Los Lepidoptera

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Tengo hambre.​

Eso es lo único que he sentido desde que puedo recordar, no me importa estar tan gorda, siempre y cuando pueda seguir comiendo libremente. Mi madre me da muchísima comida, parece orgullosa de mi apetito, mi madre es bellísima, delgada, con el pelo a la cintura, oscuro y rizado, mi padre es muy apuesto también, tan alto, de piel oscura y cabello muy lacio.

Es difícil pensar que dos personas como ellos hayan tenido por hija a una criatura como yo: mi piel es grasosa, mi pelo enredado, opaco y sin vida, mis ojos pequeños, labios finos, nariz enorme e irregular... soy con diferencia la más fea de todos mis hermanos, siete en total. Mis dos hermanas son muy bonitas, Anabel y Flora, se preocupan mucho por su imagen y todo el tiempo están aplicándose cremas, haciendo ejercicio y comiendo ensaladas que prometen eliminar grasa corporal, en cuento a mis hermanos mayores, también son guapísimos, Alan y Drake, sin embargo, mis padres parecen siempre estar molestos con ellos, y aunque es extraño, intentan que engorden, mientras nosotros, William, Azael y a mi, nos consienten con cada vez más comida y nos motivan a no hacer más ejercicio del necesario.

Hoy tengo que ir al colegio, las maestras nos aseguraron ayer que hoy veríamos un tema extremadamente importante. Para el colegio tengo que utilizar mi horrible uniforme de los Lepidoptera "infantes", que no es nada parecido a la hermosa ropa tornasol de mis padres, el uniforme consiste en un pantalón negro y una horrorosa camiseta con rayas negras y amarillas, Anabel y Flora consiguieron hacer su ropa bonita, pintando su uniforme de otros colores y arreglando el diseño.

De más está decir que nunca he sido muy aceptada en la institución, a pesar de que mis calificaciones son excelentes, no soy popular ni influyente como Anabel o Drake, quienes son los más populares y atractivos de la escuela entera; al igual que yo, mis compañeros no pueden creer que son mis hermanos, pero no me ofendo, a fin de cuentas no tengo amigos que me juzguen, pero tampoco tengo a nadie que me acompañe ni me apoye.

Una vez instalada en el salón de clases, con mi gordo cuerpo que apenas alcanza a sostener mi silla, la hermosa profesora inicia su clase de manera muy seria:

-Bueno, como sabrán nuestro grupo, el de los Lepidoptera quiero decir, es reconocido por ser el más bello, silencioso, tranquilo, y sobre todo, el más inofensivo de los grupos- al decir esto, se le hincha el pecho de puro orgullo- pero hay que ser fuertes y resistentes para llegar a ese punto, dentro de una semana, se realizará la Selección, que decidirá el resto de sus vidas, vendrán los Homo.

Los Homo, son legendarios, pero a pesar de que todos pronuncian su nombre con temor y respeto, no tengo idea de qué son, por un momento tengo la tentación de levantar la mano y preguntar, pero prefiero callar, así evitaré una probablemente segura burla por parte de mi compañeros.

-Los Homo, seleccionarán de entre los niños- o sea ustedes- para dejar a los aptos para el grupo y a los que no, pues, no tendrán la transformación.

-Pues sufrirán cambios drásticos y serán más parecidos a nosotros, los adultos, pero ustedes serán más fuertes y más resistentes que nosotros, ya que ustedes saben que cada cuatro generaciones nace una que será lo suficientemente fuerte como para viajar hasta un mejor lugar para reestablecernos.

-Maestra y, ¿Qué sucederá con los adultos? ¿Nos acompañarán?- Pregunta un chico algo más pequeño que yo.

Por un momento creo ver un asomo de tristeza en los ojos de la profesora- No querido, nosotros nos tendremos que quedar aquí y aguardar hasta que sea el momento de morir.

Un murmullo triste y asustado se extiende por todo el salón. La profesora se molesta por el escándalo.

-¡Tranquilos niños! ¡Deberían estar felices y entusiasmados como lo corresponde a su generación! Tantos de nosotros que hubiéramos querido poder viajar y conocer como ustedes lo harán.

Deben ser fuertes y aplicar todo lo que les enseñamos, nunca deben dañar a nadie, ser siempre silenciosos, procurar mantener su belleza todo el tiempo posible, sobrevivir a los enemigos... y todas las lecciones de vida que aprenderán.

Lo que enumeró la profesora son prácticamente las únicas cosas que nos han enseñado en estos largos años de escuela, quisiera que las lecciones fueran algo más... fructíferas, aparte de lo que podemos comer, nos mostraron que nuestra dieta cambiará con la transformación, la nueva dieta prácticamente abarca sólo el néctar de las enormes flores que se encuentran por toda Insecta, nos enseñaron algunas cosas sobre la transformación, con nuestros enemigos se refiere a casi todos los habitantes de Insecta, pero más que "enemigos" serían "predadores", literalmente, se alimentan de nosotros si somos lo suficientemente descuidados, la razón es que no somos un riesgo para nadie.

Creo que nadie más que yo prestó nunca atención a las clases de geografía, matemática e historia que nos dieron en segundo grado. Supongo que es más importante la Transformación, el aspecto físico ¿Qué es un Lepidoptera sin su belleza?

Debido a la inevitable verdad de que mi aspecto físico no es exactamente el que se esperaría de un Lepidoptera, me he dedicado a leer los viejos libros que se encuentran ocultos debajo de un tablón del piso de mi casa. Mi padre los mantiene ocultos porque están prohibidos, a los Homo no les iría nada bien que un Insecta o un Animalia sepa más de lo necesario para sobrevivir, eso derrumbaría su idea de que no tenemos su capacidad mental. Pero por alguna razón, no me importa romper las reglas.

A veces me pregunto si realmente pertenezco a los Lepidoptera, ya que no soy para nada hermosa, si no fuera tan aleccionada por mis padres, sería tan inquieta y activa como me gustaría y no alcanzo a comprender por qué no nos defendemos y debemos ser como se nos dice que debemos ser, como siempre hemos sido, quisiera poder tomar mis propias decisiones y no ser vista como débil.

-Maestra ¿En qué se basan para seleccionar a los aptos y los no aptos?- Apenas pude creer que esa pregunta se halla escapado de mis labios ¿Hablé en clase?

La maestra que también parecía extrañada por mi participación respondió -Pues en realidad se basan en quienes piensen que pueden sobrevivir y en quienes no. La transformación requiere mucha energía y resistencia. Así que lo más común es que elijan a los que están mejor alimentados... a los más robustos.

Un silencio de muerte se impuso en el salón, y en ese momento me doy cuenta de algo terrible: más de la mitad de mis hermanos no será seleccionado.


Publicado el 16/05/2015

Editado el 1/2/2016

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