CAPÍTULO XLVII: DARK PARADISE

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—¿Puedo pasar? —Lisa preguntó con cuidado, empujando un poco la puerta entreabierta de Jisoo

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—¿Puedo pasar? —Lisa preguntó con cuidado, empujando un poco la puerta entreabierta de Jisoo.

La castaña al escuchar su voz, rápidamente se acercó a ella. Por fin dejándola entrar. Toda la mañana la pasó esperando alguna noticia de la tailandesa, incluso pensando cosas para nada buenas o seguras. No confiaba en Joy, y sabía que Lisa era su principal objetivo para poder recuperar a Roseanne.

—¿En dónde demonios has estado? —bramó furiosa, pero de alguna manera sintiéndose aliviada.

Lisa solo la mira con una expresión ligeramente confundida, ahora sabe que la actitud de Jisoo no es exactamente por no estar atendiendo su labor en Chanel.

—¿Disculpa...? —frunció el ceño—Solo... trataba unas cosas personales, lamento no informarte, pero pensé que tardaría menos tiempo.

—¿Oh, en serio? —regresó irónica—¿Qué cosas son tan importantes para no poder responder el maldito móvil?

—Jisoo, espera un segundo... —detuvo los regaños con un movimiento de manos al frente—No entiendo porque estás tan molesta, ya había faltado un par de veces antes, y nunca tuviste problema, Soo-Ah no lo tuvo. ¿Qué cambió ahora? —se cruzó de brazos, encarando a la otra mujer.

—No entiendes nada... —apenas murmuró.

—¿Por qué presiento que no tiene nada que ver con trabajo? —arqueó una ceja, con una sonrisa que apenas se mostró cuando la expresión nerviosa de Jisoo le confirmó que tiene razón—¿Jisoo...?

—Eres una enorme idiota, Lalisa—reclamó, continuando con ese tono frio y seco, pero había algo más, algo que Lisa identificó. ¿Preocupación? ¿Alivio?

Lisa exhaló, dejando caer sus brazos cruzados ante sus costados.

—¿Podría saber por qué soy una enorme idiota? —recalcó un poco las palabras citadas.

—Solo... —sus labios comenzaron a temblar lentamente, Lisa conocía a la perfección ese gesto, era de pánico y nerviosismo—Y-Yo... creo que...

Lisa dio un paso al frente, queriendo por un segundo sujetas la mano pálida de Jisoo, pero se detuvo antes de siquiera pensarlo una vez más.

—No tienes que decir nada. —Ladeó una pequeña mueca comprensiva—Está bien si no quieres hablar de eso conmigo.

—Claro... —susurró, bajando un poco la mirada. ¿Por qué se sentía tan cohibida?

—Aunque si crees que es conveniente... no dudes en decírmelo, ¿bien? —ella asintió—Así que supongo que no diseños que revisar, ¿Uh? —bromeó aligerando intensamente e ambiente. Mucho mejor para Jisoo.

—idiota.

—Lo escucho mucho—hizo una mueca perezosa. Pero quedándose ahí, en silencio, aunque fuera un tanto incómodo para las dos, se sentía bien. Por primera vez en mucho tiempo—Entonces... —Lisa comenzó a romper la burbuja—Si no hay nada que tengas que decir... creo que es mejor que me vaya.

AFTER THE GOLD RUSH | CHAELISADonde viven las historias. Descúbrelo ahora