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N/A: Punto a aclarar, llevamos la cronología de Percy Jackson, por lo tanto es 2006.


—¡Tienes que irte mañana! Pero es muuuuuy temprano —se quejó Percy.

—Es... Supongo que sí, muy temprano. Destrozaré mi horario de sueño por completo —murmuró Harry, con una sonrisa para Percy.

—Acóplate bien, Harry, me escribes, ¿sí? —murmuró, pasando un brazo por lo hombros de Harry, quien asintió levemente, con un sonrojo.

Cuando la hoguera estaba por finalizar, Harry se levantó con pesar, dejó un beso en la mejilla de su amigo y caminó a la cabaña junto a sus tíos.

Era extraño, saber que tenía mucha familia, cuando por nueve años creyó fielmente que Petunia era su única familia.

Tal vez la mayor parte del tiempo los de Ares lo molestaban, incluso puede que los de Afrodita lo molestaran más que los de Ares, pero los quería a todos.

Caminó a su baúl y tomó la poción que estaba buscando: la que le ayudaría con la dislexia y su mala vista. Era mejor que llevar lentes siendo semidiós, nunca sabías cuando podrían ser atacados por un monstruo, perderles en batalla y perder la vida más rápido.

La bebió de un solo trago y sintió ganas de vomitar, además, le comenzó a doler la cabeza, aunque se le pasó recordando las palabras de Percy.

"La dislexia no es cool".

***

Despertó con un sobresalto, era Katie, quien lo había golpeado en el estómago.

—¿¡Pero qué te pasa Katie!?

—¡Se hace tarde idiota!

—¿Qué hora es?

—Cinco con veinte.

Harry se atragantó y se levantó corriendo, se duchó rápidamente y se colocó su vestimenta habitual, no lo podían culpar, de todas formas no podía llegar a la estación con las túnicas de Hogwarts.

Faltando veinte minutos corrió a la cabaña de Poseidón, tocó como si su vida se fuera en ello hasta que Percy, con un rastro de saliva en la barbilla salió, le dedicó una sonrisa y le dio un fuerte abrazo que el semidiós le devolvió, aún atontado por el sueño.

—Te prometo que voy a escribirte, Sesos de Alga —dijo con burla, pero de manera sincera.

—Te voy a extrañar Harry —murmuró, con un bostezo.

Harry se miró nervioso, faltaban menos de quince minutos para que el tren partiera.

—Te quiero Perce —dijo, dándole un último abrazo, sintiendo como Percy le dejaba un beso en los cabellos.

—Supongo que hasta pronto.

Harry se mordió el interior de las mejillas, no quería irse, aunque al final se separó del niño y activó el traslador.

Apareció detrás de un pilar cerca de la pared del andén nueve y diez, atravesó la pared arrastrando su baúl —iba demasiado tarde para detenerse a por un carrito— y subió rápido al tren, apenas con tiempo para buscar un compartimento vacío, pues el tren comenzó a andar.

Se sentó en un asiento cualquiera, cerrando la puerta del compartimento y la cortina, dejándose caer rendido ante el sueño.

Maldita diferencia horaria, la aborrecía.

***

Harry miró a los fantasmas que estaban en el recibidor, unos se miraban nerviosos y otros cuantos trataban de ignorarlo, diciendo lo felices que estarían si quedaban en sus respectivas casas.

Campeón [finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora