31 capitulo

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Un mes entero había pasado, Seira caminaba por aquel lugar tranquila seguida de un chico de cabello largo rosado y ojos azules, tenía la boca cubierta con un cubrebocas y una mirada asesina. Este se había vuelto la mano derecha de la chica en su último mes allí dentro, Haruchiyo Sanzu.

Al llegar tuvo un par de encontronazos con él. En una de sus peleas agarró su pelo con fuerza y la levantó del suelo tirando de él y riendo como si se tratase de un juguete. Seira, harta de sus provocaciones y habiendole robado un cuchillo al guardia de seguridad aquel día, se cortó el pelo de un tirón y lo apuñaló en la pierna.

Después de eso asqueada con su corte de pelo debido a su gran parecido con su hermano decidió raparse. Sanzu quedó maravillado con la destreza y dureza de la chica y comenzó a seguirla por todo el lugar como su pequeño perrito faldero.

Todos sabían que aquel duo era peligroso, el chico amenazaba con matar a todo aquel que osase acercarse a la pelinegra y la chica en tan solo dos semanas se había vuelto dueña indiscutible de aquel lugar reinado por el caos y la violencia.

Casi todos allí eran hombres y los primeros días tenían planeado pelear por ver quién se quedaba con la guapa chica que iba a entrar allí. Claro que ninguno de ellos contaba con que fuesen a derrotarlos sin mucho esfuerzo aplastandolos como si fuesen moscas:

- Seiryu creo que podríamos hacer un buen negocio vendiendo las sustancias confiscadas de la planta de arriba, tengo un par de contactos que podrían ayudarnos - soltó de pronto el pelirrosa señalando hacia arriba

La chica bostezó de manera estrepitosa y metió sus manos en los bolsillos mientras caminaba:

- Haz lo que quieras Sanzu, sin embargo, para ello necesitaremos gente, gente que esté dispuesta a obedecer, no quiero gatitos salvajes. Quiero perros - aseguró

El joven emocionado siguió comentándole su plan, aún así, la ojiazul ignoraba todo lo que decía, en su cabeza únicamente estaba la duda sobre el qué iba a comer aquel día y reunir gente fuerte.

Su acompañante se abalanzó contra un chico que venía corriendo en su dirección gritando su nombre:

- Lo siento, no quería acercarme - Sanzu apretó su agarre en el cuello del chico - Seiryu ti-tienes visita, han venido a hablar co-contigo, están en la sala dos

La chica le dedicó una media sonrisa y pasó por encima de él pisando su abdomen. Sanzu lo soltó y siguió a su dueña (como él la había denominado aquella última semana)

Seira sabía de quién se trataba, sabía exactamente quienes y porqué habían ido a visitarla.

Llegó a la sala y miró al chico de cabello rosado antes de entrar, este la miró de vuelta con duda. Aquello parecía una despedida:

- Ven - ordenó

Sanzu avanzó hasta ella aguantando su mirada. No iba a mentir, aquella mujer hacia que todo su pelo se erizase de emoción, con solo mirarla a los ojos podía sentir el peligro que corría por sus venas y como lo envenenaba el azul de sus ojos. Ella se había vuelto su nueva obsesión y en sus planes no entraba dejarla:

- Agachate, no se cuándo te he dado el permiso de hablarme cara a cara, eres muy alto, me molesta. Los perros andan a cuatro patas.

Él obedeció y flexionó sus rodillas para verla desde abajo. La contraria sonrió, le gustaba, aquel tipo de control la volvía loca, le gustaba mirar a los demás por encima del hombro, pero sobretodo le gustaba aquel respeto y devoción que mostraban. Le gustaba la obediencia. ¿Acaso era aquello lo que su padre sintió con ella y su madre?

