27 capítulo

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Lentamente ambos se despegaron y Seira miró a Baji sonrojada. Este le devolvió una sonrisa juguetona y le dijo:

- ¿Quieres otro?

La pelinegra golpeó su hombro y echó a andar, el contrario corrió detrás de ella y cogiéndola de la cintura la cargó en su hombro como un saco de patatas mientras reía. Seira se retorcía y gritaba, pero al ver que no lograba nada se dió por vencida:

- Vamos Capitana, no puede llegar tarde a la fiesta

Sonrió tiernamente y asintió con la cabeza cuando Baji la montó en su moto y arrancó haciendo gruñir el motor.

Todos los miembros de Valhalla se encontraban delante rumbo al lugar de quedada, sin embargo, algo comenzó a torcerse.

Seira miró el espejo retrovisor, era la policía, avanzaba a un ritmo increíblemente rápido entre los coches. Todos comenzaron a esparcirse por diferentes callejuelas de la ciudad, sin embargo, les perseguían a ellos y les hacían señas para que se detuviesen.

Baji miró a la chica esperando su orden y está accedió a la petición de la policía sin entender que ocurría.

Ambos se detuvieron a una esquina al lado de la acera, la gente pasaba y miraba la escena con curiosidad.

Dos policías bajaron del coche y corrieron hacia Seira preocupados y aturdidos:

- Señorita me temo que va a tener que acompañarnos a comisaría

La ojiazul abrió los ojos estupefacta y Baji frunció el ceño agarrandola del brazo:

- ¿Por qué motivo? No voy a moverme de aquí sin saber el porqué

Los policías se miraron el uno al otro, algo parecía no encajar dentro de sus cabezas, el más mayor suspiró y habló:

- Su padre ha muerto, fue asesinado hace algunas horas, necesitamos que usted testifique y nos diga si es él puesto que tiene la cara... Desfigurada, perecia un crimen muy personal

Seira se dejó caer al suelo de la impresión al ver la foto del crimen, su rostro estaba completamente parecía un simple trozo de carne, Baji la miró aterrado. Los policías la recogieron y la colocaron una esposas por precaución. Antes de que se fuese Baji la sujetó de la mano:

- No Te preocupes Seira, todo va estar bien, iremos a casa juntos más tarde, sé que vas a estar bien

La pelinegra trató de esbozar una sonrisa, sin embargo, aquello más bien resultó en una mueca.

Baji llegó por su cuenta al lugar de encuentro algo más tarde que los demás, Kazutora lo recibió golpeando con ánimos su espalda y una sonrisa de oreja a oreja:

- ¿Dónde está la princesa? ¿Ya salió corriendo a por su zapato de cristal?

El pelinegro golpeó con fuerza la mejilla de su amigo ¿Aquel tipo de burlas era lo que sufría Seira todos los días? Debía de estar cansada de tener que demostrarle al mundo quién era.

Kazutora abrió los ojos de par en par, nunca lo había visto tan enfadado, sin duda el efecto que tenía Seira en él eran inmenso, en otra situación Baji jamás se habría atrevido a tocarle un pelo, parecía frustrado y enfadado.

Hanma inspecciono la zona con la mirada para observar que Seira no se encontraba allí, se moría de ganas por saber que había pasado, pero la Toman acababa de llegar al lugar y la pelea estaba por iniciar.

De mientras, Seira respondía las preguntas que le iban haciendo. Al parecer a su padre fue golpeado por un objeto contundente en la madrugada mientras volvía borracho. El policía al enterarse de los malos tratos de su padre hacia ella la miró con lástima:

- Nadie la encontraría culpable si lo hubiese matado, tuvo que soportar un infierno - dijo colocando su mano sobre la suya

- Haga su trabajo, por lo que tengo entendido señor policía, su trabajo no es consolar a nadie, si supone que soy la asesina arresteme - contestó cruzando las piernas

El hombre tecleó con recelo en el ordenador y comenzó a mascar chicle de forma escandalosa, haciendo notar su enfado a todos los presentes.

Seira movía el pié nerviosa y cada vez que el reloj avanzaba un minuto sentía que iba a darle un ataque al corazón, tenía que salir de allí cuanto antes.

Ambos policías dejaron de hacerle preguntas. En su cabeza rondaba las posibles causas de la muerte de su padre, su asesino podia haber sido cualquiera puesto que debía dinero a media ciudad. El misterio era que hubiese conseguido burlar a los arrenderos durante tanto tiempo.

Pensó en sus últimas palabras "hubiese deseado poder amarte" en el fondo de su garganta se formó un nudo difícil de tragar y volvió a desviar la mirada hacia las manecillas del reloj, el tic-tac del artilugio iba a acabar consumiendola, tenía que pensar en algo para poder salir de allí.

Comenzó a mover su pie en círculos y a frotarse los ojos mientras agarraba la mano del más alto:

- Lo siento es que yo... - hizo una pausa mientras sus ojos de aguaban por haber sido frotados - ahora que mi padre no está...

El hombre se agachó hasta ella y restregó su espalda con cariño, tratando de ser comprensivo:

- No te preocupes, nosotros atraparemos al asesino y le haremos pagar, vas a estar bien

Seira suspiró para sus adentro y ocultó su cara en su antebrazo izquierdo:

- Perdone pero llevo sin comer desde anoche y yo... Disculpe

El chico negó rápidamente con la cabeza acariciando su cabeza y la aseguró que conseguiría algo para comer en unos minutos.

Sonrió victoriosa, solo quedaba uno, aquel que estaba inmerso en el ordenador con tecleo frenético:

- Disculpe - llamó su atención - ¿Podría ir al baño?

El policía levantó una ceja dudoso, se suponía que no debían dejar a nadie sin vigilancia. La pelinegra se acercó a él y agarró una de sus manos para despues colocarla en su pecho, el policía la miró estupefacto pero sin apartar su mano:

- Si me acompaña hay una cámara que acaba de grabar como me toca, lloraré y gritaré como una loca y me inventaré que usted me chantajeo para abusar de mi.

El hombre parecía estar a punto de estallar en irá, pero no dijo nada y la cedió el paso, debía revisar las cámaras para borrar las grabaciones.

Aprovechó la oportunidad y salió de allí corriendo, por suerte la comisaría no estaba muy lejos del desguace donde estaba ocurriendo la pelea.

Al llegar entre jadeos de cansancio se hizo paso entre todo el caos hasta llegar al punto donde se concentraban las miradas concentradas. En lo alto de una pila de coches vio a Baji, este cayó de pronto con su mano en el estómago, Seira abrió los ojos, su herida sangraba.

Había alguien, alguien que la observaba alguien que veía desde lo alto sus pasos, al sentirse observaba la pelinegra alzó la mirada, sus ojos se encontraron con los de Mikey de pronto todo cobró sentido, Mikey estaba sorprendido... Sorprendido de verla allí, estaba casi pálido y con los ojos muy abiertos... Como... Como si su plan hubiese sido frustrado. Como si quello no hubiese debido de ser presenciado por ella.

Blue Fire (Tokyo revengers)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora