13. Becky y los cumpleaños

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La primavera esta a la vuelta de la esquina en Nueva York y con eso significa el fin de los días fríos, pero también significa que Becky Barnes viene a su visita anual de una semana completa por el cumpleaños de Bucky, en el nuevo departamento.

Steve preparó un asado de pollo y una tarta de manzana para su recibimiento cuando llegó de trabajar, mientras que Bucky pidió el día libre para ir a buscar a su hermana al aeropuerto.

A Steve le agrada Becky, es como una hermana menor para él y había sido la única chica en aceptarle una pieza de baile en los eventos escolares.

Bucky en cambio, aunque adora a su hermana, no le agrada mucho la idea de que los visite durante mucho tiempo esta vez, y por una sencilla razón:

Steve y Bucky tendrían que fingir que nada había pasado entre ambos durante una semana.

Eso significaba adiós a ver televisión abrazados en el sofá, a besarse antes de ir al trabajo, a los bailes en la cocina... en fin, sobrellevarlo definitivamente iba a costarles, pero en especial a Barnes que desde aquel día de la confesión de Steve, no ha parado de mimar al menor y de tratarlo como si no hubiera otra cosa más importante en el mundo.

Sin embargo, Steve siente que necesitará más de un inhalador para resistir una semana sin besar a Bucky, que la ansiedad recorrerá todo su cuerpo hasta llegar a sus pulmones, y que el aire definitivamente los abandonará.

La noche anterior a su vista, ambos se besaron durante horas en el sillón de la sala tratando de obtener suficiente para resistir una semana, pero sabían que eso no bastaría. Es claro que se extrañarían el uno al otro más de lo que querían admitir.

Steve se encontraba leyendo el periódico tranquilamente en la sala, cuando el timbre llamó a su puerta de repente.

—¡Steve, abre por favor! -grita el castaño desde afuera, y enseguida el rubio se levanta del sillón para atender la emergencia.

—Bucky pero si te llevaste tus llave-

Abre la puerta, y su frase es interrumpida por un abrazo cálido. Su perfume huele a fresas, su cabello es castaño oscuro, sus ojos claros como la miel y es tan solo unos centímetros más alta que Steve.

—¡Becky! Creí que nunca volvería a verte. -habla Steve correspondiendo a su abrazo.

—Lo mismo digo Stevie, pero es bueno regresar a ver a mis dos estúpidos favoritos. -mira a ambos chicos y se adentra al departamento con unas cuantas bolsas en las manos.

—Hola, emm... ¿podrías ayudarme un poco con esto por favor? -dice Bucky apenadamente, mientras le tiende una pequeña maleta al rubio y trata de no dejar caer las otras maletas pesadas de su hermana.

—Claro Buck, yo te ayudo. -acepta la maleta y le quita otra mediana que traía sostenida de un brazo aligerándole más la carga.

—Gracias Stevie. -le sonríe al menor con ternura y se adentra en el departamento después de él.

Definitivamente iba ser una larga semana.

—Becky siéntete como en casa, te preparé algo de comida por si tienes hambre y puedes instalarte en mi cuarto, si lo deseas.

—Gracias pero, ¿dónde dormirás tú? -pregunta avergonzada.

—Dormirá conmigo Beck, no te preocupes. -interrumpe el castaño, y Rogers puede sentir su rostro enrojecerse.

— ¿Contigo? ¿No estarán incómodos o algo?

—Becky, tenemos 25 y 26 años, creo que ya somos grandes para esta conversación, ¿no crees Steve?

Cornelia Street | StuckyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora