24. Bucky Barnes

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Advertencia: [Mención de violencia. Se recomienda discreción]

Es noviembre de 1943 y faltan 5 meses para que se cumpla un año desde que Bucky está en el campo de batalla y hoy su teniente, le ha ordenado ayudar al Oficial Dugan a guiar a su tropa a Azzano para exterminar algunos soldados comandados por Johann Schmidt.

Bucky se acomoda el cabello hacia atrás -sabiendo que ya necesita un corte- y termina de escribir una de sus tantas cartas para Steve para dejarla en el buzón principal de la base en la que se encuentra. Luego, sube a uno de varios Jeep del ejército junto con los Comandos y otros soldados bajo su cargo en los demás vehículos.

El clima frío de Italia es un problema para lo que se les aproxima, pero como buen sargento, Bucky trata de ser positivo con su tropa y los anima antes de entrar al terreno enemigo.

Su preocupación se ve ocupada por otro factor que no ha querido comentarle a sus hombres para no asustarlos: la mayoría de los soldados que han sido enviados a Azzano no han regresado, al menos no con vida.

Es por eso que su teniente le otorgó la misión, porque ve a James capaz de ayudar y regresar sin un rasguño y con buenas noticias bajo la manga.

Bucky ha decidido hacer lo que sea para regresar a sus soldados sanos y salvos a casa, incluso si eso le cuesta la vida. Después de todo, aunque aún mantiene la fe en recibir noticias de Steve, los pensamientos negativos a veces llegan a su cabeza.

No deja de pensar en Steve. Le asfixia no saber absolutamente nada de él, tiene miedo de la razón por la cual no ha respondido sus cartas, pero prefiere pensar que el correo se ha retrasado mucho en llegar a América. No se puede dar el lujo de rendirse tan fácilmente en esa guerra tampoco.

Al acercarse al territorio enemigo, se pueden notar nubes de humo y el sonido de granadas estallar, lo cual no es buena señal para ellos. Bajan de los autos dejándolos lo más lejos posible fuera de la vista de los alemanes, y caminan sigilosamente por el bosque con las armas en mano y con dirección al lugar.

—Sarge, ¿seguro que es buena idea? -pregunta Dugan en voz baja mirando a los alrededores para cubrir a su sargento.

—Si te soy honesto, quiero seguir pensando que si. -le responde el castaño- El Teniente Sanders me dijo que somos de los pocos que quedan de la 107, Dum Dum. Otras compañías también ya han llevado refuerzos, pero llevan días sin poder regresar. Quizás están cautivos, peleando con ellos o muertos, por eso debemos acabar con esos idiotas lo antes posible.

—Bucky... somos 30. Con todo respeto, no podemos solo ir nosotros sin nada más que nuestros cuerpos y unas cuantas armas, y que el teniente espere que derrotemos al ejército de infelices que hay allá y salvemos a todos...

—No tenemos opción Dum. Ya estamos aquí, no podemos volver, y no creo que un castigo de su parte sea lo que quieras para todos nosotros incluyéndote, ¿o si?

Dugan suspira cansado y continúa cubriendo a Barnes.

—Por supuesto que no, pero si te soy sincero Bucky... estoy algo asustado. -confiesa el oficial.

Bucky se detiene y suspira para pedirle a su equipo que paren. Los reúne un momento en un pequeño círculo y trata de hablar con ellos.

—Escuchen chicos... sé que esto puede resultar aterrador para todos -susurra mirando a sus compañeros- pero fue la tarea de la que nos creyeron capaces de hacer y la haremos bien. Además, hay aliados cerca, estén atentos. No somos los únicos americanos aquí, algunos soldados de la compañía Radio B están allá peleando y debemos reunirnos con ellos para acabar con el enemigo, pero no podemos hacerlo si están nerviosos. Necesito su esperanza y fuerza en esto, ¿entendido?

Cornelia Street | StuckyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora