CAPITULO X: COLD BLOOD

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—Yo sigo pensando que no es la mejor idea que usted trabaje con Rosé — Gahyeon insistía detrás de la tailandesa en que retirara la propuesta con la directora de Chanel.

—¿Es tan mala que no quieres que me involucre? — la menor evitó rodar los ojos — ¿O qué es lo que te impide creer en esto, Gahyeon?

—Todo. Y no es porque Rosé sea mala diseñadora, al contrario, es de las mejores que he conocido. Pero ¿ustedes dos? ¿en la misma campaña? suena a desastre. — la menor hablo con preocupación.

—Tranquila, Gahyeon. Yo evitare que Roseanne lo haga un desastre, no te preocupes. — la castaña detuvo su andar y se quedó con una expresión confusa.

—¡Yo no me refería a eso! ¡Agh! — gruñó con frustración al ver a su mayor caminando sin preocupación alguna. — Rosé es excelente diseñadora, no comience a dudar de su capacidad o se arrepentirá, señorita Manobal — advirtió.

La pelinegra miró con ironía a la menor que en ese momento estaba no solo preocupada por el posible desastre entre las diseñadoras mayores, si no también molesta por la actitud infantil de la tailandesa.

—¿Me estas amenazando? — la pelinegra sonó molesta, sin embargo, ella estaba tomando la situación como un juego. — Lee Gahyeon — habló después de que la menor guardara silencio con la mirada baja.

—¡Ay! ¡Es que no debe ir por ahí subestimando a las personas! — reclamó a la mayor — Rosé es muy talentosa, y usted no debería tomar esa actitud tonta y engreída que usa para todo — la tailandesa elevó sus cejas con sorpresa — Lo siento, lo siento, lo siento — la castaña repitió mientras se inclinaba varias veces en reverencia de disculpa.

—Gahyeon — la menor continuaba disculpándose y repitiendo palabras entre balbuceos, imposible de comprender. — ¡Gahyeon, basta!

—Lo siento. — repitió por última vez. — No quería decir eso.

—Es claro que querías decirlo — la menor iba a protestar, pero al final guardo silencio — Y no importa, reconozco que no soy la persona más atenta, amable o sutil del mundo, así que no me ofende lo que has dicho. El mundo no se termina por un par de palabras, niña.

—Pero no debí decirlo sea lo que sea usted es mi superior y debo respetarla como tal. — su voz se quebró — Lo siento.

—No, Gahyeon no llores, por favor — la tailandesa volteo a todos lados intentando buscar una solución, aunque claramente hacer eso no daría una solución.

—Lo siento — sollozó. — Lo siento

—Gahyeon — estaba por sujetar los hombros de la menor, pero antes de tocarla retiro sus manos, volviendo a mirar a todos lados.

—¿Qué está sucediendo? — la voz de la rubia resonó en la cabeza de la tailandesa — ¿Gahyeon? — pregunto con preocupación acercándose rápidamente a las diseñadoras — ¿Qué fue lo que te paso? — sujetó con delicadeza el rostro de la menor.

—N-Nada solo y-yo fui g-gro- — su voz quebró en un nuevo sollozo.

—No te entiendo, Gahyeon — susurró con preocupación — ¿Qué fue lo que le hiciste? — giró furiosa a la tailandesa detrás de ella.

—¿Yo? — la pelinegra miró a ambos lados con expresión asustadiza para asegurarse que le reclamaba a ella — Yo no le hice nada. — Aseguró, cruzando sus brazos.

—¿Entonces quien fue? — rio sarcástica — ¿Un fantasma? — se quedó pensando un par de segundos — No fue un fantasma, ¿cierto, Gahyeon? — cuestionó para asegurarse.

AFTER THE GOLD RUSH | CHAELISADonde viven las historias. Descúbrelo ahora