L. Nuevas posibilidades

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Semanas después

Un día antes de mi cumpleaños, alguien se dio a bien a organizar una fiesta en SU casa para festejarme a MI. Quede tan desconcertada cuando me llamaron dándome la noticia que mis papás tampoco me creyeron.

No fue hasta que los papás de mi compañera llamaron a la casa para preguntar si si iba a ir. Obviamente dijimos que si, teníamos curiosidad.

Juliana (quien organizó y prestó su casa) me dijo que podía llevar a quien quisiera. Carlitos viene de awebo así que lo tendré que llevar... y ya, el resto de mis amigos viven en otro país. También me aclaro que no iba a ser como tal en su casa, si no en un salón que tenía su familia para rentar.

Y bien, aquí estoy, esperando a que me abran la puerta mientras veo la camioneta irse.

tranquila Mayo, no veo nada malo en que seas adolescente por una vez en tu vida— me molesto Carlitos empujándome un poco.

Estaba a punto de darle un vativergazo volador cuando Juliana abrió la puerta con una sonrisa en la cara. Rápidamente me jalo hacia adentro y por fin vi todo con claridad.

Si bien al principio sí me veían raro. Todas esas veces que me sentí juzgada por mis compañeros era en realidad admiración. Siempre que se me acercaban a hablar y se trababan no era burla, era nerviosismo... si no tenía amigos no era por que les cayera mal, simplemente todos me veían demasiado inalcanzable como para ser su amiga.

Ellos me querían.

Había personas de toda secundaria, las reconozco muy bien por qué al parecer se citaron media hora antes para preparar todo.

Recibí chingo de regalos, había una mesa casi llena de bolsas de regalo. Estoy segura que o son libros o son cosas de Harry Potter, hace dos semanas se me escapó decir que amo la saga.

Había varias cajas de pizza y se vació más rápido de lo que pensé, los refrescos estaban regados por todos lados y de repente pusieron música... ese tipo de música que no se bailar.

¡no te quedes sentada en tu fiesta de cumpleaños!— pidió Juliana jalándome al centro de la pista.

¡no se bailar esto July!— respondí instintivamente. Muy dentro de mi si quiero saber bailar este tipo de canciones, pero igual hay una parte de mi que no está convencida del todo.

Otra de sus amigas que creo que se llama Valeria se acercó y me tomo de los hombros —solo mueve las caderas y como dice la canción ¡suavecito para abajo, para abajo!— grito mientras me hacía bajar con ella.

Todo el círculo de adolescentes empezaron a gritar emocionados. ¡Y yo no se que carajos estoy haciendo!.

No se como pude aguantar bajar tanto, Vale movía las caderas demasiado bien —¡vamos mujer, puedes hacerlo mejor!—

Bendita presión social.

Narra escritora:
Un par de horas después

—¡ven acá Carlota!, ¡no subas ese video!— exigió Maya persiguiendo a su primo. Había grabado como su querida prima podía bailar hasta el suelo junto con sus nuevas amigas.

‟ℙ𝕚𝕔𝕥𝕦𝕣𝕖𝕤‟ || 𝕃𝕠𝕦𝕚𝕤 ℍ𝕪𝕟𝕖𝕤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora