Valery
Estamos terminando de armar la tienda de acampar, se decidió solo armar la más grande donde cabríamos todos ya que el clima ha sido un tanto frío y sería más fácil distribuir las mantas.
–¿Habías acampado antes, Valery? –me pregunta Steve mientras me sacudo la grama de mis pantalones y me incorporo.
–No, esta es mi primera vez –admito, Steve asiente y me ofrece de su bolsa de golosinas yo solo niego con la cabeza–. ¿Cómo es que nunca engordas?
–Mi metabolismo, además hago ejercicio –responde encogiéndose de hombros.
–¿Así que es un ciclo? ¿Reponer las calorías que quemas?
–Tal vez, ¿qué me dices de ti? ¿Comes y haces ejercicio?
–Puf, no hago ejercicio, moriría antes de tan siquiera correr.
–Vaya, ¿qué te hizo el ejercicio para que lo odies tanto? –cuestiona sorprendido, me tenso un instante, por suerte los demás están algo lejos como para oírnos, aun así, niego con la cabeza y me dirijo más lejos a unos metros seguros lejos del borde de la montaña, Steve me sigue y se sienta.
–Es una larga historia –suspiro mientras me siento a su lado.
–Veo que te afectó mucho, está bien si no quieres hablarlo, pero creo que deberías plantearte si vale la pena dejar que eso te supere –aconseja viendo al horizonte.
–¿No crees que he odiado toda mi vida el ejercicio?
–No, aún tienes la figura de alguien que estuvo haciendo algún tipo de entrenamiento físico, hasta apostaría que eras feliz.
–Jugaba tenis y me hacía tan feliz con lo divertido que era –confieso–, hasta que dejó serlo.
–Estoy seguro que jugabas increíble, tal vez solo estás dejando que esa mala experiencia nuble lo bien que se sentía, tienes miedo a intentarlo y es entendible, pero a veces no nos planteamos bien una situación.
–Lo pensaré, gracias Steve –le agradezco sonriendo y él me da una palmada en el hombro con una sonrisa honesta.
–Venga, vamos por unas sodas –dice levantándose haciéndome reír, está claro que este chico nació para comer, al menos es bastante sabio cuando se lo propone.
***
Las estrellas brillan sobre nosotros, Josh hizo una fogata hace poco y ahora todos estamos comiendo la comida enlatada que trajimos, compartimos bromas y una que otra historia de terror que en realidad nos hacen reír porque nadie puede contar una sin empezar a reír. Estas personas son increíbles, me han ofrecido su amistad sincera y además, a pesar de todas las comodidades que pueden tener, hacen estas cosas sin miedo a ensuciarse las manos y sin que ni uno se crea superior.
–Muy bien, ha llegado la hora de divertirnos un poco –anuncia Tyler llamando la atención de todos.
–¿Cuál es tu idea, Ty? –pregunta Joselyn mientras se lleva otra cucharada de sopa enlatada a la boca.
–¿Qué les parece jugar verdad o reto? –inquiere con una sonrisa inocente.
–Vamos, Tyler, ya no tenemos catorce años –se queja Oliver.
–Pero tenemos entre diecisiete y dieciocho, no veo porqué tendríamos que comportarnos como unos ancianos de noventa, e incluso ellos sabrían divertirse –alega Tyler, Oliver solo gira los ojos y se concentra en terminar su bebida.
–Yo me apunto –comenta Steve, incluso baja su lata de refresco, al menos hay algo más que le gusta hacer aparte de comer.
–Bueno, supongo que podemos ver que tan creativos son –dice Verónica encogiéndose de hombros–. ¿Jos?
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Hilos Destinados
Teen Fiction¿Y si fue el destino? Valery está a punto de mudarse de país, no deja mucho atrás, por lo que un nuevo inicio no está del todo mal. Josh por otro lado, lleva una vida normal, pero carga con un vacío que solo el amor puede llenar. Un momento comparti...