Sonrió de manera tierna y Sanzu creyó que un ángel había bajado a la tierra para bendecirlo. Seira acarició su cabeza y bajó hasta su barbilla levantado su rostro:

- Escúchame, quiero que te encargues de todo, consigue dinero y reúne gente

El pelirrosa asintió lentamente fascinado. No entendía porqué sus palabras sonaban como una especie de despedida temporal, pero no le importaba, haría lo que le había ordenado, podía ser su perro más fiel, haría cualquier cosa para no separarse de ella:

- Levántate quiero verte de cerca

El chico una vez más accedió a sus mandatos. Se había acostumbrado a ellos, Seira era autoritaria y fría, pero  sabía que muchos darían todo por ser su mano derecha o pasar tiempo con ella. Se acercó peligrosamente a él y le quitó el cubrebocas dejando al descubierto sus dos cicatrices a ambos lados de su boca.

Sanzu quedó sorprendido y avergonzado por ello al ver que era Seira quién le había quitado su cubrebocas. La chica acarició la zona y después besó ambos lados, aquello no era un gesto tierno, no era una forma de amor o consuelo, era una manipulación feroz y agresiva:

- Tus cicatrices son preciosas, no las escondas, es una orden

Dicho esto abrió la puerta del lugar y entró, era muy parecido a una sala de interrogatorio policial. En un lado de la mesa se encontraba Kisaki junto a Hanma, el primero tenía una mirada sería y el segundo la boca abierta a más no poder:

- Vaya vaya viniste antes de lo esperado - reía

Hanma parecía continuar sin asimilar el cambio de la más baja. Avanzó hasta quedar al otro lado de la mesa (que no era tan larga) y tomo asiento:

- ¿Tenéis tabaco? Me lo confiscaron la semana pasada después de apagar el cigarrillo en el ojo de uno de los guardias - saludó a la cámara de vigilancia con descaro

Hanma asintió con mirada fascinada y ojos de cachorro. Seira avanzó hasta el con malicia sentándose en la mesa y señaló sus labios dándole a entender que posase el cigarro en ellos y le prendiese fuego. El contrario así lo hizo y ella dejó escapar el aire de sus pulmones con la mirada fija en Kisaki:

- Déjate de tonterías y hablemos del trato que propones - dijo mientras se colocaba las gafas

La chica rió el alto y se bajó de la masa para caminar hasta quedar detrás de él y acariciar sus hombros y agacharse a su altura:

- Te propongo tener a Hina en la palma de tu mano - Susurró con voz aireada

Kisaki levantó una ceja curioso por las palabras venenosas de la pelinegra y dejo que hablase:

- Tengo un par de amigos que pueden ayudarte, bajo mis órdenes encerrarn a Takemichi y secuestraran a tu linda princesa, si te portas bien dejaré que la rescates y pases tiempo con ella

El rubio la miró de reojo ¿Era aquella la misma mujer que tuvo que inventarse que estaba enamorada de él para poder hacer un trato? Parecía alguien totalmente diferente y aquel pelo corto le daba un aspecto letal, como una linda rosa:

- ¿Qué quieres a cambio? - preguntó con los brazos cruzados

Seira soltó el humo en su cara y rodeó su cuello con sus brazos en un abrazo astuto:

- Tu disponibilidad, te necesitaré de ahora en adelante, quiero que estés aquí cuando te llame, si decides contar algo de esto... - pegó una calada al cigarro - no seas tonto porque como me enteré separaré tu inteligente cabeza del resto de tu cuerpo, cariño

Después de esto agarró al chico de la corbata mal ajustada de su uniforme escolar y lo atrajo hacia su rostro:

- Puedo mostrarte el paraíso si decides seguirme

Hanma se atragantó con su propia saliva ante esta escena y comenzó a toser, Seira reía para sí misma y cruzando las piernas agarró la mano de Hanma y apagó su cigarro en la palma de esta:

- ¿Y bien? ¿Hay trato? - preguntó extendiendo la mano

Kisaki accedió y apretó su mano en señal de formalizar el acuerdo con la chica:

- Hasta la Próxima - canturreó

Blue Fire (Tokyo revengers)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora