Seira pagó la comida y ambos salieron del local. Kazutora le explicó que si entraba en la Toman como mujer sabrían quien es al momento y en el mejor de los casos, aunque no lograsen reconocerla, tendría que trabajar en el mundo de la noche, como todas las demás. Mikey quería de su lado hombres, hombres fuertes y capaces.
Esto era algo que a Seira siempre le molestó y como parte de la venganza su yo del futuro pagó por todas las mujeres de la Toman a través de un cliente y la hizo parte de su organización, para que así cuando "sus chicas" (como ella solía llamarlas) hiciesen frente a sus captores pudiesen saldar cuentas cara cara.
El chico insistió en que debían ir a su casa ya que toda la zona estaba controlada por la Toman.
Seira se montó en la moto de Kazutora tras unos cuantos intentos por insistir en llamar a sus guardias. El ojiambar la obligó a agarrar su cintura, no solía conducir con suficiente precaución y no quería que saliese lastimada, aún sabiendo perfectamente que ella era igual o peor que él.
Llegaron a su casa algunos minutos después. Vivía en las afueras, un lugar bastante pequeño, pero acogedor. El del tatuaje del tigre le pidió que esperase en el salón ya que iría a buscar unas tijeras, una maquinilla y tinte de pelo.
La ojiazul hizo caso omniso a su petición y subió a la planta de arriba. Allí se encontraba su habitación, estaba increíblemente desordenada tenía cosas tiradas por todos lados, ropa, mapas con apuntes, lápices... Entre todo aquello vio una foto encima de una estantería, la única que parecía estable, era una fotografía suya, de cuando estaba en el centro de rehabilitación. Alzó una ceja y decidió bajar antes de que viniese a buscarla.
Kazutora llegó segundos después con una coleta y una brocha dentro del bol con la mezcla del tinte:
- Tu ropa de marca va a mancharse princesa - rió
- No importa, puedo comprarme la tienda entera
- Narcisista psicópata - contestó, aquella era una expresión que solía usar mucho cuando ambos estaban en el centro
Comenzó a esparcir el tinte por el cabello de su amiga mientras esta lo observaba recostada sobre el cabecero del sofá, esto le puso algo nervioso, se le había olvidado la mirada tan penetrante que tenía:
- ¿Sabes? te has vuelto más guapo estos últimos años
Comenzó a reír y pensó en devolverle aquello con la misma moneda, la miró y abrió la boca, pero su expresión lo dejo de piedra, aquella frase no iba para él, sabía a quien le dedicaba a aquellas palabras, sabía a quien veía a través de él. Tenía una mirada lleva de brillo y amor en sus ojos, aquella que se había guardado para ella durante tantos años. Decidió no decir nada.
Terminó de ducharse, cortarse y teñirse el pelo, se miró en el espejo, había vuelto a su color original de cabello, el negro. Pestañeó un par de veces, por un instante fue a su hermano al que vio en el espejo.
Salió del baño, Kazutora la miró de reojo, su plan iba bien, ya había un gran cambio de apariencia con tan solo cortar y teñir su pelo, Seira era bastante andrógina de por sí:
- Vas a tener que aplanar el pecho - comentó
Seira perdió el color del rostro, lo había intentado otras veces dentro del centro, no era algo fácil y sobre todo era algo bastante asfixiante y doloroso para una chica de sus proporciones.
Su amigo sacó una faja de neopreno y se la tendió, aquello debía funcionar, si no usaba ropa pegada nadie lo notaría:
- Vas a matarme antes de que entre en el lago de tiburones - masculló
- Oh dios mio - gruñó - deja de quejarte
Seira cogió el extraño artefacto con rabia y comenzó a quitarse la camiseta divertida:
- Tienes mi habitación justo al lado, puedes ir y cambiarte ahí
- ¿Por qué? ¿Tenías pensado mirar? - se burló
- Haz lo que quieras, de todas formas estás acostumbrada
Aquellas palabras estrujaron un poco su corazón, no fue el significado de estas en sí, si no la manera en la que las dijo lo que la hizo sentir molesta.
Se colocó la faja en el pecho, Kazutora no pudo evitar mirarla de reojo, la había echado de menos. Ahora que la tenía en frente aquello se hacía más insoportable. No la había olvidado y no podía evitar envidiar a Baji por ocupar su mente.
Su cuerpo era hermoso, tenía algunas cicatrices nuevas en la espalda, siempre estuvo llena de ellas por su padre, pero algunas peleas la dejaron marcas más recientes en su piel blanca y suave.
Apartó la mirada rápidamente antes de que la chica se girase. Su corazón latía rápidamente, se golpeó el pecho tres veces tratando de calmarlo y disimular:
- Ya estoy
La faja había funcionado lo suficientemente bien. Con una chaqueta y una camiseta ancha nadie adivinaria quién era:
- De acuerdo, vas a escucharme bien Seira - se atrevió a agarrar su mano, enviando una corriente a través de la espina dorsal de la nombrada - voy a llevarte a un lugar, una vez que estés allí estarás complemente sola, entrarás por recomendación mía, recuerda no destacar mucho y procurar que nadie vea tus tatuajes
Soltó su mano y asintió, lo mucho que se parecía a Baji comenzaba a perturbar su conciencia.
Se montaron una vez más en su moto y fueron hasta un especie de pabellón a unos minutos de allá, aquella zona era una distribución de drogas muy famosa que ella misma saqueó hacia unos años, claro que ella no lo recordaba.
Se detuvieron frente al lugar y Kazutora la abrazó, la apretó fuertemente contra su pecho, como si fuese frágil y fuese a desaparecer:
- Cuídate, tu nombre ahora será Suzaku
Sonrió con nostalgia, aquel era el mote por el que solían llamar a su hermano haciendo referencia a una de las cuatros monstruos divinos.
Se levantó y se dirigió hacia la puerta de lugar, escuchó la moto de Kazutora alejarse y ruidos fuertes dentro del lugar, entró con confianza, como solía hacerlo
Dentro habían al rededor de cuarenta hombres, todos grandes, musculados, la mayoría tatuados y de mirada rabiosa.
El medio de todo aquello se encontraba Koko junto a un hombre de pelo largo y trenzado con sonrisa divertida, parecía estar nombrando a los presentes, como si fuese una especie de competencia:
- Tu debes ser Suzaku, eres el último - frunció el ceño - Bien, ya pueden empezar la pelea, el último que quede en pie o no haya muerto será el nuevo miembro
Miró con curiosidad al nuevo, algo parecía extraño en él, estaba confiando y tranquilo. Era un hombre bastante pequeño para lo que estaban acostumbrados, pero había aprendido a no juzgar por el temaño gracias a Mikey. Él había sido la recomendación de Kazutora por lo que le despreciaba, tendría que demostrar que valía la pena. Alzó los hombros y suspiró, se dio media vuelta y echó a andar junto a Ran ( que parecía interesado ) cuando escuchó un estruendo a sus espaldas:
- Está loco dios mío - grito alguien entre la multitud
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Blue Fire (Tokyo revengers)
FanfictionDe tanto temer al monstruo se acabó convirtiendo en él. Esta es la historia de Seiryu, el dragón de ojos azules que obsesionó al diablo.