24 capítulo

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La cena fue bastante amena, la madre del chico contaba experiencias personales sobre él y Baji respondía enfadado mientras Seira reía:

- Lo parezca o no le tenía miedo a la oscuridad, durmió conmigo hasta los diez años

El pelinegro golpeó la mesa por décima vez mientras su amiga aguantaba la risa con dificultad:

- ¿Y sabes? No ha parado de hablar de ti las últimas semanas, lleva unos días mirando recetas en internet sobre... - hizo una pausa tratando de recordar con el dedo en la barbilla - ah sí, pasteles de fresa

Baji se encontraba rojo como un tomate y detuvo aquella conversación enseguida, Seira por su parte lo miró emocionada y con una sonrisa de oreja a oreja:

- Es muy tarde mamá, deberíamos ir a dormir, comienzas a inventarte cosas

Su madre sonrió de forma tierna y divertida y comenzó a recoger la mesa, la pelinegra hizo el amago de ayudarla, pero esta le detuvo y le dijo que fuese a dormir, que ella se encargaba de ello.

Baji la agarró del brazo y la sacó de allí preocupado de que su madre volviese a soltar alguna barbaridad.

Ambos llegaron a su habitación y el ambiente se volvió tenso e incómodo ahora que ambos eran conscientes de lo que sentían:

- Te dejaré alguna camiseta para dormir

La chica asintió un par de veces y cuando el de sonrisa afilada sacó una camiseta negra y se la tendió fue a cambiarse al baño.

Salió de allí, la camiseta le cubría hasta las rodillas, entró de nuevo en la habitación avergonzada, aquello parecía ser el cliché de alguna película romántica:

- Solo hay dos habitaciones así que dormiré en el suelo, tú puedes usar la cama

- No puedo permitir eso, esta es tu casa, me harías sentir muy culpable y no podría dormir en toda la noche - teatralizo la chica

Baji colocó la palma de su mano sobre su cara y la empujó suavemente sobre la cama mientras cogía otra manta y una almohada y se tumbaba en el suelo:

- No hay discusión, buenas noches

Rápidamente el chico apagó las luces y se dió la vuelta en dirección contraria a Seira dándole la espalda.

El corazón de la chica latía a mil por hora, era tan escandaloso que tenía miedo de que Baji pudiese escucharlo.

Se quedó mirando el techo durante algunos minutos, en silencio, no podía dormir, estaba demasiado nerviosa. Por su mente pasaban miles de pensamientos:

- Baji - lo llamó - ¿Estás dormido?

- Ya no - contestó

- Seguro que estás nervioso por dormir con una chica

- Para nada, nadie estaría nervioso por dormir con una marimacho como tú

Hubo un silencio que duró algunos segundos más en los que Seira observó la foto en la mesilla del chico, la sonrisa de Kazutora en ella era amplia y sincera:

- Eres tú la que debería estar nerviosa por dormir con un chico - apuntó el chico interrumpiendo sus pensamientos

- No es la primera vez que lo hago

Baji se sentó sobresaltado al escuchar aquella afirmación tan escandalosa por parte de ella:

- ¿Con quien has dormido? ¿Ha sido con Mikey? ¿Fue con él?

- Mi hermano Haruto y yo compartíamos cuarto, él murió hace unos años en una pelea contra una pandilla enemiga, le clavaron una puñalada

Los ojos de Baji se abrieron de par en par y miraron a los ojos azules de la chica, los cuales se habían vuelto su color favorito, parecía tan sorprendido por aquella afirmación que Seira pensó que iba a caerse hacia atrás. En ese momento el puzle en la cabeza del chico pareció completarse:

- Lo siento mucho yo...

Seira lo ignoró completamente y siguió mirando al techo ensimismada, como si aquello nunca hubiese salido de su boca y le diese igual:

- Si no te pone nervioso dormir con una marimacho como yo durmamos juntos, la cama es lo suficientemente grande

- Como quieras - bufó

Dicho esto Seira levantó la sábana y Baji entró dentro y volvió a darle la espalda, la chica no podía verle la cara:

- Baji - volvió a llamarlo

Esta vez no obtuvo respuesta, por lo que pensó que se había quedado dormido. Se acomodó y girando su cuerpo rodeó al chico con sus brazos chocando la nariz en su espalda:

- Buenas noches

Al otro lado el pelinegro sentía que su corazón iba a estallar en mil pedazos. Podía sentir la respiración de la ojiazul en su nuca y su cuerpo contra el suyo, sus brazos rodeaban su cintura y eso le hacia sentir un peluche.

Estaba tan histérico que a penas podía cerrar los ojos sin querer gritar y salir corriendo. El tiempo pasó, Baji no sabía exactamente cuánto, pero fue lo suficiente para que la contraria estuviese profundamente dormida.

Se dió la vuelta quedando frente a ella y observó las bonitas facciones de su rostro. Tenía una peca justo debajo del ojo izquierdo y recordó como su madre de pequeño siempre le decía que el lugar donde tenían las pecas era el lugar donde más los habían besado en sus vidas pasadas.

Sonrió y la besó justo ahí, como si quisiera transformar aquella pequeña peca en una marca personal.

Pasó su brazo por debajo el cuello de la chica y la atrajo hacia su pecho abrazándola. La quería, estaba seguro de ello. Debido a que la quería dudaba, dudaba de que era lo que debía hacer, de que era lo correcto.



Blue Fire (Tokyo revengers)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora