5 capítulo

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Despertó algunas horas después, estaba tapada en una cama de tamaño estándar, pero muy cómoda. A su alrededor se veía una habitación normal, había en las paredes algunos pósters de motos antiguas y una estantería llena de libros y mangas. Era una habitación muy acogedora, diferente a la suya.

Observó la mesilla, había una foto, en ella salían Mikey, Draken y Baji en primer plano, atrás había más personas que no conocía, pero intuía que eran parte de la banda.

Observó a Baji en la foto, tenía una sonrisa muy bonita, era grande, afilada y segura, se sonrojó al encontrase a ella misma pensando en ello.

Sus secretas opiniones fueron interrumpidas por un maullido, un pequeño gato de color café se acercaba a ella con andares elegantes, pasando su delicada cabeza entre sus finos dedos.

La chica sonrió, los gatos le encantaban, nunca pudo tener uno debido a su padre, pero cuando era pequeña su hermano y ella discutían constantemente por tener un gato o un perro.

La puerta de la habitación se abrió y entró una mujer, era algo mayor, tenía el pelo largo y ondulado, sus rasgos eran marcados y su sonrisa igual de afilada que la de su hijo:

- Oh querida - le dijo - disculpa al inútil de mi hijo, debe haberte causado muchos problemas

Detrás de la mujer se encontraba Baji con una expresión sonrojada y evitando mirar a Seira. Aquella situación le avergonzaba, pero cuando la chica se desmayó en sus brazos no supo que más hacer y la trajo a su casa para encargarse de ella personalmente:

- Al contrario, soy yo la que debe haberos causado problemas - respondió la chica levantándose de la cama - debería irme a casa

Baji la miró con una ceja alzada, aquel tono era muy diferente al que había usado con él horas antes:

- Oh por favor, quédate a cenar, ya preparé más comida para ti

El de ojos avellana trató de detener a su madre, pero está le dedicó una mirada asesina y bajó las escaleras añadiendo que podían bajar en media hora.

Seira miraba a Baji, aquello era muy personal para haberse conocido aquel día, pero le hacía feliz. El chico se había preocupado lo suficiente por ella como para traerla a su casa.

La ojiazul se agachó para coger al gato que se había paseado entre sus piernas para marcarla:

- Parece que le gustas, no suele ser así de amigable

La chica de ojos azules sonrió, tenía una mueca amable y dulce en el rostro, para nada comparable a la mirada aterradora que le había dedicado antes en la hamburguesería. El chico no pudo evitar sonrojarse y pensar que era bipolar, sin duda aquella chica le iba a traer problemas:

- Estoy segura de que le gusto más que tú

El contrario frunció el ceño y avanzó hasta ella, para agarrar al animal:

- Dámelo, una antipática como tú no merece cogerlo en brazos.

El gato clavó sus uñas en la camiseta de Seira, rasgandola por el cuello. Comenzaron a forcejear, el animal se cansó de la situación y saltó empujando a su dueño encima de la chica.

Ambos quedaron a escasos centímetros el uno del otro, Seira trataba de articular palabra moviendo los labios sin emitir sonido alguno mientras que Baji, con ambos brazos a los lados de su cabeza la miraba con los labios fruncidos y las mejillas y la nariz rojas.

Así pasaron unos segundos, el chico se perdía en su mirada, acababa de encontrar su nuevo color favorito.

La pelinegra, que nunca se había encontrado en un situación parecida, tenía el corazón latiendo tan aceleradamente que pensó que podía pararse en cualquier momento. Se sentía extraña y acalorada, quería acabar con aquella situación así que levando la pierna para darle una patada y poder quitárselo de encima.

Baji soltó un quejido de dolor y cayó al suelo mirándola enfadado, se encontró con una escena algo inesperada. Seira apartaba la mirada sonrojada. Sonrió de lado y se preguntó donde había encontrado a Mikey a aquella chica.

Bajó la mirada, la ropa de la chica estaba completamente arañada y dejaba ver una gran parte de su piel.

El de pelo largo sacó de su armario una camiseta, era blanca, lo único especial que está tenía era un bordado en la parte izquierda con la letra b y el extraño pero agradable aroma del chico:

- Toma, cambiate y baja para cenar, te espero fuera - dijo

Seira no estaba muy contenta con la idea de llevarse algo que no era suyo, pero terminó por acceder.

Baji salió de la habitación y fue al baño para mojarse el rostro, al volver abrió la habitación, no tuvo tiempo de avergonzarse por lo ocurrido al ver las cicatrices de la ojiazul, cerró la puerta con fuerza y la agarró del brazo:

- ¿Qué es esto?

- Esto ocurre cuando entreno... - trataba de explicar la chica mientras moldeaba la mentira

- Si no me dices que ocurre llamaré a mi madre y avisaremos en tu casa

Rápidamente la chica lo agarró del brazo, temblaba de miedo:

- No, por favor, el no es malo - su voz temblaba - el está triste, todo pasa desde que mi hermano murió, no es su culpa, él no era así

A Baji no le costó trabajo comprender lo que la chica decía, la abrazó, las marcas en su cuerpo eran la prueba viviente del infierno que pasaba:

- Cálmate, vamos a comer y hablemos más tarde ya debe de estar la cena

Blue Fire (Tokyo revengers)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora