CAPITULO XXXI: TEARS OF GOLD

613 95 11
                                    

FLASHBACK:

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

FLASHBACK:

Jisoo no lograba parar de temblar, sus manos sudaban y sus pies se movían con nerviosismo.

Miraba en todas las direcciones de la carretera, mientras estaba en la parte trasera de un taxi.

Pero instantáneamente todos sus nervios se detuvieron por un instante en cuanto sintió el suave agarré en su mano. Era Lisa sosteniendo su mano.

—Estas demasiado nerviosa, ¿no crees, Sooyaa? —Lisa susurró a su oído, con esa voz tan relajada y dulce.

—Claro que no—resopló con vacilación.

—Mis padres te van a adorar y Minnie, ella estará encantada contigo. —Le dio una sonrisa tranquilizadora. Aunque no funciono demasiado para la castaña.

—Que grandes palabras de aliento, Lalisa

—No trato de darte palabras de aliento, babe. Solo quiero que sepas que mis papás no representan ningún problema, ellos estaban felices cuando supieron que vendrías. Además adoraras Tailandia.

Jisoo suspiró, apretando la mano de su novia.

—Por supuesto que adorare este lugar puedo encontrar tailandesas preciosas. —Lisa arrugó ligeramente su nariz.

—Podría presentarte algunas. Pero seria en vano, todas se mueren por mí. —Guiñó. Recibiendo un pequeño golpe de parte de la castaña.

Después de un par de bromas más, ambas esperaron en silencio hasta que llegaron a la casa de la familia Manobal. Era de un tamaño un poco más que el promedio, un estilo claramente moderno y tenía unas enormes bardas a sus alrededores.

—Si que tus padres querían mantenerte adentro seguro eras una vaga de primera, Lalisa. —Bromeó. Lisa frunció el ceño.

—¿Qué? Mis padres siempre exageraron, además nunca me lograron tener en su torre de protección. Lograba salir fácilmente, solo usando mis habilidades físicas y flexibles—Jisoo la miró con un gesto burlón—Y un par de dulces para sobornar a Minnie.

—Muy creíble.

Bajaron del taxi, con sus dos maletas en mano. Lisa abrió el portal de la entrada con una llave que siempre tenia con ella, incluso cuando estaba en Corea.

—Vamos, Sooyaa. Entra. Mi familia no hace nada, son inofensivos.

Y con un ligero suspiro, Jisoo se adentró en la propiedad. El jardín no era muy grande, pero había muchas plantas de todo tipo, incluso algunas que Jisoo jamás había visto en su vida.

Lisa la guio hasta a entrada, y en cuanto pisaron la entrada a la casa. La castaña sostuvo el sweater de la tailandesa, quien le dio una sonrisa completa.

—Estoy bien, Lisa vamos a entrar—dijo con seguridad.

—Y bienvenida a mi hogar —Abrió los brazos, adentrándose en todo el lugar. —Ven, quiero enseñarte todo.

AFTER THE GOLD RUSH | CHAELISADonde viven las historias. Descúbrelo ahora