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—¿En serio lo hiciste? —preguntó Sally apenas entré a la sala común.

Mi ropa seguía húmeda y yo tiritaba un poco, asentí y caminé hasta mi habitación, Sally siguiéndome.

Comencé a desvestirme en el baño y me di una ducha rápida, salí en mi pijama y me tumbé en mi mullida cama.

—¿Qué forma adoptaste?

—Un gato —murmuré.

—¿Alguna seña particular?

—No presté atención —mentí.

Cerré los ojos y dos minutos después Sally me tocó el hombro.

—Te llegó una carta, no me mires de ese modo, Harry.

—Mmm... —tanteé en la mesita hasta tocar la carta.

"Mi querido Harry;

¡Genial! Sabía que podrías.

¿Eso no te dará problemas con tu ministro? No sé... ¿Es legal, al menos, que un niño de trece años haga función de abogado?

En otras noticias, ¿vendrás a casa por navidad?

Espero que Sirius y tú estén bien, cuídense.

Siempre tuyo, Percy Jackson.

Posdata: te amo".

Sonreí y Sally miró de cabeza.

—Solo sé que ahí dice Harry y aquí Percy —murmuró, señalando los lugares.

—Pregunta si no hay problemas con que un niño de trece defienda en un juicio y que si iré con ellos por navidad —me reí ante el ceño fruncido de Sally.

—¡Acapara a mi mejor amigo! ¿Es que tu jamás has escuchado el dicho "amigos antes que novios"?

—No me acapara, te lo juro —sonreí.

—No sonrías así.

—¿Habrá mejor oportunidad para que mis dos mejores amigos se conozcan?

—No, él es tu enamorado, no funciona igual.

—Sirius está habilitando una de las mansiones Black en Estados Unidos —hice los mejores ojitos que pude.

—Mis padres no me dejarán salir del continente.

—¿Por favor?

—Harry...

—¿Vamos?

—Lo pensaré.

Sonreí de manera triunfal, contestando rápidamente a Percy antes de tumbarme de nuevo a mi cama, dispuesto a dormir.

***

—Primero iremos a Grimmauld Place, número 12 —dijo Sirius una vez salimos del Andén—. Me he estado quedando ahí, además, hay unas cosas de James y Lily que tengo que darte.

Tocó mi hombro y nos aparecimos en un barrio... Bueno, había lugares menos peligrosos en Nueva York.

Observé que había número 11 y número 13, salteando el que se suponía era el número de la casa.

—Es un encantamiento fidelio, está sujeto a mí por ser el señor de la casa, por lo que solo yo podré desvelar la ubicación del número 12.

Entramos y sentí un cosquilleo en mi hombro derecho, fruncí el ceño.

¿Qué demonios hacía un horrocrux aquí?

—Kreatcher es el elfo doméstico de esta casa, por lo general está en la cocina, aunque ahora que lo pienso jamás supo cocinar...

Campeón [finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora