Josh
Lo que antes había dicho que sería una semana sin ir a la escuela, se convirtieron en dos, Oliver había estado trayéndome cada tres días las tareas, pero yo solo había hablado con él en una de esas ocasiones. Estuve ignorando llamadas y mensajes de todos, contesté una sola vez para decir que estaba bien y que solo estaba tomándome un tiempo.
Cuando hablé con Tyler por llamada, me puso al corriente de cómo iban las cosas, al parecer el idiota de Johnson ya había empezado a recibir tutorías de italiano con Valery una hora los miércoles y jueves, esta había sido su primera semana así que seguramente no habían podido hablar de otras cosas, además de que estaban estudiando en la biblioteca, lo cual me tranquilizaba un poco.
Yo apenas si salía de mi cuarto para algunas comidas con mis padres, pero la mayoría de veces comía solo en mi habitación. Me había limitado a dormir, comer, ponerme al día con las tareas y ver la televisión sin ponerle verdadera atención; realmente no estaba viviendo esas últimas dos semanas, solo estaba respirando y existiendo. Las lágrimas ya no salían y tampoco me apetecía golpear el saco de boxeo que teníamos en el salón de ejercicios privados.
Todo era una rutina que había seguido para no consumirme por completo, sabía que alejarme como un ermitaño tampoco era la mejor solución, lo tenía muy en claro, aun así, los chicos ya habían decidido hacer una intervención.
–Josh, estoy entrando a esta cueva de olor horrible, así que más vale que nos escuches –dijo Steve poniendo una mueca.
–Eres un exagerado –defiendo, pero en realidad, tiene razón.
No había limpiado en mucho tiempo y le había pedido al ama de llaves que no se fuera a encargar, no es como si hubiera podido entrar a mi cuarto ya que me mantenía en este casi todo el día, por lo que en verdad que Steve no se equivocaba.
–Vamos a la sala de convivencia –digo mientras me levanto.
–¿A tus padres no les molestará? –pregunta Tyler preocupado.
–¿El hecho de que su hijo al fin haya salido de su cuarto y esté conviviendo con sus amigos? –cuestiono retóricamente–. Les podrían pagar incluso si hicieran una fiesta a este punto.
Nadie más dice nada y salimos de mi habitación, los chicos permanecen tranquilos en el recorrido pero paran de golpe así que me asomo al frente de ellos y noto que en la entrada está mi madre dándole un cálido abrazo a la madre de Valery.
No por favor, no me jodas así.
Mi madre se voltea y sonríe ampliamente al vernos.
–¡Chicos, me alegra verlos! –exclama alegre, aunque sus ojos brillan más al verme–. Les presento a la señora Bianchi, la madre de Valery.
–Un placer conocerla, señora Bianchi –Tyler es el primero en reaccionar y se presenta, el mismo proceso es repetido por los demás.
–Me alegra verla de nuevo, Melany –digo al momento en que me acerco sin saber muy bien si abrazarla o darle la mano, ella me sonríe y luego se acerca para que la abrace y no sufra debatiendo.
–También es bueno volver a verte, Josh –dice al momento de separarnos–, Valery te manda saludos.
–¿Eso significa que no ha venido? –pregunto inseguro.
–No, se ha quedado adelantando sus tareas –contesta de manera tranquila.
Bien, no me ha visto ella pero su madre le puede contar que estaba con los chicos, así que estoy jodido por haber ignorado sus mensajes y ahora de la nada ya estoy hablando con los demás.
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Hilos Destinados
Novela Juvenil¿Y si fue el destino? Valery está a punto de mudarse de país, no deja mucho atrás, por lo que un nuevo inicio no está del todo mal. Josh por otro lado, lleva una vida normal, pero carga con un vacío que solo el amor puede llenar. Un momento comparti...