La ciudad Homo

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¿Dónde estoy? ¿Qué ocurrió?

Estoy en un vehículo Homo rumbo a su ciudad. Me apartaron de mi grupo y mis amigos. Mataron a mis hermanos. Odio a los Homo. Albrecht me ama. Lo lastimé. Maté a una Mantodea embarazada. Me odio a mi misma.

Estoy completamente atada e inmovilizada en mi caja de cristal, aunque no es hermética, siento que mi oxígeno comienza a agotarse, viajo en la parte de atrás, así que no puedo ver por la ventanilla, es de noche, pero no sé cuantas horas hemos viajado. ¿Para qué me quieren? Supongo que pronto lo averiguaré.

En un momento, comienzo a ver mucha luz, pero no se trata del suave brillo de las estrellas y la luna, sino una muy potente que me ciega en cuanto logra colarse al interior de la esfera.

Supongo que pasaremos los tres muros metálicos que protegen la ciudad.

Han pasado unas dos horas cuando abren la compuerta y sacan la caja de cristal, aunque parecen tener mucho cuidado, no puedo evitar marearme, la caja es demasiado estrecha, así que tengo que doblar las rodillas y cruzar los brazos sobre el pecho, me muero por que me saquen de aquí. Están cargando la caja, no alcanzo a ver mucho: una calle pavimentada, un lugar con la pared frontal de cristal y el rótulo "Mascotas e insectos: la mejor calidad en especímenes importados". Hay unas grandes lámparas que iluminan la calle como si fuera de día. Me introducen en el local, al encender la luz, una imagen estremecedora aparece ante mis ojos.

Hay montones de Animalia en la habitación, no los más grandes, varios Canis Familiaris, que son los Animalia de compañía de los Homo por excelencia, aunque algunos están abandonados, hay Homo que les dedica su amor en cuerpo y alma, les compran juguetes, les dan de comer, los sacan a pasear... También están los presumidos y holgazanes Felis Catus, con sus bellísimos ojos amarillos, azules y castaños. Todos en jaulas, con extraños juguetes de colores chillones a los que dan vueltas entre las manos, los lanzan y los vuelven a atrapar, comiendo una especie de galletas en platos metálicos, incluso hay algunos Chordata en jaulas colgadas del techo, repitiendo frases sin sentido una y otra vez.

Pero mi destino no está con estos Animalia de compañía, sino en otra habitación contigua, al entrar en ella, noto que hay mucho menos ruido en este cuarto, está lleno de Insecta, todos están encerrados en cajas de cristal, mirándonos sin atreverse a moverse, yo habría pensado que habría una gran cantidad de Anthophila, encargadas de elaborar miel, pero no es así, en la habitación hay solamente hermosos chicos y chicas, de varios grupos, tanto Araneae como Anisoptera, Coleoptera y otros que nunca había visto en mi vida, todos apretujados en sus cajas, y es ahí donde me colocan, en un estante metálico, al lado de un apuesto pero muy aterrador Scorpion y una bellísima chica de uniforme colorido cuyo grupo no reconozco.

El Homo que me transportó sale de la habitación, apagando la luz, no tengo otra cosa que hacer más que acurrucarme lo más alejada del Scorpion que puedo, sin atreverme a cerrar los ojos.


Hay luz, luz del sol real. No puedo creerlo, me dormí, bajé la guardia así de fácil. Qué vergüenza.

Un Homo me da una flor pequeña y raquítica, abriendo tan solo un poco la tapa de la caja, pero decido no comerla, no siento la menor confianza a ningún Homo.

Comienzo a comprender el sistema de este lugar, los Homo llegan, eligen al Animalia o Insecta que más les guste, se lo llevan dejando a cambio unas esferas del tamaño de una semilla, hay unas algo más grandes que otras y los Homo las intercambian dependiendo del valor que cada uno de nosotros tiene. Una vez, una señora se llevó a un Chordata muy extraño, dejando a cambio una esfera metálica tan grande como mis dos puños juntos.

Calculo que ha pasado aproximadamente una semana, me estoy volviendo loca en esta caja diminuta, sin poder estirar un dedo, me he negado a comer todo este tiempo y estoy muy débil, quizá finalmente muera aquí, quizá eso sea lo mejor, sigo perdida en mis deprimentes pensamientos cuando un chico muy extraño, con lentes, cabello muy rizado y castaño y piel amarillenta, se presenta en la tienda, pasa a la sección de Insecta y se me queda mirando fijamente, le pregunta al Homo que atiende el lugar:

InsectaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora