13 capítulo

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Viajaba en silencio de vuelta al hotel, sus guardaespaldas la miraban de vez en cuando de reojo con temor a decir algo o incomodarla.

Estuvieron allí en poco tiempo, los tacones la estaban matando, se los quitó y comenzó a andar con ellos en la mano desde la entrada. Todos agacharon la cabeza con los ojos muy abiertos y aterrados:

- Señorita, cualquiera de nosotros está dispuesto a llevarla en brazos hasta...

- Da igual - interrumpió la chica restándole importancia al asunto - no necesito ayuda

Todos contenían la respiración muy asustados, parecía una persona totalmente diferente. Seira siempre se ponía tacones de aguja, aquellos que siempre indicaban cuando entraba en una sala, eran parte de su estética y su marca personal, pero acababa de quitárselos como si nada y caminaba descalza de vuelta a la habitación.

Subió en ascensor y les ordenó quedarse en la planta de abajo, se asomó y vió una sombra parada justo en frente de su puerta.

Sin pensarlo mucho sacó el arma de su bolso y apuntó hacia la persona que se encontraba allí esparandola, al ver quién era la bajó lentamente, pero al guardarla dejó asomando parte de esta:

- Kisaki - hizo una pausa - ¿Qué haces aquí a estas horas?

El rubio suspiró y la miró con el ceño fruncido, Seira no pudo evitar reír, era muy diferente a como lo recordaba en el pasado. Parecía alguien mucho más serio, pero parecía tranquilo a su lado, como si confiase en ella:

- Fuiste tú la que canceló nuestra cita sin ningún tipo se explicación, así que tuve que hacer sitio en mi agenda y venir hasta aquí - mintió

Seira sonrió creando una mueca extraña en su rostro y se posicionó a su lado con los brazos cruzados:

- Algo urgente surgió - hizo una pausa y lo miró de arriba abajo, olía a alcohol y su rostro estaba algo colorado - ¿Has bebido?

El de ojos claros ladeó la cabeza, parecía frustrado, pero no borracho del todo:

- Hina ha vuelto a rechazarme

La peli azul contuvo la risa y no puedo evitar pensar que si ella tuviese un pretendiente como Kisaki lo acabaría matando o simplemente suicidándose de desesperación:

- Quizá debas dejarla ir y buscar una chica que sí te quiera - lo miró - de todas formas no la amas, estas obsesionado con la idea de tenerla contigo

- No lo entiendes, hice todo por ella, pero aún así...

Kisaki la miró a los ojos, parecía querer decirla algo con la mirada, pero la contraria no entendía el qué:

- ¿Y bien? ¿Viniste hasta aquí simplemente a contarme tus problemas amorosos? ¿Qué haces aquí?

El de gafas continuaba mirándola fijamente, dió un paso hacia delante, arrinconandola. Sin duda su aura había cambiado mucho después de tantos años. Parecía estar confundido y frustrado.

Seira tenía ganas de golpearlo, su humor no era bueno después de hablar con Draken, tenía que volver al pasado para poder arreglar la muerte de Baji, se alegraba de que Kisaki estuviese allí, lo único que tenía que hacer era darle la mano y largarse de allí, el ambiente era increíblemente pesado:

- ¿Sabés? Aún recuerdo la vez que me dijiste que estabas enamorada de mi - dijo de pronto el rubio

La chica tragó saliva a duras penas y quiso que la tierra la tragase allí mismo:

- No te preocupes, no hace falta que estés tensa - hizo una pausa para mirar sus labios - sabía que era mentira, estaba escrito por toda tu cara que me odiabas, pero me pareciste alguien interesante que podía serme útil en un futuro. Eras bastante fuerte y hábil. Para mí sorpresa no me traicionaste.

Las mejillas de Kisaki estaban rojas, el alcohol parecía estar haciendo efecto en él a pesar de su apariencia tranquila, se acercó aún más a ella y apoyó una de sus manos en la pared detrás de la chica:

- Y últimamente no sales de mi cabeza - continuaba - Quizá sea porque  cuando estoy contigo no me siento un monstruo.

Aquella frase hizo que la ojiazul, lo mirase por un segundo con lástima, sin embargo aquello no duró mucho ya que rápidamente perdió todos los colores de su cara, estaba segura de que si hubiese sido capaz de verse desde fuera sería la viva representación de "el grito"

- Kisaki, estas borracho, deberías ir a la cama - dijo tratando de coger su mano para poder volver al pasado y que su yo del futuro se encargase de aquella situación.

El rubio apartó su mano rápidamente y la colocó en la mejilla de la chica, acariciándola:

- Tú...yo hice esto por Hina, pero tú... - decía en un tono más alto de lo normal - Seiryu

Estaba comenzando a cansarla aquel nombre por el que todos le llamaban. Aquel nombre era por el cual su hermano nombraba a la bestia de los cuentos inventados que le contaba de pequeña. La bestia que siempre impedía que los protagonistas fuesen felices, una bestia terrorífica, poderosa e infeliz:

- No tengo tiempo para esto, estás borracho trata de aclarar tu mente.

Trató de alcanzar su mano una vez más, pero Kisaki la detuvo y la agarró de la muñeca con algo de fuerza:

- Estoy siendo serio, quería hablar contigo.

La chica en un rápido movimiento agarró su brazo con su mano libre y golpeó su estómago:

- Yo no soy alguien con quien puedas jugar Kisaki, no tengo tiempo para esto.

Por un momento su mirada cambió, sus ojos azul brillante se volvieron opacos y su expresión facial se relajó al punto de no mostrar ningún sentimiento.

El rubio tosió un par de veces, estaba algo asustado, por un momento había olvidado que Seira no era la misma de antes. No pensó que se atrevería a golpearle, pero al parecer lo hizo sin dudarlo. Había cambiado tanto que a veces le costaba reconocerla, sin embargo, había días en los que ella recuperaba la luz en su mirada, días en las que no parecía la misma.

De pronto la chica sonrió victoriosa y le tendió la mano para que la cogiese y ayudarle a levantarse:

- Espero que vengas a verme cuando no estés borracho - dijo antes de que el chico le diese la mano y volviese de nuevo al pasado





Blue Fire (Tokyo revengers)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora