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─── 𝗔𝗠𝗘𝗟𝗜𝗔 𝗥𝗢𝗗𝗥𝗜𝗚𝗨𝗘𝗭 tuvo una familia adoptiva. Tuvo una mamá y un papá. Tuvo amor. Pero ahora no lo tenía. Se habían ido, como todas las personas que quería. Sus papás, sus amigos. Todos.
Con el tiempo se acostumbró a estar sola. A estar con la soledad. A vivir sola. Pero no era divertido. En el reformatorio en el que estaba Amelia era horrible. Lo odiaba. Odiaba a la gente de ahí, odiaba la comida, odiaba todo. Pero era lo que tenía.
O no.
Había cosas buenas en su vida. El dibujo por ejemplo. Era lo que lo hacía escapar de todo. Dibujaba lo que sentía, lo que no. Dibujaba personas, paisajes, dibujos abstractos. Todo.