CAPÍTULO XLIII: PLAYTIME

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—Creo que tienes algo que explicarme, Lalisa—Lisa tembló con las palabras de su novia, ¿Por qué sonaba tan tensa y molesta?

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—Creo que tienes algo que explicarme, Lalisa—Lisa tembló con las palabras de su novia, ¿Por qué sonaba tan tensa y molesta?

—¿Ah sí? —frunció el ceño.

Rosé se cruzó de brazos, dándole una mirada severa a Lisa, que, por cierto, es lo último que necesitaba, todavía le conmocionaba todo lo de Jennie, y solo quería salir y gritar, pero necesitaba guardar su compostura con la rubia.

—¿Pensabas decirme que Kim Jisoo es tu ex novia? —prefería ser directa. Aunque posiblemente exageró, el color en la piel de Lisa desapareció casi por completo, sus ojos se agrandaron, tanto de sorpresa como de terror.

La tailandesa sentía que podría desmayarse ahí mismo, su equilibrio se descomponía con cada segundo que pasaba frente a la furiosa Roseanne. Tuvo que sujetarse de la pared más cercana para no caer al piso.

—¿Cómo es que...? —Tembló, su boca ya estaba muy seca, pasó la lengua por sus labios para remojarlos un poco y poder hablar.

—Jisoo me lo dijo—habló bruscamente, realmente estaba hastiada de las mentiras de Lisa.

Lisa bajó su mirada, por alguna razón no podía molestarse con Jisoo por decirle, y aceptaba que debió hablar con la rubia desde hace mucho.

—Lo siento... —pronunció por lo bajo.

—¿Lo siento? ¿Es una maldita broma? —rugió, acercándose a Lisa en un movimiento furioso—¡Prometiste que serías honesta conmigo! ¿Qué mierda te pasa?

—Yo quería hacerlo, pero...

—Basta de eso, Lisa. Me cansé que siempre uses eso como excusa. Demonios, tu sabías la razón por la que Jisoo me repudia, y aun así jamás has dicho nada. ¿Qué te pasa? ¿En donde se supone que esta la confianza de nuestra relación? ¡Siempre lo estas jodiendo todo! —gritó herida, ni siquiera se estaba tomando el tiempo de medir sus palabras, mucho menos estaba viendo el dolor que eso causaba en Lisa.

—¡En serio quería hablarlo! Pero era tan... difícil—expresó con dificultad, y lagrimas sin derramar en sus ojos. —No podía hacerlo, temía de joder lo nuestro...

Rosé rio sin humor.

—Pues déjame decirte que ocultarlo no fue la mejor opción—se burló—Porque nos acabas de joder, Lalisa.

Se dio la vuelta dispuesta a caminar, pero por supuesto, Lisa la detuvo, aferrándose a su brazo.

Cuando la rubia giró, Lisa odió el dolor y la decepción que habitaba en esos orbes apagados.

—Por favor... solo... escúchame—suplicó. Pero ni siquiera ella sabía cual sería su justificación, en realidad, no había otra más que su cobardía.

—¿Qué es lo que tienes para decir? —enfrentó a Lisa, arrebatando su brazo del agarre.

—Yo... —suspiró—no hay nada con lo que excusarme, pero... en serio, tenia terror por todo, por ti, por nuestra relación... por Jisoo.

AFTER THE GOLD RUSH | CHAELISADonde viven las historias. Descúbrelo ahora