Insecta

El último día

Me pregunto cuál será la tortura del día de hoy.

Si es algo muy doloroso, al menos me espabilará después de una noche sin sueño. Positivamente pensando.

Sorprendentemente, Erik me guía a la sala en lugar de al laboratorio. Raul nos sigue con la mirada perdida.

-¿Qué haremos hoy? ¿alguna prueba?- pregunta.

Erik solo niega con la cabeza, sonriendo. Esa sonrisa no puede significar nada bueno, resuelvo permanecer impasible, igual que Raul, es lo que más me puede ayudar.

Me siento en uno de los sillones de piel color hueso. No quiero imaginarme de que Animalia estará fabricado, pero es muy suave. Erik se sienta frente a mi y me mira fijamente.

-Parece que ya has averiguado cuál es mi objetivo- me dice con voz calma, yo no muevo un músculo- los trabajadores de Humanisi no han sido lo suficientemente ambiciosos para crear las especies acuáticas, pero estudiando a los peces... noté que sus escamas son muy parecidas a la piel delicada de las mariposas.

Siento que se eriza el vello de mi nuca ¿quiere desollarme?

-Mi piel no es suficiente para que hagas toda una nueva especie.- el se comienza a reír.

-¡Vaya! ¡Extrañaba esa linda voz! ¿En serio crees que tu serás esa nueva especie?- lo miro desconcertada- tu solo eres mi experimento. Mi prueba y error. Tu no importas.

-Si no importo... ¿por qué sigo aquí?- le espeto, veo con satisfacción que su sonrisa se esfuma.

-¡No quieras jugar de nuevo conmigo, estúpida! ¡Yo te controlo! ¡Me perteneces! 

-Tu no controlas nada sobre mi. Ustedes no nos controlan.

-¿En serio?- Erik ríe sarcásticamente- Mi guapísimo hermano te hizo hablar en tan solo unos días, te creíste su tristísima historia y sentiste compasión ¿eso no es control?

Miro a Raul de inmediato, sigue con la mirada perdida, cómo si no se enterara de nada. No hay rastro de burla, pero tampoco de culpabilidad. Mis dudas hacia el crecen en cada momento. Confié en él. Confié en él y no debí hacerlo. Todos los Homo son traicioneros y lo olvidé.

-Es tu último día de vida- dice cortante- haz lo que quieras.

Erik se levanta del sillón y se retira. Me quedo estática. No. No moriré mañana, solo necesito tiempo para pensar.

-¿Estás bien?- la última voz que quería escuchar retumba en mi cabeza. Me levanto inmediatamente y me alejo de Raul.

-Estás molesta- concluye.

-¿En qué te basas?- pregunto sarcásticamente- me traicionaste.

-No. Traicioné a Erik. Me pidió que te hiciera hablar y te grabara, tenía que inventar una historia que te conmoviera y ganarme tu confianza.

-Y seguiste sus instrucciones al pie de la letra.

-No. En el plan no estaba la idea de enseñarte mis archivos y el origen del mundo como lo conocemos.

-¿Y de que me sirve eso ahora?

-Para saber que no te he mentido. Y que no quiero hacerte daño. Generé ideas peligrosas en tu cabeza.

No le creo. Suspiro y miro el piso, mi mente está hecha un caos, todos los planes que encuentro son ridículos, ninguno me garantiza que mañana veré la luz del sol.

-¿Qué quieres hacer?- pregunta Raul- podríamos pedir un gran festín, hacer un día de campo en el jardín, leer mis libros frente a la chimenea...