CAPITULO IV: LATTE

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Roseanne ingresó en silencio a su propio departamento, normalmente no solía llegar en altas horas de la noche, simplemente esa noche fue una excepción

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Roseanne ingresó en silencio a su propio departamento, normalmente no solía llegar en altas horas de la noche, simplemente esa noche fue una excepción. Se sentía confundida, aturdida y totalmente culpable sobre las palabras hirientes que le dijo a Joy.

-Me tenías preocupada, Rosé - la castaña se acercó lentamente a la rubia - ¿Está todo bien? - susurro

-Lamento como te trate en la tarde pero me sentía mal, no quería hablar con nadie en ese momento - bajo la mirada con pesar.

-Ya paso, no importa. Mírame Rosé - la rubia subió un poco su mirada.

-¿Quieres hablar de ello?

-No hay nada que decir. Solo estaba molesta porque Lalisa Manobal selecciono a una de mis mejores diseñadoras para ser su asistente. Y realmente no lo veo justo que una diseñadora tan buena con Gahyeon terminé de asistente, y después simplemente solté toda mi molestia contigo. Discúlpame - la rubia tomó asiento en el sofá central del cuarto de estar.

-Ya paso no podría estar molesta contigo, entiendo tu desconforme, es totalmente entendible. - Abrazó ligeramente a la rubia - ¿Estas bien, Rosé? - la castaña preguntó en cuanto sintió tensar el cuerpo de su novia.

-Quiero dormir... buenas noches - la rubia acarició suavemente el hombro de la castaña.

Sin decir más, Rosé terminó por irse a su dormitorio dejando a una mujer confundida con una expresión de dolor por el rechazo.

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-Este lugar es sorprendente - la tailandesa recorría con la mirada cada parte del aquel lugar - Jamás había estado aquí.

-Me complace saber que te gusta - la castaña habló con una sonrisa - Es un lugar un tanto reciente. Pero en el momento que miré su exterior supe que sería perfecto.

-Literalmente es horrible por fuera, nunca hubiera entrado por mi cuenta.

-Esa es la cuestión, no muchos ven más allá de una cubierta la vida es mucho más que solo la belleza exterior o lo que algo aparenta ser - dijo con una pequeña sonrisa satisfecha.

-Eso es interesante - la pelinegra se recargó en el respaldo de la silla - Pero no suelo ser tan perceptiva ante esas pequeñas cosas, señorita Jennie.

-Es lo que veo - habló con esa característica arrogancia - Es como el arte - explicó - siempre hay algo más que ver que lo que parece, y también es muy importante las interpretaciones de que cada persona, en cómo se logra sentir o como piensa que el artista se sintió desde el momento que eligió cada mínimo detalle. Lo mismo con este restaurante, puede no parecer atrayente por fuera, pero por dentro es maravilloso, al igual que sus platillos y personal. Te aseguro que cada detalle fue planeado más allá de lo que podemos imaginar.

- Muchas veces solo me guio por lo más banal y obvio, tal vez debería dar más sentido a mi alrededor. - reflexionó y la otra mujer comenzó a reír - ¿De qué te ríes? - frunció el ceño en indignación.

AFTER THE GOLD RUSH | CHAELISADonde viven las historias. Descúbrelo ahora