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Harry casi gruñe cuando el fuego comenzó a propagarse, alzó sus manos y crecieron enredaderas, atrapando a Quirrellmort y quitándole la varita.

Si lo atravesaba con Skotádi sería más probable que su espada absorbiera el alma de Quirrell, sabía que el alma principal de Voldemort no se podía retirar del plano terrenal hasta que las secundarias fueran destruidas.

Se sentía frustrado, así que simplemente lo apuñaló como el monstruo que era, del cuerpo ahora inerte, pero igualmente sostenido por las enredaderas, salió un tipo de humo negro, exactamente igual a la que salió del horrocrux que destruyó en Navidades.

—Eres peor que la escoria —escupió con odio, sintiéndose con ganas de destrozar todo.

Hizo que desaparecieran las enredaderas tranquilamente, casi soltó a Skotádi cuando le flaquearon las piernas y los pulmones le ardieron, cerro su mano en la piedra que estaba en su bolsillo y comenzó a caminar, giró su muñeca pero, a pasos de la salida, su cuerpo colapsó.

¡¿Por qué demonios en ese momento?!

Y lo último que vio fueron dos pares de ojos; unos centelleantes de color azul y otros oscuros de apariencia preocupada.

***

Harry despertó en la enfermería y se preguntó brevemente el por qué había colapsado, y cuánto tiempo había pasado.

Observó la mesita a un lado de la camilla, habían alrededor de cinco cartas escritas por Percy, sonrió levemente y se volvió a tumbar en la cama cuando escuchó pasos llegando a la enfermería.

—Veo que está despierto, señor Potter —murmuró Albus Dumbledore, con un tono de voz que usaría Quirón cuando llega un nuevo campista.

—En efecto —respondió levemente.

Harry se estaba sintiendo incómodo, a lo que bajó su mirada un poco, notando que sus manos estaban vendadas y su espada no estaba en su muñeca.

¡Skotádi no estaba en su muñeca!

Subió la mirada hasta dar con el director, casi que viendo rojo, se sentía en extremo desprotegido al darse cuenta de que no tenía su espada con él, le producía dolor de estómago de los nervios.

—Director, ¿sabe dónde se encuentra mi pulsera de cuero? Es un regalo de gran valor emocional —y con el cual me mantengo vivo.

—Eso no lo sé yo, pero puede preguntar a Madame Pomfrey, quien en unos momentos vendrá a revisarlo.

Harry retorció las manos, le dolían un poco pero quería leer lo que sea que Percy tuviera para decir, así fuera que Sally le había hecho galletas azules por el desayuno o qué fue de su escuela progresista donde no tomaban notas y se sentaban en sillones pufs en lugar de sillas normales.

Estiró la mano sin preocuparse del anciano que estaba a los pies de la camilla, donde había flores y montones de dulces, presentes de sus admiradores había dicho.

La segunda carta preguntaba por su salud, si se encontraba bien o si estaba herido, Harry quería responderla, ya lo extrañaba.

Ese año fue una completa tortura.

"Querido Harry Potter (alias todos los motes cariñoso que te he dado);

¿Qué rayos pasó? Una semana y no he sabido de ti, realmente espero que no hayas muerto porque comenzaré a llorar como un bebé.

Comencé a tener sueños extraños que no recuerdo del todo, solo sé que Grover aparece por lo regular en ellos.

Es bastante raro.

Sinceramente espero que te encuentres bien y solo sea correo detenido.

Siempre tuyo, Percy Jackson".

Harry frunció el ceño, una de sus cartas estaban abierta con anterioridad.

—Señor Dumbledore, ¿de casualidad usted ha estado husmeando en mi correspondencia? Me parece una falta de respeto.

Harry se miraba irritado, Dumbledore, sin tentar a la suerte, se retiró.

"Querido Harrynkins;

Hoy sentí que alguien me estaba siguiendo, lo curioso es que nadie estaba a la vista, ¿todo en orden? Realmente te extraño.

Esta mañana mamá me hizo prometer que no usaría armas letales en el apartamento, ¡parece que ella sabe algo! Me resignaré a vivir en la ignorancia un poco más.

Siempre tuyo, Percy Jackson.

Posdata: mamá quiere saber con quién carteo la mayor parte del tiempo, de momento solo sabe que te llamas Harry".

Harry se rio un poco esta vez más tranquilo.

La siguiente carta era de esa mañana, venía con una bolsa de papel café claro, que tenía su nombre escrito en una caligrafía diferente a la de Percy, por lo que creía que era de parte de Sally Jackson.

"Querido Harry;

¡Me preocupas! ¿Todo en orden?, ¿siquiera llegan las cartas?

Me siento ansioso, ya van dos semanas, Harry Potter, ¡dos semanas! Si estás muerto cumpliré mi promesa de ir al Hades a rematarte por la preocupación.

¡Apenas tengo trece años y creo que envejeceré muy rápido!

Le conté a mamá de ti, ella está feliz de que tenga más amigos, aunque creo que aún tenía cosas que decir, sin embargo solo me miró cómplice y se fue a trabajar.

Hizo galletas azules, pienso que está festejando algo a costa mía, así que te envío unas cuantas de su parte, sé que nunca las has probado, un gran oportunidad de conocer la gloria.

Si estás bien espero y comas todas tus galletas o me sentiré ofendido si me entero de lo contrario.

Siempre tuyo; Percy Jackson

Posdata: te quiero".

Harry se sonrojó y escuchó a la enfermera llegar, le hizo un chequeo y le entregó unas pociones, Harry llamó su atención y le preguntó por su pulsera, le dijo que se encontraba en el primer cajón de la mesita junto a su uniforme limpio.

Harry se sentía realmente agradecido, se la colocó y pensó seriamente en que escribirle a Percy.

Campeón [finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora