Cornelia Street | Stucky

36. I don't wanna lose you

Steve ha vivido una semana entera en Cornelia Street desde que descubrió las cartas. Peggy no ha respondido a la que le envió y lo evita en el trabajo dándole a entender que entiende el mensaje.

Todos en la SSR lo miran extraño y las oficinistas empiezan a murmurar cosas cada vez que lo ven pasar y no precisamente parecen buenas.

En conclusión, su vida no ha sido nada placentera aún después de terminar con Peggy. Sin Bucky, todo parece ir de mal en peor.

El Coronel Phillips también lo atosigó con preguntas acerca de su relación con Carter y lo reprendió por ponerse en el ojo del huracán de nuevo, pues la prensa a veces saca artículos llenos de chismes y esto ha llevado a que los medios le pierdan el respeto por igual.

Rogers sabe que solo es cuestión de tiempo para que tome sus cosas y se vaya de ese lugar. Una oficina jamás fue lo que soñó para trabajar el resto de su vida.

En cuanto a Natasha y Wanda todo sigue igual. La única compañía que tiene es Visión aunque el hombre no es muy platicador tampoco. Romanoff lo trata algo diferente desde el incidente, Wanda ni siquiera ha querido cruzar palabra con él y Becky ni de broma ha contestado sus llamadas.

Steve se encuentra pintando en un lienzo que compró en la semana en el cuarto vacío de Bucky cuando Natasha toca la puerta del departamento.

—Necesito que hablemos. –dice la pelirroja cuando Steve abre y entrando sin detenerse a escuchar un saludo de vuelta.

— Claro, ¿qué ocurre?

Ambos se detienen en la sala y Nat voltea a verlo seriamente.

—Steve, me voy a casar.

Los ojos de Steve se abren como platos y Natasha solo lo mira con nerviosismo.

—Nat-

—No Steve, ¿no escuchaste? ¡Me voy a casar! ¿No es eso algo horrible? –cuestiona tomando a Steve por los antebrazos y sacudiéndolo ligeramente.

— ¿Bromeas? ¡Es una excelente noticia! ¿Por qué te preocupa?

—Bueno, casarme no es el problema. Yo amo a T'Challa. Es solo que eso me convierte en parte en futura reina y tendré que mudarme al otro lado del mundo en un país desconocido, ese es el problema. ¿Debería rechazar su propuesta?

—Nat, te conozco desde hace años y jamás te había visto tan feliz. –toma sus manos para transmitirle apoyo– Si dices que lo amas realmente no le veo inconveniente.

—Pero si tú estuvieras en mi lugar, ¿que harías tú?

Steve suspira y baja la mirada un momento antes de responder.

—Nat, si yo pudiera tener la oportunidad de irme con la persona que amo sin que nadie del mundo supiera a dónde, no pensaría en nada más y lo haría de inmediato.

Natasha sabe el significado detrás de sus palabras y piensa dos veces antes de preguntar.

—Steve, ¿lo extrañas mucho?

El rubio sonríe melancólico y niega con la cabeza.

—Cada segundo que estoy aquí.

— ¿Realmente lo sigues amando?

—No creo que exista un momento en donde lo haya dejado de amar. Fui desesperado, desconsiderado, estúpido y egoísta, lo sé, pero no hay día en que no me arrepienta de lo que hice.

Natasha ve sus ojos aguarse y la decisión ha sido finalmente tomada.

—Oye... –suspira pesadamente–
sé que prometí no decirte pero la verdad es que él tampoco está bien con todo esto. Te extraña, puedo notarlo cuando hablo con él que quiere volver aquí, pero solo tú puedes convencerlo de que regrese.