Ay, la tierna inconciencia de un niño es a veces lo más hermoso y tierno del mundo, en especial porque siempre dicen lo que piensan, con sus ojitos llenos de ilusión y la boca llena de verdad. Son preciosos impregnados del olor a pureza y el aura de inocencia, son solecitos que no quisieras que desaparecieron...
Un chiquillo de no más de 4 años caminaba de la mano de su madre por aquel pasillo blanco del hospital, sus cortos cabellos celestes resaltaban y esa inusual belleza hacia que todos le vieran. Una aburrida cita con el pediatra que le ponía los pelos de punta al pequeño Albafica nunca fue tan rápida como está ocasión.
Junto a su madre esperaba pacientemente, moviendo sus piernitas en el aire, contando las lineas del azulejo en el suelo y tarareando canciones sin sentido hasta que a su lado, otra madre se sentó con un pequeño entre sus brazos; su curiosidad fue más fuerte que su fuerza de voluntad y sus ojitos de un azul clarito se posaron en aquellos dos extraños.
— Hola — hizo un ademán con su manita para llamar la atención de la mujer
— Hola — respondió la fémina con una sonrisa.
— Soy Albafica — extendió su bracito y su manito, ante la atenta mirada de su progenitora, Lugonis veía asombrada las acciones de su pequeño.
— Yo soy Europa* — estrecho con cuidado la palma diminuta —¡Ah! Él es Minos — dijo señalando a su bebé de un poco más de un año al notar la mirada del niño en él.
— Es muy bonito, sus ojos parecen de miel — sonrió con ternura y acarició el pequeño rostro, el chiquito gorgoteo y balbuceó cosas sin sentido ante la caricia — ¡Está feliz! — gritó casi eufórico.
— Le agradas, Albita — le dijo su madre a lo que Europa asintió enternecida.
Su pequeño terremoto era un inquieto de primera y no muy a menudo socializaba con pequeños de su edad y mucho menos con niños mucho más grandes pero al parecer esto iba a ser diferente, siguió viendo como su retoño intentaba jugar con aquel niño mientras ella entablaba una amena conversación con Lugonis.
—¡Mami! — Albafica llamó la atención de su madre y su rojiza mirada se poso en él.
— Dime, cariño — revoloteo esos cabellos celestes.
— Minos es muy bonito — la pelirroja solo sonrió y miró de reojo a Europa — cuando sea grande me casaré con él.
Lugonis y Europa se sonrojaron hasta las orejas, una porque su hijo había hecho una confesión bastante sugerente y la otra por imaginar el futuro.
— Lo lamento, Europa — se disculpó la madre.
— Descuida — le sonrió la otra.
En ese momento el doctor salió para llamar a consulta al chiquillo de cabellos celestes, la madre pelirroja suspiro aliviada, se levantó de su asiento y tomó a su hijo para dirigirse hacia la consulta, antes de entrar al consultorio, Albafica corrió a dónde se encontraba, aún en espera, Europa y Minos.
— Lo prometo, Minos — le dijo al bebé que balbuceó en correspondencia, le beso las mejillas y la frente — Cuando sea grande me casaré contigo. — se despidió y entró junto a su madre.
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2/3: Albafica x Minos para:Minos para: nicolearcee16Ándale, que aventado nos salió Albita.
* Europa, en la mitología griega es una princesa Fenicia que fue raptada por Zeus convertido en toro, ka llevó a Creta y ahi fue madre de Minos y Radamanthys quienes se convertirían en reyes de la isla y posteriormente en jueces del inframundo junto a Eaco (Aiacos, hijo de Zeus y Electra).
Parece chiste pero es anécdota, no saben la vergüenza y la tentación de risa que me dio escuchar a un niño (varón) más grande que mi hijo decirme que se casaría con él cuando fuera grande porque le habían gustado los ojos negros de mi bebé.
Dan R.