Valery
–Entonces, ¿me dirás lo que significó tu mirada sorprendida cuando dije lo que quería estudiar? –me pregunta Josh una vez que estamos sentados en uno de los sillones con un tazón de palomitas en medio.
–Bueno... –comienzo a decir nerviosa, ¿debería decirle lo que pienso? Ya me he pasado de la raya y no quiero que eso se repita.
–Vamos, di lo que quieras decir –me anima con una sonrisa.
–Es que, ¿no te parece mucha presión los dos cursos?
–Y yo que creía que preguntarías si de verdad estaba seguro de mi decisión –comenta riendo–. Contestando tu pregunta, he estado adelantando varios cursos de tecnología en estos últimos dos años, solo debo ir puliendo lo aprendido.
–Vaya, todo un profesional.
–No, creo que en esto nunca paro de aprender.
–Bueno sí, pero vas bien preparado –le observo–. ¿Piensas volverte un programador o serás un hacker buscado por la CIA?
Josh empieza a reír por la pequeña broma que he hecho y yo me le uno.
–Nada de eso, quiero seguir con el negocio de mi padre y también pienso desarrollar mis propias ideas para la tecnología futura.
–Seguro será impresionante lo que hagas.
–Gracias –responde dándome una sonrisa genuina, la cual le correspondo–. ¿Qué hay de ti? ¿Serás la siguiente Leonardo Da Vinci?
–No, probablemente estudiaré una ciencia de la comunicación, como la publicidad –respondo encogiéndome de hombros.
–Patético –resopla.
–¿Disculpa? –pregunto ofendida.
–Se nota que no quieres estudiar eso, desde ya noto que tus manos son de artista y eso es lo que realmente te llena, si tienes algo que te apasiona debes aferrarte a ello y explotar tu potencial.
Su mirada es determinada y no vacila manteniendo el contacto visual, lo dijo calmado pero sus ojos me gritan que lo escuche con atención.
–No puedes vivir atada a algo que no te llena, nunca te conformes con algo que no te hará feliz, Valery.
–Mi plan era estudiar en Venecia –respondo, pero incluso mi mente se ríe de lo que acabo de decir.
–¿Y? Ahora estás en Ámsterdam, cambias el plan y no la meta –insiste–, ven, creo que ya sé lo que hará a que te des una idea.
Sin esperar una respuesta de mi parte, se levanta y me toma de la mano levantándome del sillón y empieza a correr escaleras arriba aun agarrando mi mano, lo que hace que deba esforzarme más para seguirle el ritmo.
–Josh, para, vas muy rápido –digo mientras mis pulmones piden más aire, los recuerdos del esfuerzo físico me golpean.
No, no es momento de pensar en eso.
Pierdo el equilibrio por un momento y me tropiezo, pero me unos fuertes brazos me atrapan antes de que pueda caer de cara.
–Lo lamento, no creí que fuera muy rápido y justo cuando me iba a detener te has tropezado, ¿estás bien? –pregunta preocupado y examinando mi cara–. Demonios, estás roja.
No puedo contestar, lo único que me permito hacer ahora es respirar profundamente intentando calmarme.
–¿Sufres alguna enfermedad o algo? –pregunta aún con preocupación.
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Hilos Destinados
Teen Fiction¿Y si fue el destino? Valery está a punto de mudarse de país, no deja mucho atrás, por lo que un nuevo inicio no está del todo mal. Josh por otro lado, lleva una vida normal, pero carga con un vacío que solo el amor puede llenar. Un momento comparti...