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Harry comenzó a escribir de manera inconsciente, en griego, por supuesto, nada le aseguraba que, eh, bien, nada le aseguraba que nadie trataría de leer por sobre su hombro.

Sí, llamaría la atención estar escribiendo en otro idioma, pero Percy tampoco podría leer bien si le escribía en inglés.

Culpaba a la genética.

"Querido Sesos de Alga;

Mi selección fue bastante bien, teníamos que esperar en una fila y después ir a sentarnos en un banco, donde se nos colocaba el sombrero seleccionador que canta y husmea en tu mente como un chismoso y te dice a qué casa perteneces según tus aptitudes.

Fui a Hufflepuff, la casa de los justos, leales y trabajadores.

Cuídate, nunca sabes cuándo puede pasar algo malo, ten siempre a Contracorriente junto a ti —no es como si no lo estuviera, de manera literal, siempre está contigo—.

Te escribo un sábado, aunque sé que debería de enviarla después, lo lamento, pero a veces el estar ansioso no me ayuda demasiado.

Siempre tuyo, Harry Potter".

Harry se vio satisfecho y le colocó uno de los pequeños sellos de transporte que le dio su tío Hermes, la carta desapareció de sus manos y sonrió, continuando con su día de la manera más normal posible.

***

Estaba sentado junto a Sally Anne en el pasto, haciendo coronas de flores y, con ayuda de su don, dándoles una ayudita para que no se marchitaran.

Se puso en su cabello una corona con dos flores blancas, mientras que Sally usaba una de flores púrpura, rieron un poco y se encaminaron a la sala común, tenían clase en media hora y no debían de llegar tarde.

El profesor de defensa contra las artes oscuras era Quirinus Quirrell, algo... Extraño, En la humilde opinión de Harry.

Sentía que su "sexto sentido" enloquecía con Quirrell cerca, además, su marca molestaba un poco, no sabía si cerca al aula había un horrocrux o si simplemente el problema era Quirrell.

No importaba cómo, pero Harry lo iba a averiguar.

Guardó sus cosas y caminó fuera de la clase, impaciente luego de estar mucho tiempo en un mismo sitio, era una tortura horrenda.

La clase de encantamientos no fue tan mal, el profesor se sobreexcitó al leer su nombre pero al final terminó aprendiendo más que en Defensa, Transformaciones fue mucho mejor, incluso logro transformar la cerilla en una aguja, le contaría de ese logro a  Percy. Sin duda.

Se golpeó la frente y siguió caminando, llegando hasta las mazmorras y esperando fuera del aula de pociones a que el maestro diera el paso.

—Nadie agitará sus varitas ni hará encantamientos tontos en esta clase. Por lo tanto supongo que muchos de ustedes no apreciarán el valor que tiene la ciencia, y el arte de la creación de pociones. Pero aquellos que serán pocos, que posean la predisposición. Les enseñaré como dominar la mente y hechizar los sentidos, les enseñaré como embotellar la fama y generar la gloria e incluso ponerle un alto a la muerte. A menos que sean como el montón de alcornoques a los que, habitualmente, tengo que enseñar.

»¡Potter! —Harry le prestó atención, desconcertado—. ¿Qué obtenemos si mezclamos polvo de raíces de asfódelo a una infusión de ajenjo?

Harry tragó saliva, bajando la cabeza:—. No lo sé señor, pero... En la antigua Grecia, los asfódelos se colocaban en la tumba de los muertos y se empleaban en las ceremonias fúnebres, en la creencia de que facilitaban el tránsito de los difuntos a los Campos Elíseos, que se creía tapizado de estos. También era costumbre comerlos días antes cuando iban a entrar en batalla y la Artemisia... o el ajenjo, debe su nombre a mi... A la diosa Artemisa, hermana gemela de Apolo y diosa griega de la caza y de las virtudes curativas, especialmente de los embarazos y los partos... Así que supongo que da como resultado algo potente de carácter mortífero... Pero a la vez curativo —el niño comenzó a divagar en murmullos, hasta que le devolvió la mirada al profesor—. ¿Poción de los muertos en vida?

—¿Dónde puede conseguir un bezoar?

—¡Oh! ¿En el estómago de una... Cabra?

—¿Cuál es la diferencia entre acónito y luparia?

Harry frunció el ceño y lo miró como si fuese la pregunta más idiota que podía hacer:—. Es obvio señor, no hay ninguna diferencia. Son la misma planta.

—Diez puntos a Hufflepuff —murmuró.

Harry sonrió apenado.

Se lo tengo que contar a Percy —dijo de manera inconsciente, con una sonrisa.

***

"Querida flor de verano;

Perdón que te escriba mucho tiempo después cuando yo fui el que insistió en que me mandaras cartas, pero tuve un pequeño contratiempo.

No te aburriré con mi historia, solo diré que la profesora me odia.

No te preocupes, trato de siempre llevar un bolsillo en mis prendas para tener a contracorriente a disposición, viviré todo lo que pueda.

¿Hufflepuff, eh? Suena bien.

Espero y te traten amablemente, y tengas una buena estadía en tu colegio, ¿el sombrero husmea en tu mente? ¿Los sombreros pueden siquiera hablar?

Supongo que es magia.

Siempre tuyo, Percy Jackson".

Harry abrazó la carta disimuladamente y siguió con su cena, tal vez más tarde escribiría otra carta a su amigo.

***

Querido hijo del mar;

No importa cuánto tardes, siempre estaré contento de responder una carta tuya.

Mmm, gané puntos para mi casa de manera extraña, al final, conocer de mitología ayuda enormemente, después ¡me preguntó la diferencia entre una planta idéntica! Tal vez quería confundirme con el nombre.

¿Ha ocurrido algo interesante? ¡Cuéntame! No quiero perderme de ningún detalle.

Tal vez el próximo fin de semana podamos hacer una llamada iris, tengo un par de dracmas por aquí, funcionará, eso creo.

Siempre tuyo, Harry Potter".

Miró la carta escrita y le colocó el sello, suspirando al verla desaparecer.

Y al final, el sueño le ganó.

Campeón [finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora