Capítulo 36

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Valery

Mi cabeza martillea por el dolor de cabeza, vaya que una resaca era horrible y ahora lo entendía. Abro los ojos y me encuentro en un lugar desconocido, ¿dónde estoy? Claro, estoy en casa de Verónica, en uno de los cuartos de visita de seguro, entonces siento un pequeño movimiento a mi lado, giro mi cabeza y veo a Josh.

O no, miro y veo que tengo una sudadera que me queda muy grande, pero tengo ropa debajo, por lo que eso me tranquiliza un poco, Josh también tiene una playera puesta y seguramente trae algo debajo.

En serio no debí haber bebido tanto.

Cierro los ojos e intento recordar lo que pasó anoche, recuerdo que bailaba con Verónica y que si estábamos muy mal, recuerdo que Josh me agarro y me quito el trago. Y entonces los recuerdos empiezan a ponerse borrosos.

Vamos, concéntrate.

Escupí agua y nos mojé a Josh y a mí, me cargó sobre su hombro y yo... ¿empecé a cantar?

Sin duda hice el ridículo ayer, vaya primera borrachera.

Imágenes al azar, yo besando a Josh y quitándole la playera y se hace un corto circuito. Oh no, no, ¿no pasó o sí? Intento recordar más pero mi cabeza se niega a cooperar y el dolor de cabeza se intensifica. Entonces siento como Josh se remueve en la cama, volteo a verlo y él se despierta, me ve y sonríe.

—Hola —susurra—. ¿Te duele mucho la cabeza?

Pero yo no contesto, no puedo, mi mente sigue carcomiéndose y estoy a punto de volverme loca, no pude haberlo hecho y olvidado. Josh parece notar que algo va mal porque se sienta y me mira fijamente.

—Oye, ¿qué tienes? ¿Te sientes muy mal? —pregunta preocupado.

—Josh... no recuerdo lo que pasó —murmuro con desesperación y con las lágrimas amenazando en salir.

—Oye tranquila, no llores, no pasó nada si es lo que te estás preguntando —toma mis mejillas entre sus manos y me hace verlo a los ojos—. Te juro que no hicimos nada, me besaste y yo te seguí pero hasta ahí.

Y sé que dice la verdad, con duda me atrae hacia él y me abraza, yo se lo regreso y siento que puedo volver a respirar. No podía vivir con el hecho de haber dicho que sí y no recordar nada, incluso si hubiera sido con Josh, me sentiría avergonzada de mí por haberlo hecho así.

—¿Puedes contarme lo que pasó? —pregunto al apartarnos y ya con más calma.

—Claro, pero primero toma una aspirina para que te ayude con el dolor de cabeza —se voltea hacia la mesita de noche y me da un vaso con agua y una aspirina.

La tomo y luego me acomodo para que empiece a contarme las cosas. No entra en tantos detalles, pero con eso es suficiente para que poco a poco mis propios recuerdos vayan apareciendo, bueno, definitivamente hice un poco el ridículo ayer.

—Bueno, te agradezco por cuidar a esta borracha de lo peor —digo cuando termina con la repasada de la noche anterior.

—No estuviste tan mal, hay peores —me dice riendo, yo ruedo los ojos.

—Luego de esto recuerdo ciertas cosas de nuestra conversación cuando dijiste que no.

—Sí, no quise entrar en mucho detalle para que no te preocuparas.

—Josh, intenté aprovecharme de ti.

—No lo veo tan así, digo, no es como si hubieras sido tan pesada con eso —me tranquiliza.

—Aun así tengo una duda.

—Dime.

—Dijiste que las cosas no pasarían así, ¿a qué te referías? —se queda en silencio como analizando la pregunta.

Hilos DestinadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora