dirección que toma es contraria a la de mi casa.

¿Quién enamora primero? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora