Me muevo entre las ramas de los árboles, sintiendo el viento alborotar mi cabello, el cual me hace cosquillas en la espalda, pero no emito sonido alguno, avanzo lenta y silenciosamente, sin romper una sola hoja, deslizo mi mano hasta mi cintura, aferrándome a uno de mis adorados cuchillos, lo saco de su funda sin que se escuche su filo amenazante.
Lo lanzo con un movimiento certero y letal que le da a mi presa justo en el corazón. La Cervidae que vengo siguiendo es un hermoso ejemplar, con el cabello lacio y castaño y de complexión robusta "veremos si Zeeb no se enamora de ella antes de comerla", pienso con burla, casi inmediatamente, me reprendo por ser tan cruel. Por lo menos, mi estocada fue tan exacta que la chica murió en el acto, ni siquiera se dio cuenta.
Tomo la soga que tenía atada a la cadera y con ella sujeto a la presa, emito un aullido, que he ido perfeccionando a lo largo del último año, me gusta como se escucha, lo suficientemente agudo para que me distinga de entre los demás, pero no tanto como para despertar a todo el bosque.
Al instante llegan.
Primero el líder, que me mira con una sonrisa de orgullo en el rostro.
-¿Cuántas puñaladas ésta vez?
-Una. Justo en el corazón.
-¡Eso es! Tu eres una clara muestra de lo gran entrenador que soy.
Pongo los ojos en blanco, ya estoy acostumbrada a la fanfarronería de Richard.
-¡Hey! una Cervidae, ¡aparto una pierna!- Loyola mira a la presa con el hambre escrita en el rostro.
-Es una pena era tan bonita...- Zeeb la mira con compasión un momento- ... y de seguro deliciosa.
-¡Eres tan macabro!- le responde Orfilia con cierta coquetería- creo que hoy le toca a Ralph llevarlo.
Dice mirando al muchacho, es el único que guarda un hosco silencio, como lo ha hecho desde el día en que me volví oficialmente parte de la manada.
-Que la cargue ella- dice mirándome con desprecio- ella la cazó.
-"Ella" se llama Vanessa, y lo llevó anteayer- argumenta Orfilia- tienes que trabajar en equipo, ya supéralo.
El gruñe amenazadoramente, pero toma a la presa y la carga en la espalda.
Avanzamos en la oscuridad, he notado que, con el tiempo, mis ojos se han acostumbrado a ella, puedo ver perfectamente en la oscuridad total, pero también a la luz del sol y de la luna, lo cual me da una ventaja considerable a la hora de cazar.
En cuanto llegamos a la guarida, nos reciben Fetura, Aureum y Velkan, que se relamen los labios en cuanto ven la cena de esta noche.
Todos nos abalanzamos a la vez, ansiosos de obtener un trozo de carne. Aunque sigue sin ser de mi completo agrado, con el tiempo su sabor se ha hecho soportable, al menos tengo algo de comer, ya que por más que Aureum y yo exploramos el bosque, no hemos encontrado ninguna flor comestible que reemplace a las de Insecta.
-Algo me dice que Vanessa es nuestra benefactora hoy- dice Velkan mientras examina el corte del cuchillo- ¿Cuándo aprenderás a cazar sin ayuda de esos artilugios Homo?
-El día en que los ojos de Aureum dejen de brillar.
-Muy graciosa, Vane- responde el aludido. Sus ojos siempre serán oro puro.
En cuánto terminamos de cenar nos vamos a dormir. Mi mano se va instintivamente a mi cuchillo. No. No escribiré "Cervidae" en mi brazo. No más remordimiento. Ahora soy una de ellos.
Aureum tiene que despertarme a patadas (literalmente) para salir de la cueva.
- Duermes como marmota- me dice una vez en el exterior.

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Insecta
Science Fiction¿Quién decide qué podemos ser y qué no? ¿Qué puede gustarnos y que no? ¿Lo que podemos sentir, hacer, pensar? Porque así son los Homo, piensan que están en el centro del universo, piensan que todos los Insecta y Animalia son únicamente seres vivos d...