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Harry llevaba apenas tres meses en el campamento, su tiempo se gastaba jugando con los hermanos Stoll y entrenando con Luke, ayudaba a Katie en el huerto de fresas y a limpiar para las revisiones de la cabaña.

En esos momentos estaba hablando con Luke, mientras hacía que pequeñas flores crecieran en el cabello del nombrado, era treinta y uno de Julio, su cumpleaños.

—¿Podrías dejar de hacerlo? La última vez que lo hiciste comenzó a crecer un girasol en mi cabeza y giraba a donde Jey, el hijo de Apolo.

—Es un sol —Harry se encogió de hombros y Luke entrecerró los ojos.

—¿Qué te dijo?

—Oh, nada. ¿Por qué debería de decirme algo?

—Nada importante, engendro del demonio, pero espero que esta vez no me quedé con un jardín en la cabeza —la voz se le quebró un poco.

—¿Te sientes mal, Luke? —preguntó al ver que también los ojos del muchacho se empañaban.

—¿Me consideras tu familia, Harry?

El pelinegro sonrió y asintió.

—Sabes que sí, además... Fuiste el único que no me temió por ser campeón de Hades. Te quedaste conmigo.

—¿Recuerdas lo que te prometí?

Harry sonrió más.

—Te prometo de nuevo cuidarte de todo y de todos. Si alguien intenta lastimarte... Yo lo mataré con tal de que no te haga daño.

—No es necesario llegar a esos extremos, además... ¡Yo también se cuidarme!

La cara de Luke se volvió más culpable.

—Aun así, mi promesa sigue en pie, lo juro por el río estigia.

***

Harry

Desperté a eso de las tres de la mañana, Percy estaba tirado sobre mí, acurrucado y sujetándome fuerte.

—Percy, tengo que preparar mis cosas...

—No —fue la única respuesta que obtuve.

—Jackson... Vamos... Aún no preparo mi baúl...

—Cállate Harry, duerme de nuevo.

Rodé los ojos y comencé a picarle las mejillas y a tironear levemente su cabello, se quejó y abrió los ojos, algo me decía que llevaba despierto más tiempo que yo, rodó a mi lado y yo me recargué en el respaldo de la cama.

—No quiero que te vayas —murmuró haciendo un puchero.

—Tengo que estudiar, Perseus.

—Lo sé pero...

—Ya sé, aquí también hay una escuela de magia y blah, blah. No puedo ir a Ilvermorny, principalmente por la misión que me dio papá. Además... Mi madre también estudio en Hogwarts, los veranos los pasaba en el campamento.

Percy suspiró.

—Son las ocho am en Inglaterra —dijo.

—Lo sé.

—Quedemos un poco más juntos —dijo, recostándose de nuevo en mí.

Pasé mis dedos por su espalda desnuda, había cicatrices de las peleas en ella, aún había alguna que otra magulladura casi desvanecida. Sentí como Percy se relajaba, pero sabía que no dormía.

Campeón [finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora