7. Cambios en la rutina

249 36 23
                                    

Ya ha pasado un mes desde que Bucky ha empezado a salir con aquella chica y las cosas no pintan muy bien para Steve.

Ver a Bucky todos los días es cada vez más difícil. Bucky ha empezado a buscar trabajo ya que le aburre mucho quedarse solo en casa.
Quería obviamente contribuir más a los gastos del hogar, y claro, comprar algo más caro de 5 dólares para su nueva novia. No le ha dicho a Steve porque no quiere que se niegue a su ayuda, así que cada vez que sale le dice que tiene una cita con Lara.

Él suele hacer favores de vez en cuando a las personas de la calle desde que lo despidieron y le pagan pequeñas propinas, pero aún así no cree que sea suficiente.

Pero esto no es lo único que le impide a Steve ver a Barnes, sino que ahora ha empezado a no llegar a dormir al apartamento, lo cual obviamente deja a la imaginación de Steve en dónde podría pasar las noches...

Rogers prometió que no volvería a reclamarle nada como la última vez, pues él no tiene porque interferir en la vida privada de Bucky, y considera que Barnes ya ha hecho demasiado por él.

Su trabajo está comenzando a cansarle. Las noticias que lee en la editorial son cada vez peores, le causa impotencia no poder hacer nada al respecto y el estar horas sentado dibujando le da un dolor de espalda intenso al llegar a casa.

Definitivamente el dolor emocional y el físico no son una buena combinación.

Steve ha ido a tratar de enlistarse al ejército por cuarta vez y lo han rechazado como era de suponerse. La enfermera que lo atendió, incluso llegó a decirle: "señor no pierda el tiempo aquí, este no es un lugar para alguien como usted". Y vaya que hizo que le afectara considerablemente en su estado de ánimo durante el día.

El clima tampoco es algo que esté a su favor, se acerca la primavera, pero hay días tan inusuales en los que la lluvia no avisa a nadie de su presencia.

"El universo conspira en mi contra". -piensa Rogers.

Llega empapado a casa y como es de esperarse, no hay rastro de Bucky. Suspira al ver la soledad del lugar, en la mesa de la cocina sólo hay una pequeña nota:
"No me esperes a comer, dile a la vecina que te haga el favor de darte lo que compré para ti. Bucky."

Este tipo de días, son en los que de verdad extraña a su madre. El cálido abrazo que siempre estaba dispuesto a darle después de un mal día es lo que más echa de menos.

Odia ser tan dependiente de los demás.

Sale de su hogar y toca la puerta de su vecina. Nunca ha cruzado más de tres palabras con ella y eso en cierta forma le hace sentir nervioso. La gente siempre lo juzga antes de conocerlo y es una de las razones por las cuales socializar no es algo que se le dé bien.

Cuando su vecina abre la puerta está aún más nervioso. Ella luce un hermoso vestido azul, su cabello está rizado elegantemente y su perfume de frutos rojos seguramente huele a kilómetros de distancia. Supone que va a salir con su esposo.

—Oh, buenas tardes. No esperaba verlo tan temprano, Bucky me dijo que salía a las 6 de trabajar. -dice Maximoff algo confundida.

—Ehh... sí, pero salí temprano, pasé a un lugar de camino aquí y apenas llegué. -sonríe apenado- Por cierto, soy Steve Rogers, puede decirme Steve, es un gusto conocerla formalmente. -le extiende la mano en forma de saludo.

—En ese caso, tú puedes tutearme igual Steve, soy Wanda Maximoff, pero dime Wanda. Es un placer saber que ya no somos desconocidos. -le estrecha la mano al rubio.

—Si, me alegro. -suelta una pequeña risa- Oh, se me olvidaba. Bucky me dijo que viniera a pedirte por favor algo que te había encargado, creo que es para mi.

Cornelia Street | StuckyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora