Al día siguiente Seira se levantó cansada, tenía los huesos entumecidos y la los párpados le pesaban.
No recordaba en que momento se quedó dormida hablando con Mikey, pero al despertar se encontró su chaqueta tapandola y la ventana abierta. El rubio la había consolado hasta que se quedó dormida. Parecía saber perfectamente que decir para calmarla.
No tenía ganas de ir a clase, sus profesores la mirarían con lástima y la aburrirían con preguntas de las que ni siquiera querían saber la respuesta. Iría a dibujar al río, escucharía música y volvería pronto para que su padre no sospechase. En el colegio solo tenían el número de casa así que aunque llamasen nadie respondería.
Se miró en el espejo, tenía la mejilla hinchada, se sentía incómoda, tenía tantas heridas y moratones en el cuerpo que había empezado a odiarse.
Se vistió con el uniforme del colegio tapandola casi por completo y bajó las escaleras, su padre no estaba allí. Fue a la cocina deseando poder encontrar algo de comida para saciar el hambre. Encontró sobre la mesa del comedor y un sándwich y una nota, seguramente de arrepentimiento. Miró aquello con resentimiento y lo tiró a la basura, prefería morirse de hambre a comer algo preparado por aquel monstruo.
Pensó en su madre, seguramente lo que dijo su padre el día anterior era verdad, la había abandonado. Ni siquiera era capaz de culparla por ello.
Salió de casa con una mochila donde llevaba varias cosas, entre ellas la camiseta lavada de Baji, pensó que quizá con un poco de suerte podría verlo y devolvérsela.
Casi como si el cielo la hubiese escuchado lo encontró allí, estaba parado frente a su casa apoyado en su moto, llevaba el pelo recogido en una coleta con la goma que la chica le había regalado el día anterior, miraba hacia el suelo y tenía los brazos cruzados mientras esperaba.
Al verla salir de casa su expresión seria cambió, sus ojos se iluminaron y le dedicó una brillante sonrisa.
Seira corrió hasta él y le dió un amigable golpe en la espalda:
- Estas mucho más guapo así, tu rostro se aprecia mejor - dijo sonriente
El chico apartó la mirada y le entregó su casco mientras se montaba en la moto:
- Sube, Draken me ha mandado a recogerte - hizo una pausa y la miró con el ceño fruncido - ¿No deberías estar en clase?
- Sí - contestó algo seca colocandose el casco y montándose atrás - ¿Nos vamos?
Baji observó su mejilla, frunció el ceño, pero no dijo nada, ella no parecía querer hablar del tema y él no quería forzarla, se sentía algo impotente:
- Agárrate bien, no quiero escucharte lloriquear
Dicho esto arrancó la moto, Seira agarró la cintura de Baji algo indecisa, sin mucha fuerza. Aún no se acostumbraba a aquel tipo de contacto, sintió algo totalmente diferente al abrazar a Mikey. Con el moreno le faltaba el aire y se sentía nerviosa y avergonzada.
Al chico, por otro lado, le divertía la situación, de vez en cuando pegaba acelerones más fuertes para que tuviese que pegarse a él a la fuerza, recibía algún que otro insulto, pero según él merecía la pena. Cuando la ojiazul se pegaba a él podía sentir su corazón latir rápidamente y aquello le gustaba, él era quien provocaba aquello y aquello le causaba una rara satisfacción.
Llegaron antes de lo previsto, Draken y Mikey se encontraban frente a un parque a las afueras de la ciudad. Al llegar rápidamente se separó del chico y corrió hacia Mikey, quien la recibió con un abrazo y la alzó dándola una vuelta en el aire para después acariciar su cabeza sonriendo como un niño en navidad.
Baji sintió en aquel momento un nudo en el estómago, miró a la chica, ella sonreía mientras hablaba con el rubio. Chasqueó la lengua. Draken lo miraba atentamente, parecía comprender lo que ocurría, pero decidió no intervenir:
- Tengo algunas cosas que hacer, luego vuelvo - dijo en un tono bajo
La chica lo miró, parecía desanimado, iba ir a preguntarle qué sucedía cuando Mikey la agarró de la muñeca:
- Vamos Seira, te he estado esperando
Ella lo siguió mientras veía a Baji desaparecer en su moto. Se sintió algo culpable:
- Quería hablar del algo contigo Seira, debes esperar un poco, Ken-chin y yo tenemos unos asuntos que resolver.
Llegaron hasta una especie de plaza, allí se encontraban diferentes jóvenes de su edad, todos hombres, era la única mujer allí. Parecían estar viendo una pelea, esta era entre un chico musculoso y alto, a Seira le llamó la atención su cicatriz en la ceja izquierda y sus ojos rasgados. Su contrincante era un chico delgado de cabello decolorado y amarillo, sus ojos eran grandes y azules y se encontraba bastante herido.
Lo miró de arriba abajo, lo conocía, estaba segura, llevaba el uniforme de la escuela Mizo a la que ella asistía, pero no iba a su clase. Se mordía los labios tratando de recordar.
Muchos allí la observaban curiosos, todos se preguntaban quién era la chica que acompañaba al líder de la Toman. Debía ser alguien increíblemente fuerte para acompañar al invencible Mikey.
Todos observaban sin acercarse o moverse, parecían muertos de miedo. Draken fue el primero en acercarse soltando un par de amenazas al tipo alto. Mikey agarró a Seira por la camisa y la miró con los ojos llorosos:
- Ne ~ - canturreaba - Seira se acabaron mis dorayakis, acompáñame luego a comprar más
Sentía que la presión se le iba a subir por la nubes y se arrepentía de haber seguido a Baji sin pensarlo.
De pronto todos bajaron sus cabezas en una reverencia, Seira sentía que se iba a desmayar allí mismo. Mikey lamió su mejilla limpiandose unas migas que tenía ahí pegadas y avanzó con las manos en los bolsillos:
- Buenos días, señor comandante - gritaban todos a unísono
Uno de los allí presentes trató de llamar la atención de Mikey, pero este lo ignoró y avanzó hasta el chico de miraba asustada y cabello decolorado. Draken le advirtió que estorbaba y que el rubio solo hablaba con la gente que despertaba su interés.
Seira lo observaba de lejos, sabía quién era, pero no conseguía recordarlo. Sentía que se perdía algo importante.
De pronto Draken golpeó con una fuerte patada al chico de la cicatriz en la ceja dejándolo doblado de dolor:
- Kiyomasa ¿Desde cuándo te crees tan importante? - le dijo con una mirada seria - baja más la mirada al saludar al comandante
La chica miraba todo aquello sintiéndose fuera de lugar y completamente asustada, sentía que no debía estar allí. No tenía ni idea de que Mikey era una persona tan importante y esto le hacía preguntarse con más fuerza porqué se había acercado a ella, simplemente no le encontraba el sentido:
- Oye ¿Cómo te llamas? - preguntó el rubio una vez en frente de el de ojos azules
- Takemichi Hannagaki - contestó asustado
De pronto el grito de Seira resonó en todo el lugar. Todos los presentes giraron su cabeza hacia ella. La chica sentía tanta adrenalina e impacto por la situación que ni siquiera se dio cuenta de aquello.
Corrió hasta llegar al chico y lo agarró de la camiseta alzandolo con violencia.
Entonces recordó las palabras de Kisaki en lo que ella pensaba que había sido un sueño "quiero a Takemichi fuera de juego"
- ¿Eres real? - gritó - esto no puede ser cierto
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Blue Fire (Tokyo revengers)
FanfictionDe tanto temer al monstruo se acabó convirtiendo en él. Esta es la historia de Seiryu, el dragón de ojos azules que obsesionó al diablo.