23 capítulo

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La moto de Mikey peinaba la ciudad en busca de algún lugar tranquilo donde hablar con la pelinegra.

Seira se dejó caer hacia delante y apoyó su cabeza en la espalda del rubio, parecía agotada y pensaba en las palabras que iba a dedicarle al rubio.

Después de unos cuanto minutos más llegaron a una campa cerca de un río. El líder de la Toman se bajó de la moto y la comandante de la sexta división imitó su acto.

Una vez estuvieron uno frente al otro Mikey se sentó en el césped mirando al cielo, el atardecer era especialmente bonito aquel día:

- Mikey - lo llamó la chica y cogió su mano dulcemente - escuchame

El rubio dirigió su atención hacia ella mirándola a los ojos, el azul de su mirada quemaba como si fuese una llama:

- Eres la primera persona que me ha dado un lugar al que pertenecer, eres mi primer amigo

El contrario frunció el ceño, no parecía gustarle el rumbo de la conversación que le proponía su amiga:

- Pero yo no soy un niño del que tengas que cuidar y no estoy bajo tu mando, no tienes que hacer esto por tu hermano ni por ninguna promesa.

El sol se ocultaba en el horizonte y a medida que lo hacía la luz en la cara del chico iba disminuyendo, volviendo su expresión algo sombría:

- No lo entiendes Seira - habló por fin

Comenzó a acercarse a ella, agarró su mano y la pegó a su pecho, su corazón latía fuerte. La pelinegra no pudo evitar sonrojarse por la situación:

- Al principio quería hacer que mi hermano estuviese orgulloso de mí en su tumba

El cielo terminó por volverse oscuro, la brisa comenzaba a ser más fría y algunas estrellas resaltaban en el cielo deslumbrantes como pequeñas linternas:

- Pero cada vez que pasaba tiempo contigo, que te veía entrenar, que me sonreías o llorabas abrazada a mi, sentía una conexión, la conexión más fuerte que he sentido nunca, quiero decirte algo.

Mikey terminó de cortar la distancia entre ambos y agarrando su mano la besó.

Seira abrió los ojos y se quedó petrificada, su cuerpo no respondía. Los labios de Mikey eran cálidos y se separaron de los de ella después de cinco segundos.

Tras esto el chico le dedicó la sonrisa más amplia y sincera que había visto nunca y la abrazó. Aquel había sido el primer beso de ambos, él había conseguido robarselo.

La chica entró en pánico, su corazón latía con fuerza, acababa de darse cuenta... de que estaba enamorada de Baji. Aquello había sido la prueba que lo confirmaba.

Cuando el de ojos negros la besó lo único que invadía su mente era persuadirlo de luchar contra Valhalla para no dañar al moreno de sonrisa afilada.

Apartó a Mikey de ella, este levantó las cejas y abrió los ojos, se sentía completamente insultado y rechazado:

- Te gusta él ¿Verdad? - su tono de voz era algo histérico y demandante, pero no llegaba a ser un grito

- Mikey, yo...

- Cállate - gritó interrumpiendola de manera brusca asustandola - No digas nada, no quiero escucharlo, es mentira, tú me elegiste

Seira estaba estática, su mirada era la de un loco, parecía fuera de sí. Él se levantó de su sitio y se montó en la moto, aquel repentino cambio de humor la había dejado confundida.

Mikey prendió el vehículo y la miró una última vez, parecía esperar que Seira le pidiese que la llevase a casa o quizá perdón, pero esto no ocurrió. Ella simplemente se mantuvo firme en su sitio, retandolo a marcharse, y así lo hizo, dejándola allí sola.

Completamente frustrada y enfadada Seira se limpió las lágrimas y comenzó a andar por la carretera hacia casa, no sabía cuánto faltaba, estaba algo alejada.

Después de media hora caminando una moto paró al lado suyo, la persona que iba en ella se quitó el casco dejando caer su melena y dirigiéndola una mirada preocupada:

- Seira ¿qué haces aquí? Estas loca, tienes los ojos hinchados, podrían haberte cogi-

Sin dejar que terminase de hablar la ojiazul se abalanzó sobre él y ocultó su rostro en su cuello para que no pudiese ver su cara:

- Baji - susurró

Este, atónito y sin saber cómo reaccionar la rodeó con su brazos y acarició su espalda.

Seira confirmó una vez más aquel sentimiento, era con el único con el que se sentía segura y protegida. El único en quien confiaba.

Seguido el chico la alzó en su brazos y la llevó hasta su moto, la montó en el asiento de atrás y revolvió su cabello:

- Tonta, es peligroso andar por aquí a estas horas, vamos a casa

La ojiazul agarró la manga de la chaqueta de cuero de Baji y tiró suavemente de ella:

- No quiero ir a mi casa, estoy asustada de poder encontrarme a mí padre allí

Baji reunió todo el valor que tenía y besó la frente de la chica en un intento de transmitirle tranquilidad, después de monto el la moto de espaldas a ella con las orejas rojas:

- No te voy a llevar allí, vamos a mi casa, yo estoy aquí contigo, él no puede tocarte

Al contrario que con Mikey sonrió tiernamente y abrazó su cintura mientras conducía.

Llegaron algunos minutos después, a la chica se le hizo corto el viaje, una vez aparcada la moto ambos bajaron y Baji le tendió su mano a Seira para que está la agarrase.

La chica como si fuese un pequeño perrito meneando su cola le dio su mano y ambos caminaron hasta la entrada, el pelinegro algo avergonzado.

Tocaron el timbre y su madre los recibió con una sonrisa de oreja a oreja y golpeó juguetonamente el costado de su hijo con el codo:

- Vaya, Seira-chan pasa, pasa, tienes suerte, hice la cena para cinco personas, puedes comer tanto como quieras.




Blue Fire (Tokyo revengers)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora