Capítulo 10

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Valery

Estoy a punto de entrar al colegio, tengo miedo de que Josh me ignore, ¿me habré sobrepasado en la confianza? No, él me echó sin ningún motivo, o al menos eso es lo que me he estado repitiendo todo el camino, le pongo el candado a la cadena de mi bicicleta y luego me dirijo a la entrada del colegio.

Veo que Tyler está en la puerta y al verme sonríe, me hace una señal de que llegue ahí con él y le obedezco.

–Lamento lo de ayer, si hubiera sabido que te ibas te habría acompañado –se disculpa cuando ya estoy frente a él.

–No te preocupes, sé que querías ver a Adaline –lo tranquilizo.

–La podría haber ido a visitar a su casa, ¿tuviste muchos problemas para llegar a tu casa?

–No tanto, solo di cuatro vueltas en la dirección incorrecta –empiezo a reír pero Tyler no lo hace.

–La próxima vez, no importa que pase, siempre dile a alguno de nosotros que te acompañe.

–Estaré bien, pero si debo decirles, lo haré.

–Eso me tranquiliza, ahora entremos –dice para luego ponerse a caminar, yo lo sigo mientras volteo siempre a todos lados para familiarizarme con todo el ambiente y ya no estar tan pérdida.

Llegamos a la clase de historia en donde ya están Oliver y Steve, ellos nos saludan y sus sonrisas son tan parecidas que si no fuera por las pequeñas diferencias en serio creería que estoy viendo doble.

–Chicos, intenté leer a Ana Frank y me quedé dormido –comenta Oliver.

–Ni siquiera abriste el libro –dice Steve, lo cual hace que riamos.

–Y es por eso que has suspendido literatura –Tyler lo dice con burla pero noto que también lo está regañando.

–Perdón, señor inteligente –dice sarcásticamente Oliver– ¿qué me dices tú, Valery? ¿Hay alguna clase que no te guste?

–Educación física –contesto haciendo una mueca.

–Y yo que creía que eras toda una atleta –levanto mi mirada hacia Josh quien fue el que ha dado ese comentario.

Bueno, si planeaba comportarse como si nada hubiese pasado entonces si me molestaría, prefería su indiferencia a que me tratara de igual manera solo por obligación o algo por el estilo y justo cuando estoy a punto de tirarle un comentario sarcástico, él vuelve a hablar.

–¿Podemos hablar?

Esas fueron sus palabras de ayer y al minuto siguiente me estaba echando del hospital, en ese momento las palabras de Miranda aparecieron en mi cabeza y con una nueva determinación lo miré con una pequeña pizca de enojo.

–Las clases están por empezar, Josh –digo en tono duro.

Los chicos se quedan callados sin saber qué hacer, todo el ambiente se ha puesto tenso, Verónica y Joselyn entran quitando un poco de la tensión empezando a hablar con los demás, mientras que Josh me mira fijamente.

–Val, por favor –suplica.

–No, ya lo he dicho –respondo firme, me niego a que vuelva a dejarme mal, así que no le daré la oportunidad de decirme nada más.

La profesora Stela entra y todos empiezan a tomar asiento, estoy sacando el libro cuando Josh me sorprende sentándose a mi lado. Esta será una larga mañana sin duda.

Las primeras clases ya han pasado y ahora me encuentro en el patio con todo el grupo, Josh ha insistido en hablar conmigo pero sigo negándome, Oliver me dijo que debería hablar con él pero yo le dije que no intentara convencerme y a regañadientes lo aceptó.

–Valery, lo lamento –suelta de golpe interrumpiendo la conversación grupal que teníamos–, ayer fui un completo estúpido y no sabes cuánto me arrepiento.

–Verónica, acompáñame al baño –dice Joselyn jalando a la pelinegra del brazo y ambas se van casi corriendo.

Tyler, Steve y Oliver no se molestan en buscar una excusa, simplemente se levantan y se van.

–Parece que al fin has logrado que te escuche –digo cruzándome de brazos.

–Mira, ayer exploté del enojo y luego me sentí mal de que te llevarás esa impresión de mí –explica.

–Claro, y decirme que me fuera lo arreglaría todo, tuviste una buena idea –hablo con mi tono sarcástico.

–Sé que no estuvo bien y quiero pedirte mis más sinceras disculpas –sus ojos demostraban la culpa, pero no podía decirle que lo perdonaba así de fácil.

–¿Por qué te enojaste? –pregunto, él aprieta los labios y me mira por un largo tiempo–. En realidad, no estabas enojado, estabas triste y recurriste al enojo para tapar tu dolor.

Él cierra los ojos y asiente levemente.

–No tienes que hacerte el fuerte todo el tiempo –lo tranquilizo.

–Fui un tonto y en serio espero que puedas perdonarme –habla mientras baja la mirada–, me preocupo por mi hermana, le grité a mi papá y estaba tan avergonzado que arruiné todo cuando te dije que te fueras.

–Espero no vuelvas a hacer eso –digo y con eso una pequeña sonrisa aparece en su rostro.

–Nunca más te volveré a alejar –promete extendiendo su meñique para que lo tome, eso hace que suelte una pequeña risa por su idea de prometerlo–. Oye, el pinky promise es algo sagrado.

–Está bien –digo todavía riendo luego alzo mi meñique y él los junta.

En ese momento, al juntar nuestros meñiques, siento una pequeña ola de electricidad en mi cuerpo, no lo entiendo, nos hemos dado la mano antes e incluso lo he tenido muy cerca de mí; pero esto se sintió tan diferente. Lo veo a los ojos y puedo notar que también sintió algo, aunque no estoy segura si era algo bueno o no.

–Créeme, no volverás a ser tratada de esa manera por mí –dice dándome una sonrisa tierna.

Me limito a sonreír y asentir, luego él me cuenta el estado de su hermana. Los chicos nunca vuelven y nosotros compartimos un agradable rato lleno de risas y anécdotas; cuando el timbre indica el final del recreo él se levanta y me ayuda a mí, no suelta mi mano inmediatamente mientras me guía a nuestra siguiente clase y sinceramente, no deseo que la suelte.

Hilos DestinadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora