Dicen las estrellas que nosotros somos los fugaces...
Dice la vida que nosotros somos los finitos...
Dice la memoria que nosotros somos los que se acaban...
Dice el universo que nosotros somos los pequeños...
Dice mi corazón que no quiere una vida si tu no estás aquí...
Y la funesta realidad que ahora acoge su alma le destroza el espíritu en mil y un pedazos, le estruja el corazón y hace con el lo que la nieve le hace a las flores: lo marchita, lo reduce a nada; y en sus ojos de esmeralda llueve, caen a borbotones lágrimas amargas, diluvia, se inundan sus sonrojadas mejillas y parece no desear nada más que la muerte.
Lo ha perdido, se lo han llevado de su lado, el sueño eterno lo ha acogido entre sus brazos y ha cerrado para siempre aquellas selladas gemas cerúleas que le hacían perder los sentidos, ha sentido como se desvanece, como se disuelve en el viento, como el aire destroza la bella flor de loto que había protegido por años, arranca, el cruel destino, los delicados pétalos fe aquella flor y los dispersa en el cielo y a él lo deja solo.
Y sus lamentos no llegan a su destino, se pierden entre las oscuras fauces de un mundo... su mundo, destruido por el letargo de su amado; sus sollozos no tienen a dónde ir, se extravían entre los fúnebres cimientos de un futuro que no está más; sus cansados recuerdos no pueden más, naufragan en un mar de remembranzas que parecen querer herirlo cada vez más.
El insomnio lo asecha y el desasosiego parece susurrarle al oído lo que ya sabe: "él no volverá", su bello ángel rubio no regresará de aquel mundo dónde reina la noche. La melancolía se ha anidado en su mente y la pena aparenta besarle y convencerle de lo que ya conoce: "jamás lo volverá a ver", su dulce deliro no existe más, no puede volver de aquel reino de penumbra eterna.
Asmita...
Su voz no llega, él no lo escucha allá en la lejanía, no puede aceder a dónde ahora, los pies descalzos del joven de ojos color de cielo, se mueven tremulos hacia su fin.
Mita...
No, no puede, por más que intente no puede alcanzarle, es imposible ir a su lado, pues ahora los separan dos mundos distintos de los que apenas conoce nada.
Mi amor...
Lo poco que le queda no sirve, no es suficiente, el olor de su cabello, el aroma a madera de sauce se desvanece del lecho aún tibio, el sol no le calienta y el agua no sacia su sed.
Vida mía...
Y la vida se le escapa de las manos, ya no come, ya no bebe, desvaría, el humor le cambió, la razón se ha manchando de gotitas de dolor y mirando pasa el día entero mirando su retrato.
Mi bella flor de loto...
Y la certeza de amarlo se hace más fuerte, lo busca entre las sombras de la abismal creación, busca sin descanso aquél al que siempre amó.
Dicen las estrellas que nosotros somos los fugaces...
Allá donde la muerte reina, allá se han de encontrar.
Dice la vida que nosotros somos los finitos...
Dos almas que se aman, juntas por fin pueden estar.
Dice la memoria que nosotros somos los que se acaban...
El sol da su luz a la flor que apenas floreciendo está.
Dice el universo que nosotros somos los pequeños...
Y sus pétalos abre sin un final aparente.
Dice mi corazón que no quiere una vida si tu no está aquí...
Dos almas fugaces viajando juntas eternamente.
🦁🌸
He de confesar que esté me gustó mucho, aunque también me sacó las lagrimitas.3/3 Asmita x Regulus para: Iwanna_2007
Dan R