Capítulo 4

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Valery

Estoy sin palabras y una pequeña brisa de viento podría derribarme en estos momentos por el shock. Josh, el chico que conocí en el aeropuerto y en el que no he dejado de pensar, está parado frente a mí y se ve tan asombrado como yo.

–¿Qué pasa, Josh? ¿Has olvidado tus modales o qué? –pregunta Joselyn cortando el silencio que se había creado.

–Lo siento, bienvenida, Valery –dice mientras me da una pequeña sonrisa.

–Gracias –respondo intentando calmar mis nervios.

–¿Eso es todo lo que tienes para decir, Josh? –pregunta Steve–. Vamos, puedes ser más amable.

Pero Josh no dice nada, en cambio mantiene su vista en mí y no sé ni siquiera que hacer. ¿Debería sonreírle? ¿Mencionar lo del aeropuerto? Esto es demasiado que procesar y... ¡Oh Dios! Miranda se volverá loca cuando se lo cuente.

–Josh, ¿qué pasa contigo? ¿Por qué estás comportándote así? –le cuestiona Verónica.

–Vero tiene razón, amigo –dice ahora Oliver–, no es como si la hubieses visto antes.

Y entonces Oliver empieza a reír pero al ver que Josh no ríe, su expresión cambia automáticamente a la sorpresa y voltea a verme para luego hablar.

–¿Es ella?

–¿De qué demonios hablan ustedes dos? –pregunta Joselyn molesta.

Josh sigue mirándome y luego se acerca a mí y cuando ya está a pocos pasos de mí, sonríe de tal manera que hace que mi corazón de un vuelco, se inclina para quedar más cerca de mi oreja y hablarme en un susurro bajo:

–No voy a ocultar que estoy sorprendido de verte aquí, pero sería un idiota si no agradeciera esto, ¿quieres comentarles de nuestro pequeño encuentro?

Lo único de lo que soy capaz es de asentir levemente, mi boca ha quedado demasiado seca y estoy segura de que si intento hablar podrá notar lo nerviosa que me puso su proximidad; claro, si no es que ya escuchó los fuertes latidos de mi corazón.

Él se aleja poco a poco de mí para luego voltear a ver a su grupo de amigos, por un segundo el mundo se redujo a nosotros dos que ni siquiera recordaba que estaba en el aula con más personas; pero parece ser que nadie más en el aula nos prestó atención.

–Valery y yo ya habíamos tenido el placer de conocernos –empieza diciendo y veo como los demás se asombran, excepto Oliver que está sonriendo como un niño en navidad– ¿recuerdan el viaje que hice el fin de semana con mi padre? Bueno, pues resulta que nos conocimos en el aeropuerto.

–Entonces Valery es de Venecia, ¿verdad? –pregunta Tyler a lo cual asentí.

–Bien, pero eso no explica mucho ¿se encontraron cuando recogían sus maletas o tuvieron que sentarse uno al lado del otro? ¿Cómo exactamente se conocieron? –cuestiona Steve.

–De hecho, ella estuvo a punto de derramar mi café sobre los dos –responde Josh para luego reír.

–Ahora todo tiene un poco más de sentido –comenta Joselyn.

–Buenos días a todos, por favor tomen asiento –dice una voz femenina a nuestras espaldas, me volteo y veo a la maestra que acaba de entrar al salón.

Me acerco a ella rápidamente para darle la nota y presentarme.

–Buen día, soy Valery Rinaldi –digo en voz baja.

–Un gusto, soy la profesora Stela –se presenta sonriente.

–Un placer conocerla.

–¿Es usted italiana? –pregunta mientras toma la nota para firmarla.

–Sí, de Venecia –respondo dando una pequeña sonrisa.

–Bienvenida señorita Rinaldi, espero se sienta a gusto aquí y si tiene problemas con mi clase no dude en buscarme para asignarle un tutor –informa mientras me entrega la nota y me regala una sonrisa dulce.

–Muchas gracias, ¿dónde puedo sentarme? –cuestiono un tanto apenada.

–Puede elegir libremente, no están asignados lugares en sí –dice mientras me señala que hay tres asientos disponibles.

–Gracias.

Hay un escritorio vacío a la par de una chica pelirroja que parece muy ocupada en su libro como para notarme, otro está junto a Joselyn, quien me hace una señal amistosa para que la acompañe y el otro está en medio de Josh y Verónica.

–Bien chica nueva, ¿qué dices si te sientas a la par mía? Claro, siempre y cuando no causes un choque cuando traiga café –sugiere con una sonrisa bromista el chico de ojos grises.

La idea de sentarme junto a Josh me da emoción, pero prefiero sentarme junto a Joselyn porque de lo contrario, no me voy a concentrar en la clase. Ni siquiera tengo idea de cómo sentirme al respecto de volver a encontrarme a Josh, era mucho que procesar y sería mejor tener un tiempo lejos de él.

–No puedo asegurar nada, así que mejor evitemos desastres –le contesto para luego caminar al asiento libre a la par de la rubia.

Cuando estuve en mi asiento, la profesora Stela inicia la clase, hago todo lo posible por concentrarme en su clase pero mi cuerpo me pide voltear hacia el asiento donde está Josh; así que decido hacerlo y justo cuando volteo, él atrapa mi mirada y sonríe divertido.

¡Genial, me ha atrapado viéndolo!

–Sé que esto no es clase de literatura, pero siempre me gusta que conozcan la historia desde diferentes puntos de vista, por eso, leeremos a Ana Frank –asigna la profesora–, muchos ya saben los motivos de la segunda guerra mundial, ahora conozcamos más de las personas que debían esconderse y sus pensamientos.

Rompo el contacto luego de escuchar las instrucciones de la profesora Stela y luego me centro en el tema de la clase. La segunda guerra mundial... me sorprende pensar en todo lo doloroso que la gente de ese entonces pasó y como aún después de eso, había una cosa que las personas conservaban: la esperanza. La esperanza de que algún día la guerra terminaría y de que las cosas mejorarían.

Hilos DestinadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora