1. Hogar

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El cielo gris, el olor a tierra, flores marchitas, los charcos de agua del diluvio, corbatas negras y lágrimas secas son parte del día de Steve Rogers. Tan solo el día anterior, su madre, la única mujer de su vida que lo ha amado incondicionalmente a pesar de todo, pasó a mejor vida al lado de su padre.

Los pésames, abrazos y sonrisas falsas llenas de lástima, lo golpean en su frágil corazón. Aún no puede creer que se haya ido.

"La tuberculosis la mató, el trabajo hasta las madrugadas la mató, la ausencia de mi padre la mató, las noches en vela cuidando de mí mientras reposaba en cama tras una gran gripe la mató". - son los pensamientos que corren por la mente de Steve Rogers mientras mira dolido la lápida de su madre, que ahora está al lado de la de su padre.

Le cuesta trabajo aceptar la realidad de su partida, pero por primera vez se da cuenta de otro factor: ahora está solo.

Natasha llega hasta él y le da un abrazo cálido y un beso en la mejilla. Ella es su mejor amiga, su confidente y la segunda figura femenina que considera importante en su vida.

—Sabes que no voy a decirte que "lo siento" porque seguro has escuchado mil veces esa frase el día de hoy y puedo jurar que la odias, pero solo voy a decirte que aquí me tienes para todo lo que necesites y si lo requieres, puedes venir a quedarte en mi viejo cuchitril.

Las palabras de Nat lo relajan, le alegra el saber que por primera vez en el día alguien no le está diciendo lo que se debe decir según la sociedad, sino lo que necesita realmente escuchar.

Esta vestida con un vestido negro hasta abajo de las rodillas, un listón negro adornando su elegante trenza y un labial rojo oscuro contrastando con sus ojos azules.

—Gracias Nat, pero necesito ordenar la casa, no he barrido en días y necesito sacar algunas cosas que ya sé que ya no voy a necesitar.

Rogers baja la mirada con las manos en sus bolsillos y con sus pies moviéndose con impaciencia.

Ni siquiera tuvo tiempo para buscar un traje, todo fue tan rápido que fue lo último en lo que pudo pensar, así que solo se puso su vieja chamarra gris y unos pantalones beige que de seguro tienen más de 6 años.

—Sé que es duro, pero no tienes que empezar a hacer todo eso ahorita, tienes derecho a descansar y recuperar un poco de fuerzas.

—Lo sé, pero si no me deshago de sus cosas pronto me voy a volver loco.

—Solo no seas tan duro contigo mismo -le pasa la mano por la espalda en un gesto de consuelo- Por cierto, ¿dónde está el haragán de Barnes?

James Buchanan Barnes, es el nombre de su mejor amigo desde que puede recordar. Siempre ha estado para él desde los momentos graciosos hasta las noches en vela enfermo en cama ayudándole a su madre para cuidarlo. "Bucky" es el apodo que él le había puesto cuando tenían 3 años cuando estaban jugando a ser piratas un día en su casa y necesitaba un nombre "piratesco" -según él- y el apodo trascendió a través del tiempo y ahora no soporta que Steve le diga por otro nombre.

—Se quedó conmigo hasta que ella se fue en la madrugada y ahora se ha ido a trabajar, claro que con preocupación por no poder estar aquí hoy, pero lo dije que no había problema.

—Ese bruto a veces si se ve que vale algo –suelta una delicada risa negando con la cabeza– ha de estar comiéndose las uñas en este momento, odia dejarte solo cuando estás mal.

—Lo sé, casi me pide perdón de rodillas antes de irse.

—No lo alejes Steve, comprendo que ahorita quieres estar solo, pero él realmente se preocupa por ti, sabes que siempre que te enojas con él pone carita de cachorro atropellado hasta que lo perdonas.

Cornelia Street | StuckyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora