2 capítulo

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Seira suspiró de forma pesada y miró una vez más a Kisaki. De pronto su mente pareció aclararse y decidió fingir saber porqué estaba allí, los hombres de antes en su habitación habían mencionado algo de un trato, quizá si fingía saber algo sobre el tema, el hombre le daría algo de información:

- Dejémonos de charlas, hablemos sobre el motivo por el que me contactaste - dijo tratando de sonar convincente y sorprendida de si misma

Kisaki le dió un trago largo a su copa de vino:

- Vaya, parece que ya hablas con más propiedad, negociemos

Imitaste su acción y cogió la copa entre sus dedos imitando a las mujeres de las películas ochenteras que habías visto:

- Tu tarea es simple, quiero a Takemichi fuera de juego, quiero que parezca natural, si tienes éxito mis hombres se encargarán de ayudarte con Mikey

¿Takemichi? Pensó, aquel nombre se le hacía conocido pero no conseguía recordar donde lo había oído, por otro lado... ¿Mikey? ¿Quién era él?¿Con encargarse se referían a matarlo?

- No esperaba tener delante a la mayor gánster de Tokyo y menos que fueses tú, te recuerdo como una niña asustadiza, siempre te escondias detrás de Mikey en cada pelea - rió para sí mismo - increíble el cambio sin duda, me interesas, entiendo la obsesión de Hanma contigo.

Seira apretó el puño, aquello le molestó, su padre siempre solía despreciarla de aquella manera, siempre que él volvía borracho y ella escapaba de casa o le pedía ayuda a su madre su padre se burlaba de ella. Le repetía día tras día que él había criado un diablillo y no una puta:

- En fin, no puedo quedarme a charlar tengo otros asuntos que atender - extendió la mano en su dirección - es un placer hacer negocios con Seiryu, volvamos a encontrarnos en el futuro.

Estrechó su mano por compromiso más que por gusto. Al rededor suyo apareció una luz cegadora, cerró los ojos por el fuerte destello, volvió a abrirlos poco después.

Lo primero que vió fueron dos ojos grandes y negros que la observaban, unos con los que ya se había familiarizado, la cara del contrario estaba tan cerca que sentía su aliento rozar su cara, gritó.

Era el chico rubio de la otra vez, la miraba extrañado y sentado en el suelo con las piernas cruzadas y una mueca graciosa:

- El espacio personal no debe ser tu fuerte - dijo incorporándose

- No deberías tratar así a la persona que acaba de salvarte de morir

En ese momento noto que el amigo tatuado de aquel chico también estaba allí, te miraba mientras se disculpaba y apartaba al contrario:

- Mi nombre es Mikey y ahora tienes una deuda conmigo, él es Ken-chin - señaló al de la trenza

Sus sentidos se activaron al escuchar ese nombre y todos los recuerdos de lo sucedido llegaron de golpe, recordaste la foto, el sujeto que la abrazaba era él:

- ¿Mi-Mikey? - repitió ensimismada

El contrario levantó la ceja y se acercó peligrosamente a ella una vez más:

- ¿Me conoces?

- No, no he tenido el honor - negó repetidas veces con la cabeza

Su mirada se desvió a su muñeca izquierda, su reloj marcaba las ocho, sus ojos se abrieron y sus manos comenzaron a temblar, había perdido la clase entera, su padre la golpearía, era tan tarde... Debía estar en casa a las siete:

- Tengo que irme, por favor no volvamos a encontrarnos el futuro - dijo pensando en aquel extraño sueño que acababa de tener y en la posibilidad de que su padre la viese con un hombre

Mikey agarró su muñeca antes de que se fuese, su mano tapaba el reloj de su padre:

- ¿Te llevamos? - preguntó, su cara era sería pero su tono de voz era alegre

Tras meditar su respuesta un par de veces, asintió tragándose su orgullo y se montó detrás en la moto del más pequeño.

Se agarró a la parte de atrás del vehículo, no quería pasar por la vergüenza de abrazarse a un extraño que acababa de conocer:

- Te aconsejo que te agarres a mi - dijo como si le hubiese leído la mente

El más alto se subió a su moto imitando la acción de su amigo, sin duda era genial, Seira nunca antes había montado en una, pero en secreto envidiaba a las chicas que salían con motoristas, siempre le había resultado fascinante la velocidad.

Mikey arrancó y aceleró tan rápido que obligó a Seira a soltarse y a agarrarse a él para no caerse.

La ojiazul disfrutaba del momento, el cabello de Mikey chocaba contra el casco que él le había dejado. Miraba la ciudad fascinada, aquella sensación era diferente a cualquier otra que hubiese vivido, se sentía libre y llena, no tenía miedo por primera vez en su vida, se sentía protegida. Se sentía eufórica, tenía ganas de gritar.

Apretó su agarre en el chico debido a la gran velocidad y pudo notar que a pesar de que era pequeño, estaba bastante bien musculado, ¿Practicaría algún deporte? El calor subió hasta sus mejillas al darse cuenta de sus propios pensamientos.

Llegaron antes de lo esperado, Mikey había notado como el cuerpo de la chica se tensaba a medida que se acercaban. Draken se bajó de su moto y la despidió con una sonrisa:

- Gracias por traerme, siento la molestia

La chica avanzó hasta la puerta, tenía miedo, pero no quería que Mikey y Draken supiesen de ello, se giró y se despidió de ellos con la mano.

Abrió la puerta de casa con cuidado, quizá con un poco de suerte se habría quedado dormido y no tendría que lidiar con su paliza.

El lugar olía a alchol barato, su madre no estaba en casa y la luces estaba apagadas, o eso creía. Su padre estaba en la cocina, avanzaste, sabías que si lo evitarás sería peor:

- ¿Dónde estabas?

En su mano izquierda había una lata de cerveza vacía y en su otra mano una vara de bambú:

- Me quedé estudiando en la biblioteca, mañana tenemos examen de filo

Un grito desciquiciado y un fuerte golpe le detuvo antes de seguir hablando:

- No mientas, te he visto volver con dos hombre ¿Quienes eran? ¿Te acostaste con uno de ellos? Eres una puta, igual que tu madre, cuando esa zorra vuelva a casa... - murmuraba

Retrocedió, estaba enfadado, lo sabía, quería enfrentarlo pero tenía tanto miedo que si conseguía moverse ya era todo un logro:

- ¿A donde vas Seira? - preguntó mirándote fijamente

Se congelo y temía abrir la boca, estaba tan asustada...

- Ven al baño, voy a tener que castigarte - agarró con fuerza la barra de bambú





Blue Fire (Tokyo revengers)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora