Koko dió un giro sobre sus talones y abrió la boca al observar la escena que tenía delante.
Seira se encontraba con uno de los hombres entre sus dos pequeñas manos, debajo de su pierna ligeramente doblada hacia arriba se encontraba otro monstruo de dos metros completamente aplastado y golpeado. Nadie se atrevía a acercarse a ella, todo había ocurrido tan rápido que a penas parecía posible. Había tumbado a seis hombres.
Lo que ni Ren ni Koko sabían era que aquel hombre que tenían delante era Seiryu, líder de la organización más poderosa de la zona. Su nombre hacia justicia a su fuerza y astucia. No era la primera vez que tenía que enfrentarse a hombres que creían estar por encima de ella, su experiencia hablaba por si sola, después de todo, el primero de aquellos hombres fue su propio padre. Ella había aprendido a sobrevivir a cualquier costo, no a luchar, era un monstruo. Corrían rumores de que antes de lograr el puesto de jefa para ganarse el respeto de su gente derrotó a treinta hombres ella sola, con las manos desnudas. Aquello no eran rumores, era una realidad.
Aterrizó su bota de tacón plano en la cabeza del hombre debajo suyo dejándolo irreconocible, sabía quién era, un pez gordo que llevaba un local a las afueras, hace algún tiempo le causó algunos problemas quedandose parte del dinero de su mercancía o al menos eso le habían dicho sus secuaces.
El labio inferior de Ran temblaba ante la fuerza y tenacidad del nuevo recluta, estaba complemente excitado. La mirada tan aterradora de aquel chico pelinegro erizaba cada pelo de su cuerpo como una corriente eléctrica.
Un hombre en sus treinta se acercó a él y lo agarró de los hombros, temblaba y sudaba como un cerdo en matadero:
- Ayúdame, por favor, esa cosa dijo que yo sería el siguiente, aquel psicópata me sonrió mientras le aplastaba los sesos a aquel animal de dos metros
Estaba muerto de miedo, podía decir con seguridad que sufría un fuerte ataque de pánico, como si hubiese visto al mismísimo diablo. Sin prestarle atención lo apartó de una fuerte patada en el esternón. Le dedicó un intento de mirada cómplice a Koko, este no contestó, seguía en shock al igual que todos los demás y los desechos abatidos en el suelo.
Se acercó al chico y tocó su hombro, tomando una posición de defensa Seira sacó de su bota una pequeña navaja que detuvo a pocos centímetros de su arteria, evitando así una muerte inminente:
- Parece que tú serás nuestro nuevo recluta, personalmente me gustas, parece que Kazutora nos ha traído un regalo ¿Cuál era tu nombre?
- Suzaku - contestó apartando su pequeña pero segura arma
Koko se colocó al lado de su compañero, aún consternado por la situación, sentía una especie de deja vu:
- ¿Nos conocemos? - le preguntó mirándolo a los ojos no muy convencido del porqué de la pregunta
Seira afilo la mirada y algunos de los hombres golpeados comenzaron a salir corriendo de allí:
- Depende - Koko levantó una ceja - ¿Eres gay? Quizá hayamos coincidido alguna noche
Ran comenzó a reír a carcajadas mientras rodeaba sus hombros con su brazo. Koko estaba completamente rojo de furia, sin embargo, todo en aquel pequeño hombre olía a peligro como una pequeña daga envenenada. Sus ojos azules brillaban con cinismo:
- Me gusta este chico Koko, estoy seguro de que es justo lo que Mikey busca
- Yo también creo que soy lo mejor de esta zona Ko-ko - comentó divertido el nuevo fichaje
- Salgamos de aquí, apesta a sangre - dijo el pelinegro
Koko caminaba delante mientras Seira daba largos pasos por detrás. Ran no paraba de revolotear a su alrededor haciendo preguntas inútiles como de dónde era, cuántos años tenía o si había matado alguna vez a un hombre.
Después de un corto viaje en tren llegaron a uno de los edificios principales de la Toman un resort no muy lejos de uno de los hoteles de la organización de Seira.
Pensó brevemente en Kazutora y se preguntó si sería capaz de llevar la organización que había dejado a su cargo, confiaba en él, pero no dudaba de que no era un trabajo fácil ni para todo tipo de estómagos.
El de trenzas volvió a tomarla de los hombros al llegar al ascensor, se fijó en que Koko marcó el piso siete, había un total de dieciséis pisos.
Al abrirse las puertas Seira sentía que el corazón se le aceleraba por momentos. Koko abrió la puerta de uno de los pisos.
Allí sentado en un sofá de cuero blanco estaba Mikey, a su lado se encontraba Inupi y al otro lado Kisaki. Los dos últimos parecían estar contando dinero de unos fajos de billetes, levantaron la mirada cuando sintieron presencias nuevas en la sala.
Mikey fue el último en hacer contacto visual con ella, cuando sus ojos se encontraron sintió que una flecha la atravesaba el pecho sin dejarla respirar. El cuarto estaba lleno de armas, si la describían estaba jodida:
- Mikey-kun - canturreaba Ran - te hemos traído a tu hombre de hierro, este niñito de aquí es la recomendación de Kazutora
La expresión de Mikey era sería, no había indicios de que la hubiese reconido, dejó escapar el aire que había contenido desde que entró:
- Mikey hemos perdido dinero, Seiryu tiene más de la mitad de nuestra mercancía - añadió Inupi ignorando a Ran
- Esa zorra tatuada va a pagarmelas, diablos, no solo se llevó nuestros fondos si no que a demás nos quita mercancía - resoplaba Koko
- A mi me agrada, es astuta - dijo Ran
Kisaki y Mikey mantenían el silencio mientras sus miradas analizaban de arriba abajo al nuevo, Seira soltó al aire una sonrisa ladina:
- Acércate - exigió el rubio de pelo largo - sientate aquí - palpó el lado derecho de su sofá
La pelinegra hizo caso de lo que la mandaban y se sentó algo tensa, a decir verdad la mirada constante de Kisaki la estaba poniendo incluso más nerviosa que la de Mikey. Sin previo aviso el líder se acercó peligrosamente a ella y la apuntó con arma en la cabeza:
- ¿Por qué quieres trabajar para mí? - preguntó sin apartar la pistola
Se mantuvo serena, esto sorprendió a los presentes, Mikey nunca había hecho algo así, pero nunca nadie se había encontrado tan tranquilo frente a un arma cargada:
- Por lo mismo que todos, dinero, poder, fama y por qué no... Sadismo, si me aceptas puedo llevar esto a la cima
Y no mentía, solo ella conocía las claves del éxito, incluso como derrotar su propio imperio, todo lo que Mikey necesitaba para llegar a controlar toda la ciudad.
Koko abrió la boca para responder, sin embargo, la mirada sería de su jefe lo hizo contenerse. Bajó poco a poco la pistola sin apartar la mirada:
- Está bien, estás dentro Kuzaku-kun, estoy ansioso por ver tus habilidades - sonrió de manera amable, casi dulce
¿El sabía su nombre? No recordaba que nadie lo hubiese mencionado y aunque fuese el ganador había más de veinte personas que podrían haber tomado su puesto. Quizá eran imaginaciones suyas y Ran o Koko se lo dijeron antes de llegar o fue mencionado, no le dió mucha importancia y asintió con la cabeza:
- No voy a decepcionarle
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Blue Fire (Tokyo revengers)
FanfictionDe tanto temer al monstruo se acabó convirtiendo en él. Esta es la historia de Seiryu, el dragón de ojos azules que obsesionó al diablo.