CAPÍTULO XL: FATE HANDS

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FLASHBACK: 7 AÑOS ATRÁS

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FLASHBACK: 7 AÑOS ATRÁS.

La primera cosa que identificó al recuperar conciencia, fue la necesidad inminente de beber agua, su boca estaba tan seca que no podía siquiera moverla.

Su cuerpo dolía, paralizada era la palabra que describía perfectamente su sentir, en gran parte bañado de debilidad.

Sus ojos se abrieron con dificultad, incluso eso dolía. Apenas enfocó su sensible mirada en esos blancos sofocantes, volvió a cerrar sus ojos con fuerza.

¿En dónde estoy?

Está vez se abrieron con más disponibilidad, fijando en la blanca habitación con ese terrible olor a antiséptico picando con fuerza en sus fosas nasales. Levantó su brazo tembloroso, mirando con cuidado la delgada manguera que daba al suero intravenoso arriba de ella.

En medio del su propio pánico, arrancó la mascarilla de oxigeno en su rostro, dejándola a un lado, sintiendo casi instantánea la dificultad para respirar.

—Ella necesitará descansar... y tenemos que estar junto a ella. No sé qué tan buena idea sea que... —Escuchó voces del otro lado de la puerta. La mujer castaña entró a la blanca habitación de hospital, abriendo los ojos con sorpresa al ver a su hija despierta.

—Lisa, cariño... —su padre pronunció con la voz quebradiza, su hija por fin había tenido respuesta.

—M-Ma...m-má... —Lisa apenas pudo dejar salir un sonido de sus labios.

—Tranquila... —sujetó el rostro de la joven Lisa—Todo estará bien, mi bebé. Lo prometo... —dejo un casto beso en la frente pálida de su hija.

—Llamaré a la doctora. —Su padre informó, saliendo de la habitación al siguiente instante. El doctor había sido un pretexto, porque sabía que Lisa haría preguntas y no sabía si tenía la suficiente fortaleza para responderlas.

—A-Agua... —balbuceó.

Su madre le colocó una pequeña botella de agua natural en sus labios. Y Lisa al primer contacto, la bebió con rapidez, dejando escasos segundos para tomar aire.

Le entregó la botella a su madre, y se quedó mirando al vacío. Todos los recuerdos de esa noche la golpearon con fuerza, llenándola de esos horribles momentos. Jisoo. Kathleen. Pero aún no lograba la máxima compresión, ¿Fue un accidente? ¿Hace cuánto tiempo?

—¿Cómo te sientes? —su madre preguntó con delicadeza, buscando la mirada perdida de su hija.

—¿Y... J-Jisoo? —fue lo único que pudo formular, de hecho, no había otra cosa en su cabeza más que ella.

Chitthip, su madre la miró con lastima. ¿Qué le diría a su hija? ¿Qué su novia estaba inconsciente desde el día del accidente?

—Ella... —suspiró, en busca de sus palabras—Está en otro piso, Lisa. Sus heridas fueron un poco complicadas, así que pasó varios días en terapia intensiva. Apenas la pasaron a una habitación ayer por la noche...

AFTER THE GOLD RUSH | CHAELISADonde viven las historias. Descúbrelo ahora