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Harry

Mi presencia era requerida en mi propio mundo, así que, apenas terminé de curarme, tuve que irme.

Nueva York había sufrido devastaciones horrendas, habían ocurrido montones y montones de muertes accidentales, aunque se trató de evitar. Algunos semidioses no volvieron, tal vez no los conocía, pero el dolor puso sobre cualquier otra cosa.

El ministerio de magia estaba bastante ocupado, algo grande estaba por pasar. Mi sueño sobre Voldemort y Colagusano fresco en mi cabeza.

Requerían de mí para algo, ¿tal vez lo ocurrido con Bellatrix estaba relacionado? Esperaba que mis suposiciones fueran erróneas, pero Bellatrix seguramente seguía buscándome, mientras que Alecto Carrow pagaba por los actos de su hermano.

Me estremecí. Aquel recuerdo era doloroso, no solo por las secuelas físicas, el miedo, el terror que sentía era suficiente para hacerme querer llorar.

*

Hogwarts estaba bastante lúgubre este año, Sally—Anne no se había apartado de mi lado desde que habíamos bajado del tren. Apenas entré al gran comedor, la marca que reposaba en mi hombro comenzó a arder, ¿qué diablos? Examiné el Gran Comedor en busca de algún tipo de aura oscura, mi mirada quedó fija en la mesa de los profesores.

Alguien, consciente o inconscientemente llevaba sobre sí un pedazo del alma de Voldemort.

Mi menté comenzó a trabajar a toda velocidad, ¿quién más, aparte de Dumbledore, estaba obsesionado con derrotar a Voldemort? Maldije por unos instantes mi precaria vista, odiando por completo el necesitar gafas. Hacía más difícil mi tarea de tratar de enfocarme en Dumbledore.

¿Algún tipo de accesorio, tal vez? Había destruido el guardapelos y la diadema, ¿sería, tal vez, la copa de Helga? Si seguía el razonamiento de Voldemort, lo sería. Tal vez esa copa era el último horrocrux que tenía que destruir, pero, para que Dumbledore lo llevase consigo en medio del banquete de bienvenida, debería de ser algo más...

—¿Harry?, ¿por qué miras tanto a la mesa de los profesores? —preguntó Sally—Anne.

Inhalé profundamente.

—Sally, observa detenidamente a Dumbledore —susurré—. ¿Algún accesorio, lo que sea, que te dé mala espina?

—Tiene... Hay un anillo, en su mano izquierda. El dorso de su mano se ve ennegrecido.

Busqué frenéticamente aquel lugar, encontrándolo poco después.

Bingo.

—Sally...

—¿Ajá?

—Necesitaré tu ayuda con algo, sólo no te asustes.

*

Una semana después, la llevé a la Cámara de los Secretos.

—¡¿Qué demonios es esto?! —preguntó, su voz saliendo bastante aguda. Muchísimo más de lo normal.

—Bienvenida seas a la Cámara de los Secretos, Anne —dije, mientras hacía una reverencia—. ¿Recuerdas que te dije que era un campeón de Hades? Bueno, mi misión es destruir los horrocruxes de Quién—tú—sabes. Llevo tres de cinco. Dijiste que el anillo que Dumbledore lleva ha causado el ennegrecimiento de su mano, ¿cierto? Ese es un efecto corrosivo de los Horrocruxes, debe de tener una fuerte maldición para que así suceda.

—Pero, si Dumbledore no se ha deshecho de este... horrocrux... ¿qué demonios es un horrocrux? Contéstame después. Decía, si no lo ha destruido quiere decir que ese horrocrux es de alguna manera importante, ¿cierto?

—Exacto —dije, me impresionaba bastante que haya captado con rapidez mi punto—. Un horrocrux es el recipiente de un fragmento de alma, un intento de lograr la inmortalidad. La sensación oscura que irradia de este es especialmente fuerte, por lo que debe de ser el fragmento más grande que hay.

—Lo tienes que destruir, cierto. Pero... ¿no será difícil quitarle el anillo mientras está consciente?

—Por eso necesitamos una estrategia.

*

El almacén de ingredientes y pociones estaba lleno de ingredientes bastante... sospechosos. El Profesor Snape me miró con una ceja alzada mientras yo seguía organizando todo alfabéticamente.

—¿Qué es lo que necesita, señor Potter?

—Que haga una poción que deje noqueado a Dumbledore el mayor tiempo posible, unas dos o tres semanas como mínimo.

—¿Para qué?

—Tiene un horrocrux en su poder, por supuesto. Necesito destruirlo o el simple hecho de caminar por los pasillos de esta institución hará que mi cuerpo no soporte más, el dolor es horrible.

—¿Por qué necesita tanto tiempo?

—Porque Dumbledore cree que el objeto es lo suficientemente importante como para dejarlo deteriorar su salud y menguar su poder mágico.

—¿Su plan puede esperar hasta después de la llegada de las escuelas que competirán en el torneo?

—Puedo esperar un poco más, sólo un poco.

Annabeth

Percy no aparecía por ningún lado.

Harry posiblemente no estaba enterado, en el último mail que Percy me había enviado estaba aclarado que Harry estaba ocupado con la misión que Hades le había otorgado, aparentemente el objeto que estaba buscando estaba en posesión de un mago bastante influyente y poderoso de su mundo, así que Percy se había ofrecido a no enviarle cartas por dos semanas para que se concentrara en buscar la manera de cumplir con aquello que necesitaba.

Mi nueva tarea sería servir como paloma mensajera, aka, enviar un mensaje iris.

Cuando este se envió, lo primero que vi fue a un hombre furioso correr haca Harry.

—¡Harry Potter, ¿pusiste tu nombre en el cáliz de fuego?!

—¡No señor!

—¡¿Le pediste a alguien más que lo hiciera?!

—¡No! ¿Qué diablos? ¡No he salido de mi sala común para nada más que para ir a clases! ¿Por qué entraría a un torneo suicida de manera estúpida?

En ese mismo momento pude ver como el hombre parecido a Santa Claus, pero sin el traje rojo —y sin estar en el polo norte— se desplomaba mientras se sujetaba el pecho.

¿Estaba teniendo un infarto?

Por los dioses, eso fue tan extraño —murmuró Harry.

Wow, no podía estar más de acuerdo en ese momento.

—¡Rápido, alguien lleve al profesor Dumbledore a la enfermería! ¡Llamen a madame Pomfrey! —dijo Harry, gritando está vez.

Pude ver como sacaba un pañuelo oscuro de su manga y le quitaba un anillo al hombre desplomado, lo guardó rápidamente y después se alejó cuando una mujer de aspecto viejo se comenzó a acercar.

En ese momento la llamada iris se cortó, ¿así de rápido habían pasado los cinco minutos?

Tararé, sería complicado encontrar una manera de comunicarme a solas con Harry por llamada iris, tal vez, más entrada la noche, podría hacerlo. Tendría que crear un arcoíris artificialmente, esperaba lograrlo.

Campeón [finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora