5. Reiniciando

249 35 41
                                    

Es lunes por la tarde, el cansancio se apodera del pequeño cuerpo de Steve Rogers después de un largo día de trabajo. Estar sentado la mayor parte del día le genera un dolor de espalda que le recuerda lo duro que ha trabajado y en cierta parte le da satisfacción.

Bucky por otro lado se encuentra zurciendo unos calcetines viejos de ambos, con los moretones de aquel día casi desvaneciéndose de su rostro. El dinero que Steve gana no les da para comprar calcetines nuevos, incluso tuvieron que vender algunas cosas viejas para poder pagar parte del alquiler y algunos ungüentos para los golpes de Bucky.

Bucky ha puesto algo de música tranquila en el tocadiscos de Steve para disimular un poco el silencio incómodo que hay en el departamento. Realmente le fue difícil pedirle permiso a Steve para usarlo sin ponerse nervioso.

Mientras cose, prepara mentalmente el discurso que le dirá a Steve para poder enmendar las cosas. Había hablado con Wanda y Natasha días antes para poder reunir algunas ideas y está casi listo.

Steve se encuentra dibujando a la luz de las velas que habían puesto en la cocina, ya que hacen lo posible por no ocupar tanta para ahorrar un poco y mientras traza delicadas líneas resaltando partes del paisaje que dibuja, se da cuenta de una cosa: vivir con Bucky sin poder hablarle lo está matando.

Aunque trabaja duro, sus jefes obviamente se han dado cuenta de lo distraído que a veces puede parecer Rogers. Hubo una que otra vez en la que terminaba por dibujar a cierto castaño en lugar de hacer el dibujo que le correspondía.

Los primeros días que había empezado a trabajar, Bucky se percató obviamente del cansancio que padecía el rubio y se ofrecía a darle un masaje en la espalda o en sus pequeños pies para relajarlo un poco. Steve extraña esos detalles que tenía con él, pero ahora que sabe el motivo de porqué lo hacía, le provoca miedo y confusión.

—Steve... -dice el castaño sacándolo de su concentración y sus pensamientos.

— ¿Si?

— ¿Podemos hablar? Por favor. Necesito decirte algo, sé que estás cansado de mis disculpas, pero esta vez no es eso, lo prometo.

—Está bien -suspira y deja el lápiz en la mesa del comedor- te escucho.

—He pensado sobre nuestra amistad estos días y tú sabes que lo que menos quiero es llevarla a la deriva. -toma asiento en frente de el rubio- Tú sabes que odio cuando estamos así, sé que esta vez yo fui quien detonó la bomba, y que es obvio que te sientes incómodo conmigo, pero necesito que me lo digas para poder hallar una solución a menos... que quieras que este sea el final de la línea.

Steve lo mira serio directamente a los ojos y en silencio, no sabe qué responder. Es decir, el beso no fue algo que esperaba, pero tampoco algo que había detestado, simplemente es algo que no sabe describir con palabras. No puede decir que le corresponde porque ni él mismo tiene certeza de ello, pero hay algo de lo que si tiene seguridad: no quiere abandonar su amistad con Bucky.

—Algo...

— ¿Algo qué?

—Si he estado algo incómodo contigo, pero este no es el final de nuestra línea Buck. Simplemente aún no puede terminarse, pero tampoco sé qué hacer para hacer esto menos tenso.

— ¿Te molesta esto que siento Steve?

—Y-Yo...

—Lo he sentido desde que te conozco y con el paso del tiempo solo me di cuenta de lo que era. Es aterrador y frustrante, pero es aún más frustrante saber que mi mejor amigo, la persona con la que vivo, no puede ni siquiera entablar una conversación conmigo.

—No me molesta Buck, es solo que esto es algo nuevo para mí. Tú sabes que toda la vida nos han hecho pensar que este tipo de afecto está mal, y el que me hayas besado me hace pensar que quizás no estamos haciendo bien las cosas.

— ¿Entonces te molesta que también me gusten los hombres?

—No es eso Bucky, yo te querré sin importar nada -dice algo cansado de la situación- pero es difícil cambiar de ideología tan rápido cuando esto es algo que nos han enseñado durante toda la vida.

—Bien, supongo que eso quiere decir que nunca vas a poder corresponderme y lo entiendo. Ahora que lo sé, voy a salir, nos vemos en la noche, no me esperes a cenar. -dice levantándose de la silla y dirigiéndose a la puerta.

— ¿A dónde vas?

—Lara, una chica que trabajaba conmigo me invitó a salir antes de que renunciara y no sabía que decirle, pero veo que puedo tomarle la palabra ahora. No te preocupes, las cosas serán iguales, no tienes que preocuparte porque te bese nunca más.

—Bucky...

— ¿Si? -dice con un pequeño rayo de esperanza de que Steve cambiara de opinión.

—Llévate suéter, hace mucho frío.

—Claro, el suéter, no lo olvido, gracias Steve. -dice con un tono de decepción agarrando un suéter del perchero y finalmente saliendo por la puerta.

Cuando Bucky cierra la puerta, Steve puede sentir más frío del que ya hace en el departamento. En el tocadiscos suena una canción lenta y la sensación de que algo ha hecho mal llena su pecho.

No puede volver a concentrarse en su dibujo, la inspiración y las ganas se le han ido. Esa noche, la cena le sabe agría, su cama se siente como una roca fría y sus lágrimas arden bajo sus ojos.

-

La mañana siguiente todo es normal. Bucky llegó a casa después de las diez de la noche, pero aún así se ha levantado a cocinarle el desayuno y el almuerzo a su mejor amigo.

— ¡Steve, corre se te hace tarde! -grita Bucky apurando al rubio.

—¡Ya voy! -dice Steve corriendo hacía el comedor y mirando el desayuno con un gesto de confusión.- ¿Pastel de zarzamoras?

—Oh si, emm... -se rasca la nunca con nerviosismo- en realidad es un poco, Lara me dió la mitad del pastel que no se vendió ayer en la cafetería.

—Ah, pues dile que gracias -dice en un tono sarcástico que Bucky no nota- se nota que está muy interesada por ti y tu dieta. - se sienta en el comedor a probar el primer bocado de pastel.

—Demasiado. -ríe un poco por su comentario- No sabía que le gustara, es decir, nos veíamos todos los días y no lo demostraba, o quizás yo estaba muy distraído para darme cuenta.

— ¿Te gusta? -pregunta finalmente perdiendo contra su curiosidad.

—No lo sé, es linda, pero necesito más citas para saberlo. Sus ojos son tan...

—Dios, mira la hora -le muestra su reloj mientras se levantaba de la silla- gracias por el pastel, muy rico en verdad, me tengo que ir, no te olvides de barrer, ¡adiós! -dice cerrando la puerta sin darle la oportunidad a Bucky de despedirse.

Bucky se da cuenta de que gracias a la prisa de su amigo, ha olvidado su almuerzo. Además de que en su reloj faltaban veinte minutos para que llegara su hora de irse. Todas esas cosas no pasan desapercibidas por el castaño, pero se niega a ilusionarse.

Claro que iba a seguir saliendo con quien quisiese, pero si Steve tenía algún problema con eso, no pararía de hacerlo hasta que él le dijera cuál era el problema.






Este capítulo se lo dedico a RowenaPA que ha comentado mucho y ha demostrado cariño hacia la historia <3

No se olviden de comentar y votar para apoyar la historia.
Lxs quiero, nos leemos luego.
—stuckyftlarry

Cornelia Street | StuckyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora