Dos días después a la explosión:
Seira se encontraba disfrutando de un baño en uno de los hoteles de lujo más prestigiosos de la ciudad. Aún no tenía noticias de Kisaki y aquello comenzaba a agobiarla, debía volver a su época lo antes posible, las cosas comenzaban a salirse de control, podía notar como su presencia alteraba el orden natural.
Alguien empezó a azotar la puerta del baño de manera insistente, cosa que molestó tanto a la ojiazul que salió goteando y únicamente con una toalla envolviendo su cuerpo:
- Más vale que haya una razón lo suficientemente importante para interrumpir mi descanso, si no, haré que te corten la mano con la que azotaste la puerta.
El guardia, avergonzado por la situación y tragando saliva, desvío la mirada del cuerpo de la mujer y habló de forma entrecortada:
- He-hemos encontrado al culpable de los explosivos
Nada más escuchar esto, Seira se abalanzó sobre él y lo agarró por el cuello de la camisa cuidadosamente colocada debajo de la corbata:
- Traiganlo inmediatamente, quiero verlo
- Señora, debería tener en cuenta ...
La terrorífica expresión de su ama le hizo callar en seco, bajar la mirada en una reverencia y salir de la habitación. Minutos después varios guardias llegaron trayendo consigo a alguien que Seira conocía ahora muy bien, su mano derecha y perro más leal en el pasado, Sanzu.
Y es que no era ningún secreto que aquel pobre diablo (como ella solía llamarle) estaba completamente obsesionado con ella, desde el principio de la creación de su imperio Sanzu fue el único en mantenerse a su lado durante tantos años y organizar todo el trabajo sucio. Seira le guardaba algo de cariño, algo así como su mascota favorita, sin embargo, cada vez tenía más perros a su mando y Sanzu menos oportunidades de verla.
La chica abrió los ojos tratando de disimular su asombro cuando sus hombres tiraron al ahora pelirrosa frente a ella, estaba golpeado y su traje morado estaba rasgado, parecía haber luchado contra sus hombres. Sanzu se dejó caer de rodillas al suelo y desde su posición y esposado miró al que él consideraba el amor de su vida y objeto de todos sus deseos:
- Seira, por fin puedo verte, llevas ignorandome tres meses, me habías desterrado.
La chica levantó una ceja, parecía que su yo del futuro ya no tenía tanto interés en él como ella.
El chico se arrastró hasta sus zapatos de puntiaguda punta y afilado tacón, se encontraba sentada en la cama con las piernas cruzadas, agarró su tobillo con desesperación y una mirada caótica mientras temblaba:
- Llevas meses ignorandome, ¿Es que ya no soy válido? ¿Me has cambiado? ¿Por quién? ¿Fue por Hanma? O quizá por ¿Yuzuha? ¿Koko? Dijiste que te habías cansado de él
Seira chasqueó la lengua y lo apartó de ella de una patada, ese maldito loco acababa de poner bombas por todo su terreno y solo le preocupaba quién era su mascota favorita en aquel momento, guardo silencio un minuto recapacitando sus palabra, ¿acababa de mencionar a Koko?:
- No se te ocurra volver a llamarme por mi nombre - con un gesto mandó salir a todos sus hombres - eres lamentable Sanzu, te daré la oportunidad de explicarme por qué lo hiciste
Sanzu comenzó a reír de manera estrambótica, ella se fijó en las marcas a los lados de su boca, ya no estaban cubiertas:
- ¿Preguntas por qué? Maldición Seiryu, si no hubiese hecho esto hubiese sido reemplazado, quizá incluso asesinado por alguno de tus perros. Llevo a tu lado diez años y diez años loco por ti, diez años esperando que seas mía, reclamando mi lugar.
La chica sintió como un hormigueo recorría su espalda, Sanzu había cambiado, no se parecía en nada al chico que la perseguía en el centro:
- Me prometiste ser tu mano derecha, me prometiste un imperio y lo único que hiciste fue aprovecharte de mi y yo dejé que lo hicieses para estar a tu lado, maldición
La peliazul ignoró todas sus palabras, estaba claro que alguien le había ordenado que hiciese todo aquello, Sanzu no era capaz de pensar por sí mismo ningún plan que la dañase, su obsesiva visión romatica no se lo permitía, alguien lo manipuló y chantajeo:
- ¿Quién te ordenó que hicieses esto? Si me lo dices sin oponer resistencia puede que te deje con vida
De nuevo las carcajadas maniaticas del hombre inundaron la habitación y este se puso de pie:
- Me da igual morir, si no puedo tenerte al menos me llevaré a tu jauría conmigo, quizá la siguiente sea Yuzuha, es una chica linda.
Seira pensó en la atractiva mujer con la que despertó aquel día, Yuzuha, ella parecía ser la única que de verdad se preocupaba por ella, no sabía cómo había llegado a conocerla o a gustar de ella, la que compartía más experiencias con ella no era su yo de ese momento por lo que tampoco le perturbaba tanto. Parecía una mujer capaz de cuidarse sola.
Sanzu avanzó hasta ella mirándola desde arriba, Seira no se había movido ni un centrimetro, seguía sentada con las piernas y los brazos cruzados y una expresión terrorífica. Colocó su rodilla al lado izquierdo de su cadera apoyándose en la cama y se inclinó hacia ella para susurrarla:
- Mikey busca destruir tu imperio, si me prometes ser el único dejaré que me uses para matarlo, yo puedo infiltrarme
La voz de Sanzu sonaba átona y seductora tratando de convencerla de cumplir sus infantiles tratos.
El pelirrosa besó el cuello de la chica y después lo mordió tratando de marcarla, Seira no tuvo ningún tipo de reacción a las provocaciones del chico y simplemente añadió:
- ¿Así que fue Mikey el que ordenó hacer todo esto?
El contrario suspiró y la miró directo a los ojos, había algo extraño en su mirada, algo que le recordaba a la persona que fue al principio, valiente, hostil, pero sobre todo retorcida:
- Sí
Notó algo diferente en ella, llevaba a su lado diez años y aquella mujer frente a él no parecía la misma que meses antes le negó la entrada a su habitación amenazando con cortarle el cuello, parecía alguien distinta y a la vez tan igual:
- Vete, no quiero volver a ver tu cara
Sanzu la abrazó tirándola sobre la cama, no estaba dispuesto a dejarla ir, nunca lo estuvo. Él sabía que no podía ocupar el puesto de Baji y también sabía que Seira perdió toda capacidad de amar el día que murió, sin embargo, tampoco quería su puesto y aquella fue la razón principal por la que la mujer le permitió estar en su vida, el buscaba algo diferente, buscaba sentirse necesitado por ella, ser el único que podía satisfacerla y ser dueño de todos sus secretos:
- Sanzu, creo que olvidas quién soy y como debes obedecer
De pronto Seira levantó una parte de su largo vestido y en la zona de su muslo, amarrado en una especie de liguero se encontraba una daga. Tras agarrar el arma lo coloco en el cuello del chico punzando la punta ligeramente.
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Blue Fire (Tokyo revengers)
FanfictionDe tanto temer al monstruo se acabó convirtiendo en él. Esta es la historia de Seiryu, el dragón de ojos azules que obsesionó al diablo.