1 capítulo

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Aclaración: Tokyo revangers y las imágenes utilizadas no me pertenecen

Espero que disfruten de la historia ♥️

Seiryu: Seiryū es el nombre japonés que se le da a un dragón de color azul, en la mitología japonesa, que forma parte de los cuatro monstruos divinos.

Seira salió corriendo de clase, era tarde, su entrenamiento comenzaba a las cinco y el reloj de su muñeca apuntaba que ya eran las cinco y media.

Cruzaba las calles corriendo lo más rápido que podía, por el camino se tropezó con un con joven de más o menos su edad. Su cabello era algo largo y rubio y sus ojos de color negro. Lo más especial en su físico era su mirada, penetrante y algo vacía o al menos eso le pareció.

Un escalofrío recorrió la espalda de la chica, sentía que se ahogaba. Un sentimiento familiar la inundó, como si ya conociese a aquel sujeto. Ambos se miraban el uno al otro desde el suelo.

Antes de que la chica pudiese decir nada llegó el que parecía ser un amigo del contrario, era bastante alto y le llamó la atención su tatuaje en uno de los lados de su cabeza, era un dragón.

Ayudó a levantarse a su amigo y después la ayudó a ella, la pelinegra se disculpó agachando la cabeza ante sus atentos ojos y al levantar la mirada lo observó, en este caso, de abajo arriba. Llevaba un uniforme de alguna banda.

Tras salir de su propio ensimismamiento delante de ambos chicos, miró su reloj de pulsera, palideció al instante y comenzó a correr, se giró brevemente unos metros más alante para observar de nuevo al de ojos color azabache, le pareció escuchar su nombre.

Negó con la cabeza tratando de espantar esas ideas, se debía estar volviendo loca por el cansancio acumulado.

Continuó corriendo y maldiciendo por no tener el gimnasio algo más cerca de casa. Llegó a una parada, en frente suyo se encontraban las vías de un tren, el semáforo estaba rojo. Dudó unos minutos, tenía tanta prisa que se arriesgó y cruzó las vías.

En ese momento el suelo debajo suyo comenzó a temblar y el ruido anunciaba la llegada del ferrocarril. Miró por última vez la hora y cerró los ojos esperando el inevitablemente golpe.

Abrió los ojos poco a poco extrañada después de algunos minutos, su cráneo no había sido aplastado.

Su cuerpo estaba tumbado y dolía, observó el techo de lo que parecía una habitación de hotel, miró a su alrededor, la cama era inmensa y la decoración bastante extravagante y cara ¿Dónde estaba? No tenía tiempo para eso, si no llegaba a tiempo a casa su padre la golpearía.

Se levantó de golpe, un mareo la detuvo en seco y la puerta de la habitación se abrió.

Entraron dos hombres, eran grandes y corpulentos, llevaban trajes negros y un pinganillo:

- Jefa - gritó uno de ellos - Kisaki viene hacia aquí, ha aceptado su propuesta de negocio

¿Kisaki? Pensó con una ceja alzada ¿Quien demonios era ese?

- Rápido, cámbiese de ropa y baje al restaurante de la tercera planta - dijo el segundo

Seira miró su atuendo extrañada y se sonrojó nada más verlo, era un camisón lencero corto de color granate. Sin duda aquello no era suyo, ella jamás se pondría algo así.

Los hombres la empujaron hasta el baño dándola un elegante vestido de color violeta:

- La esperamos afuera

Se miró en el espejo por inercia y nada más verse pegó un grito digno de película de terror.

Abrió los ojos de par en par, su cabello estaba teñido de color azul y morado, tenía varios tatuajes, uno en la espalda, otro en el abdomen y varios en la pierna. Se quedó boquiabierta, su cuerpo había cambiado tanto que a penas se reconocía a sí misma en el espejo.

Se mojó la cara y se pellizcó el muslo, nada cambiaba, seguía allí. Optó por hacer caso a aquellos hombres, quizá aquel hombre que habían mencionado la conocía y podía decirle que estaba pasando.

Se colocó aquel vestido, al salir los hombres le dieron un bolso, dentro había varias cosas, un teléfono, una pistola y ... Alargó la mano para sacar una foto.

Se vio a ella misma en la foto, aún tenía el pelo negro en aquella y no parecía haberse tatuado, sonreía de manera algo forzada pero sincera y llevaba un moño mal hecho, a su lado habían varios hombres, pero había uno en especial, uno que la abrazaba. Le resultó familiar. Acercó la foto para fijarse mejor, era el joven que había conocido aquel día, aquel atractivo chico de ojos cansados y mirada penetrante con el que había chocado antes del incidente.

Sin darse cuenta llegó al restaurante que aquellos hombres mencionaron, al entrar uno de los camareros la recibió y le pidió que lo acompañase, que tu cita estaba allí.

Vio a un hombre sentado, llevaba un traje elegante y unas gafas que escondían una mirada altiva y azulada. Tenía el pelo perfectamente peinado hacia atrás y la esperaba de brazos cruzados y moviendo nerviosamente el pié, su sonrisa ladina la ponía nerviosa:

- Vaya, por fin nos honra con su presencia la maravillosa Seiryu - te miró de arriba abajo - vienes bastante más tapada de lo que me han contado

La sangre de Seira hervía, pero era tanta su confusión que dejó pasar sus comentarios:

- ¿Tú sabes que está pasando? Llevo aquí una hora ¿Me conoces?

Kisaki levantó su ceja y comenzó a reír mientras os servían la cena que él había pedido para los dos:

- ¿Estas de broma? Eres bastante menos temible de lo que me contó Hanma - sacó algo de su bolsillo y lo dejó en frente tuyo, era un papel con un número - por cierto, quiere que lo llames para repetir lo de la noche del jueves, ese es su número

La ojiazul tenía ganas de gritar y romper todo, su frustración y ansiedad comenzaban a crecer ¿Que demonios estaba pasando? ¿Donde estaba?







Blue Fire (Tokyo revengers)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora